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La Felicidad Vista Atraves Del Amor, La Soledad, Y La Muerte En La Obra Literaria De Maria Luisa Bombal (Spanish Text) (Chile)
(USC Thesis Other)
La Felicidad Vista Atraves Del Amor, La Soledad, Y La Muerte En La Obra Literaria De Maria Luisa Bombal (Spanish Text) (Chile)
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Content
LA FELICIDAD VISTA ATRAVES DEL AMOR, LA SOLEDAD,
Y LA MUERTE EN LA OBRA LITERARIA
DE MARIA LUISA BOMBAL
by
Robert Serros
A Dissertation Presented to the
FACULTY OF THE GRADUATE SCHOOL
UNIVERSITY OF SOUTHERN CALIFORNIA
In Partial Fulfillment of the
Requirements for the Degree
DOCTOR OF PHILOSOPHY
(Spanish)
August 1971
72-6108
SERROS, Robert, 1933-
LA FELICIDAD VISTA ATRAVES DEL AMOR, LA
SOLEDAD, Y LA MUERTE EN LA OBRA LITERARIA
DE MARIA LUISA BOMBAL. [Spanish Text].
University of Southern California, Ph.D., 1971
Language and Literature, modern
University Microfilms, A XEROX Com psny, Ann Arbor, Michigan
© COPYRIGHT BY
Robert Serros
1971
THIS DISSERTATION HAS BEEN MICROFILMED EXACTLY AS RECEIVED
U N IV E R S IT Y O F S O U T H E R N C A L IF O R N IA
TH E GRADUATE SCHOOL
U N IV E R S ITY PARK
LOS ANGELES, C A L IFO R N IA 9 0 0 0 7
This dissertation, written by
Robert Serros
under the direction of h2.S.„ Dissertation Com-
mittee, and approved by all its members, has
been presented to and accepted by The G rad ú
ate Scliool, in p artial fulfillm ent of require
ments of the degree of
D O C T O R O F P H I L O S O P H Y
(I Dean
D a te §ep_tember__1971
DISSERTATION COMMITTEE
^ / C h a ' y n a n / r n j •
— tLC-'L-t- C ¡ , L L < _ , \ s L L * - ' < 2 .
PLEASE NOTE:
Some Pages have ¡n d is tin c t
p r in t . F¡lmed as received.
UNIVERSITY MICROFILMS
DEDICADO A TODAS LAS MUJERES EN MI VIDA
ii
Every person, as a sepárate individual,
experiences aloneness. And so we strive
to overeóme our aloneness by some form
of love.
— Rollo May
iii
INDICE
Capítulo
I. INTRODUCCION ................................
La intención de la disertación
El plan de presentación
Datos biográficos sobre María Luisa Bombal
II. EL AMOR INTERESADO Y SUS CONSECUENCIAS . . .
Introducción
Resumen de la trama del cuento
Crítica y temas de la obra
La soledad, la incomunicación, y tragedia
de lo huidizo de la vida
El amor interesado y sus consecuencias
III. LA INCERTIDUMBRE Y LO HUIDIZO DEL AMOR . . . .
Introducción
Resumen de la trama de la obra
La belleza como fuerza destructora
Seis personajes en busca de sí
IV. LAS DIMENSIONES DEL AMOR Y LA SOLEDAD
EN LA AMORTAJADA...................
Introducción
Breve resumen de trama de la novela
La técnica y punto de vista de la
narración
Técnica de narración y presentación
de personajes
Los amores y sus dimensiones
Página
1
34
83
124
iv
Capítulo Página
El amor erótico y las dimensiones de
felicidad y tristeza
La aparencia y realidad de la soledad
conyugal
Las dimensiones y perspectiva de la
amistad
V. LA DIALECTICA DEL AMOR DENTRO DE LA SOLEDAD
CONYUGAL .....................................
Resumen de la trama de La última niebla
Crítica y comentarios
La técnica de narración en La última niebla
La soledad, el amor y la muerte vistos en
dos dramas domésticos juxtaposicionados
VI. LA PERSPECTIVA TEMPORAL DEL AMOR, LA SOLEDAD,
Y LA MUERTE ................................
Crítica y comentarios
Resumen de la trama
Lo fantástico vivificado y la realidad
fantástica en "Las islas nuevas"
Conclusión
La felicidad vista através del amor,
la soledad, y la muerte
BIBLIOGRAFIA .......................................
163
196
229
v
CAPITULO I
INTRODUCCION
La intención de la disertación
La intención de esta disertación es presentar las
diferentes dimensiones de felicidad en los personajes feme
ninos de algunas selecciones de la obra literaria de María
Luisa Bombal. La felicidad se analiza a base de tres
temas— el amor, la soledad, y la muerte. Estos tres temas
son importantes en la vida de todos así como lo son en la
vida de cada una de las mujeres que aparecen en la obra de
la autora.
Aunque existen muchas de las características mascu
linas de Hispanoamérica en las obras estudiadas, el énfasis
siempre gira alrededor o hacia un personaje femenino y su
búsqueda del amor y la felicidad huidiza. Es algo incon
gruente enfocar la felicidad bajo todos los tres temas de
este estudio y para poder captar la escencia de ella hay que
hacer varias clarificaciones sobre ellos y su presentación
1
2
e importancia en este estudio. No solamente se consideran
con la definición que por lo general se les otorga sino que
hay que vincularles el sinfín de matices que se les ligan
según el grado de desarrollo que lleva cada uno. Es obvio
que la felicidad existe a causa del amor, pero la muerte y
la soledad le dan otras dimensiones. Estos tres temas
sirven de comparación y contraste. Por eso hay que consi
derarlos bajo otros puntos de enfoque.
La muerte
Es difícil concebir la muerte como parte de la feli
cidad pero en realidad sí lo es. Aunque en la vida siempre
hace su aparición concluyente, se le puede considerar de
varias maneras. Se le puede considerar como el fin de algo
y principio de otra cosa. Además se le puede considerar
como principio o fin a la vez, como en un círculo. La
muerte también puede tomar diferentes caretas al repetirse
las acciones en la vida de los personajes. Muy a menudo
llega a ser un fin temporal de unas situaciones que renacen
con el incesante correr del tiempo. Estas repeticiones de
relaciones humanas y sus consecuencias que tan huidizamente
se nos presentan son las cosas que dan valor y significado
a muchas de nuestras acciones, relaciones, y sentimientos
3
que tenemos hacia nuestros prójimos y a la vida en general.
Consecuentemente la muerte puede dar fin a una acción o
relación abriendo el paso para otra. Puede además, termi
nar una acción insoportable trayendo con este fin la felici
dad en forma anhelada y deseada al no poder seguirse una
situación o relación.
La soledad
La soledad también se presenta con sus matices y
grados de intensidad. Es un estado del cual la mujer
siempre trata de escapar en varias formas. Estado no de
seado pero a la vez omnipresente. La soledad siempre lleva
consigo la cara opuesta, es decir la realización de la
idealización de un individuo que casi siempre se lleva a
cabo por otro y que al cumplirse no parece dar el.resultado
deseado. Por lo general en los cuentos y novelas de María
Luisa Bombal, la trama se centra alrededor de una mujer no
amada y la comparación de su situación con la de una que
sí lo es. Es la soledad de esta mujer no amada que la hace
desear amor y compararse con la mujer amada. A veces la
mujer amada disfruta del amor sin linderos ni condiciones
captando la felicidad de la situación y el momento sin
calificarlo o regirse por las normas de la sociedad y su
4
estado civil. Este contraste de personajes (por la mayor
parte femeninos) suele señalar la falta de felicidad y la
acentúa con la juxtaposición, dando así mayor énfasis a la
añoranza del amor y a la salvación de la soledad. La reali
dad de la soledad de la protagonista por lo general es
complementada por la soledad de los personajes secundarios,
o a veces acentuada por la aparente felicidad de otros. Es
una realidad empapada de una soledad larga y lenta o mejor
dicho es una soledad real y cronológicamente extensa. Muy
a menudo la realidad de la mujer amada, aunque más corta,
tiene mayor significado, vive más en un momento de amor que
en temporadas de soledad. Aquí radica algo de la filosofía
de María Luisa Bombal que se repite bastante en su obra.
La mujer amada vive al amar y después muere— la mujer no
amada muere al vivir sin amor. De esta juxtaposición em
piezan los grados de comparación e intensidad. En su obra
casi siempre se ve que la mujer amada ama, vive, y muere
rápidamente mientras que la mujer no amada "existe" más
temporalmente pero nunca llega a disfrutar de "las albricias
de felicidad" que el amor podría ofrecerle.
El amor
El amor, eje de nuestra vida y las relaciones
5
humanas, tiene tantas definiciones e interpretaciones como
querramos darle. Es imposible definirlo exactamente para
la aprobación de todos, pero a la vez es existente en algún
grado en casi todas las relaciones humanas. La relatividad
de su interpretación y significado varía de sentido e in
tensidad según el interprete y el estado de amor o desamor
en que éste se encuentre. En realidad el estado de amor
o falta de él es el punto central de este estudio puesto
que el amor es el arma propicia para combatir la soledad,
es la esperanza para la felicidad al esperar la muerte,
puesto que nuestro concepto de la dosis exacta nos lleva
hacia los varios niveles de felicidad. Los temas de sole
dad y muerte siempre giran alrededor del amor y se comple
mentan o contrastan según el personaje y su situación. Por
lo general el amor va cobrando y dando significado e impor
tancia a los otros temas mientras que él mismo pasa por su
metamorfosis. Cada situación o forma de amor tiene su
singularidad y significado por minúsculo o mayúsculo que
sea.
El hombre crea el ideal con el amor y va en busca
de él; pero al encontrarlo a veces solamente se queda con
la experiencia de la búsqueda porque al encontrar este
"amor" existe la posibilidad de que sea una aparencia de
6
la idealización; puede ser lo anhelado o algo completamente
|opuesto a sus deseos y sueños. Este amor tiene el poder de
dar mas interés, sentido, y felicidad a la vida así como
puede causar lo negativo y el término medio. Con él tam
bién radica la posibilidad de que traiga soledad, celos,
angustia, y hasta la tragedia. Estas posibilidades y
juxtaposiciones que surgen del amor se contrastan a sí mis
mas y hacen resaltar el significado del amor en la vida.
No es posible que haya duda sobre las reflecciones
que hace Rollo May sobre el amor cuando dice: "When we fall
in love, the whole world shakes and changes around us, not
only in the way it looks, but in our whole experience of
what we are doing in the world.
Es menester señalar que es la persona quien cambia
temporalmente y que no es el mundo que cambia y se estre
mece aunque tal vez lo aparente. Todo esto se calibra
dentro del individuo y es su "realidad creada" según su
estado de amor o desamor. El amor es la fuerza y palanca
que guía este cambio dentro de los que aman. Así como la
mayoría de las cosas naturales, el amor tiene su lado
^Rollo May, "The Daemonic: Love and Death, " Psy-
chology Today, I (February, 1968), 18.
7
opuesto. May emplea la palabra fall para indicar caída,
debilidad, o decadencia hacia la vulnerabilidad:
When we fall in love, we open ourselves to the
possibility of grief, sorrow and disappointment, as
well as of joy, fulfillment, and an intensity of
consciousness we do not believe.
Some of us never know deep love until we experi-
ence, at someone's death, the preciousness of a human
relationship that was.^
Al haber amado se disfruta de la felicidad pero con
la muerte o la pérdida de una relación humana nos enteramos
del significado verdadero de dicha relación y de su partida
absoluta, partida que hierre con memorias de lo que ha sido
y no volverá a ser. Las relaciones humanas varían según
sus componentes y la situación de ellos, pero por lo general
casi siempre se lamenta la pérdida. De nuevo se puede
apreciar el hecho de que siempre añoramos lo que fue nues
tro y tal vez haya partido para no volver. Las palabras
del gran dramaturgo, Juan Ruiz de Alarcón señalan la impor
tancia del contraste para apreciar la realidad y belleza
que nos rodean.
Los malos honran los buenos
como honra la noche al día;
^Ibid., p. 19.
8
que sin tinieblas, tendría
el mundo la luz en menos.^
La variedad y el contraste nos ofrecen los alti
bajos en la comparación. Lo malo da valor a lo bueno
igualmente como el fin da valor al principio y a la actuali
dad. El amor es más si se tiene algo con que comparar y
contrastar y consecuentemente sufriendo la soledad es
posible enterarse más de lo que puede ser el amor.
Los tres temas— Amor, Soledad, y Muerte— sobresalen
al observar la vida de las protagonistas que salen en la
búsqueda incansable de la felicidad y la idealización del
amor que ellas se han creado a causa de su soledad. Su
lucha es combatir la soledad con una forma de amor. A
causa de ello cada tema varía según su intensidad y ele
mento temporal, cada uno hace su aparición y reaparición
dentro de las obras estudiadas. Muy a menudo los temas
empiezan o terminan en cualquier punto. A veces esta ter
minación puede causar el renacimiento de otro tema, o cobra
otra forma de expresión de sí mismo en la vida de una mujer
3
Juan Ruiz de Alarcón, Cuatro comedias: Las paredes
oyen; La verdad sospechosa; Los pechos priviliqiados; Ganar
amigos (México: Editorial Porrúa, S.A., 1964), p. 120,
líneas 273-276.
9
no amada. Los tres temas, o combinación de ellos, entonces
dan vida a nuestros recuerdos del pasado, significado e
importancia al presente, y esperanza y fuerza para el
futuro.
El plan de presentación
La tesis está dividida en seis capítulos. El primer
capítulo sirve de introducción y se compone de tres seccio
nes. La primera sección señala la intención del estudio y
define los niveles de interpretación de los tres temas
principales y su relación con la felicidad de las prota
gonistas de la obra literaria. La sección siguiente des
cribe los seis capítulos brevemente. En la última parte
del capítulo primero titulado Introducción se presentan
algunos datos biográficos sobre María Luisa Bombal, la
mayor parte de ellos tomados del artículo de Germán Ewarts,
4
titulado "Retratos: María Luisa Bombal." Siendo que en
realidad existen muy pocos datos biográficos sobre nuestra
autora es imprescindible citar trozos mayúsculos del ar
tículo igual que de otros escritos en inglés.
4 ^
Germán Ewarts, "Retratos: Mana Luisa Bombal,"
El Mercurio, febrero 18 de 1962, Primer Cuerpo, 1 página.
10
Para los siguientes cinco capítulos se estudia una
obra literaria, abriéndose cada uno de ellos con una breve
descripción de la acción de la obra y un breve análisis
literario haciendo hincapié en la técnica y estilo. Y a la
vez dando alguna especie de introspección en algunas de
las características de los personajes principales de la
obra. En cada capítulo se hace un análisis del amor, la
soledad, y la muerte y su relación a la felicidad de la
protagonista no amada. El capítulo dos y tres se contras
tan en que ambos presentan una cara diferente del amor y
sus frutos. En el segundo se presenta el amor interesado y
sus consecuencias. El tercer capítulo presenta los frutos
amargos de un amor desinteresado. Ambos capítulos están
saturados de soledad a causa del desamor. Para el cuarto
capítulo se analizan los diferentes tipos de amor que tuvo
una protagonista que ha fallecido. La finada narradora
"revive" los momentos claves de su vida terrestre cuando ya
es muy tarde para poder remediar la soledad, apreciar el
amor, o escapar el fin inevitable de la muerte. La soledad
y el amor son los temas principales del quinto capítulo.
Aquí se analiza la soledad conyugal de la protagonista
contrastándola con la felicidad encontrada fuera del
11
matrimonio por una mujer amada y con cierta dosis de sueños
y ensueños de amor y felicidad por el carácter no amada.
El sexto y último capítulo sintetiza el tema de este estudio
al comparar la lenta soledad y el amor fugaz que nos indica
la importancia de la felicidad y la muerte en la vida.
5
Es obvio que el tema de "El árbol" es: un matri
monio basado en los intereses está condenado a fracasar? y
esto sirve de punto de partida en el segundo capítulo.
Aparte de un análisis literario de la obra, también se
señalan las características del "realismo-mágico" y su
papel en el desarrollo de la trama y el desenlace lleván
dose a perfección arquitectónica en la obra. Además se
hacen breves investigaciones psicológicas, filosóficas, y
musicales de varias secciones de la obra. La investigación
psicológica básicamente trata sobre los papeles de los niños
en relación con la familia y las consecuencias de estas
relaciones infantiles en la adolescencia y la madurez.
Después de estudiar la soledad de la protagonista se analiza
la filosofía del amor y su importancia en la vida de ella,
5
María Luisa Bombal, "El árbol" y "Las islas nue
vas, ” La última niebla (Tercera ed.? Santiago de Chile:
Editorial Nascimiento, 1962), p. 171.
12
esto se hace en tres niveles estudiados según El arte de
amar^ de Erich Fromm y la música y vida de los compositores
que se presentan en el desconcierto conyugal inspirado por
el concierto musical.
7
"La historia de María Griselda" es el texto anali
zado en el tercer capítulo. La protagonista de esta obra,
igual que la del texto estudiado en el capítulo anterior,
sufre las consecuencias que el amor muy a menudo brinda.
Este cuento, que es parte de la extensión que se le añadió
g
a The Shrouded Woman al ser traducida del castellano al
inglés, sigue el patrón de la novela. La narradora finada
narra la acción del entrelace matrimonial de los frutos de
su matrimonio. Cada uno de sus hijos padece de la pena de
no ser amado hasta el nivel deseado y sufre a causa de la
comparación con lo que él considera lo ideal. Esto se sin
tetiza en la conclusión titulada Seis personajes en busca
de sí comparando la soledad y el concepto del amor que
g
Erich Fromm, El arte de amar (Buenos Aires: Edi
torial Paidós, 1966), p. 155.
María Luisa Bombal, "La historia de María Gri
selda, " Sur, XV (febrero de 1939), 41-63.
g
María Luisa Bombal, The Shrouded Woman (New York:
Farrar, Straus and Company, 1948), p. 198.
13
cada uno ha creado para sí con la de los otros matrimonios
que componen el triángulo.
En las novelas se hacen estudios más detallados.
9
La novela La amortajada es analizada en el cuarto capítulo/
y aquí se hace énfasis en los amores que existieron en la
vida de la finada narradora. Ella narra lo que fue, pasado
irremediable que solamente sirve de memoria. Es el cuerpo
tendido que vive con los recuerdos del ayer brindados por
los que vienen a despedirse de ella antes de que parta.
Todos los personajes que se acercan y desfilan ante ella
representan un amor o dimensión de él que la finada om
nisciente "vivió" durante la vida y ahora los analiza re
trospectivamente. Ella está muerta como los amores pasados,
pero la memoria de ellos reviven con los personajes sim
bólicos que se le acercan. Ahora el desfilar su vida ante
ella, aunque no pueda hacer ninguna cosa para cambiarla,
en pocas horas puede esclarecer algo que en vida le fue
nebuloso. De nuevo se emplea El arte de amar^ para valori
zar los tipos de amor que se reviven. Aunque la técnica
9
María Luisa Bombal, La amortajada (Tercera ed.;
Santiago de Chile: Editorial Nascimiento, 1962), p. 140.
^Fromm, El arte de amar.
14
de narración es nueva, siempre persisten los mismos temas
y semejanza de personajes, la única otra innovación es el
orden de aparición del amor. No se hace en orden crono
lógico— se hace en forma dislocada. Cada personaje repre
senta un tipo de amor para ella y se "revive" según el
orden en que se aparecen ante su cuerpo y no en el orden de
aparición en la vida.
En el quinto capítulo se analizan el desamor, amor,
y ^oledad en la vida conyugal. La protagonista de La última
11
niebla sufre la soledad en el matrimonio que llega a ser
una forma de muerte al vivir aprisionada en un matrimonio
sin amor. Su soledad es contrastada con la felicidad tem
poral de que disfruta una parienta suya. Las dos mujeres
representan las posibilidades de los grados de amor para
la mujer; la protagonista lo sueña mientras que su parienta
lo vive. El estudio de este capítulo se hace a base de los
tres temas de la tesis, tomando en cuenta que existe el
deseo de ser feliz y la obligación moral de la mujer dentro
del matrimonio; aquí radica la mayor parte de su dilema.
Una ama físicamente mientras que la otra "vive" su amor
■'■'^'Bombal, La última niebla.
15
en los sueños y ensueños y arribas combaten la soledad a su
manera. La protagonista crea un amante en sus sueños y
este amante llega a ser el símbolo amoroso de su vida lenta
y triste, es el símbolo que le da mayor interés y signifi
cado a su vida moribunda. En cuanto a la comparación, se
intenta señalar como ambos "amantes" llenan el vacío que
la soledad ha creado. El amante de "carne y hueso" dió
felicidad y significado a la novia de él, dió felicidad
hasta la trágica y repentina muerte de ella. El amante
"creado" no muere sino llega a cobrar algún sentido de
vida— sale de la penumbra de los sueños y entra en la reali
dad mental de la protagonista. Finalmente se señala la im
portancia del papel de los recuerdos y momentos felices para
transformar la soledad a felicidad aunque todo esto sea
temporal a causa del inevitable fin.
El sexto y último capítulo se hace a base de "Las
12
islas nuevas," obra en que de nuevo aparece el "realismo-
mágico" y el contraste y la comparación. Esta obra sinte
tiza la filosofía de María Luisa Bombal y, a la vez, sirve
de conclusión para este estudio. La acción se centra
12 -
Bombal, "Las islas nuevas," La última niebla.
16
alrededor de las mujeres en la vida de Juan Manuel presen
tando de nuevo a la mujer amada y finada y comparándola con
la que "vive" sin haber amado. Una pasa y sigue pasando
por la vida, vive cronológicamente aunque no llega a gozar
del amor y sus multidimensiones; la otra muere después de
haber vivido brevemente, vive y llega a conocer el amor
erótico, el amor maternal, y el amor filial. Este con
traste sirve de punto de arranque para mostrar la importan
cia de los temas del amor, soledad, y muerte en la vida de
las protagonistas.
Datos biográficos sobre
María Luisa Bombal
Como ya se ha señalado anteriormente, es algo difí
cil encontrar datos biográficos sobre nuestra escritora
puesto que aparece y desaparece del ámbito literario como
la niebla y penumbra de su prosa. Entra y sale del mundo
literario, es como el mar de su tierra natal, sale y regresa
con el vaivén brindando contribuciones, se retira solamente
para reaparecer más tarde con otra joya literaria.
Luis Merino Reyes amargamente critica esta tendencia
y otras cosas de ella en su libro, Perfil humano de la lite
ratura chilena, comentando:
17
Aun más en su último viaje a los Estados Unidos,
una escritora chilena pudo comprobar que María Luisa
Bombal no quiere saber nada de literatura, no desea
opinar ni ser entrevistada como alguien del oficio.
Los datos que hemos señalado sumariamente explican en
parte, este retraimiento; pero como siempre sucede
con quien no busca el éxito ni la gloria, sabedor de
que el arte y la literatura se encuentran integrados
por filamentos para tratar de con ellos una empresa
espectacular, María Luisa Bombal está ausente en pocas
antologías internacionales.
La crítica que hace Merino Reyes en cuanto a su
actitud y sobre ella es contradicha por la entrevista que
le hizo Germán Ewarts. Esta entrevista sin duda alguna es
la mejor que se ha hecho sobre ella y sirve de base de in
formación para los datos biográficos de ella que aparecen
de introducción a sus cuentos o en las solapas de sus dos
14
novelas. "Retratos: María Luisa Bombal" de Germán Ewarts
también sirve de fuente principal sobre la vida de ella en
este estudio y consecuentemente se hacen algunas citas
extensas en este estudio:
Veinte años de ausencia y de silencio crearon un
mito. El impacto de los dos libros de María Luisa
Bombal se produjo en la segunda mitad de la década
13
Luis Merino Reyes, Perfil humano de la literatura
chilena (Santiago de Chile: Editorial Orbe, 1967), p. 194.
14
Ewarts, "Retratos: María Luisa Bombal."
18
del treinta. Irrumpió con su prosa poética, emotiva
y precisa, en un medio literario donde imperaban
fundamentalmente el criollismo y el realismo.
Luego desapareció. Apenas una que otra noticia
escueta y fragmentaria, desde Estados Unidos. A la
distancia y a los años se sumó el misterio del silen
cio. Agotados sus libros hace más de un decenio,
quedó envuelta en una nebulosa, pero no cubierta por
el olvido.
Muchos hasta la creían muerta, presunción que no
hace sonreír a la escritora. La enfurece.
La realidad de María Luisa Bombal es tan extraña
como la leyenda. Cree en Dios y su ángel guardián.
También en la hechicería y la magia. Sabe ser hada
delicada, suave y tímida. Y, así mismo, tornarse
bruja violenta, agresiva e intolerable. Dice — Mi
vida es una extravagancia a la que estoy resignada.^
Resumiendo el texto de Germán Ewarts doy los si-
I
guientes datos biográficos en orden cronológico:
Nació en Viña del Mar, Chile, el ocho de junio de
1910. Su madre, doña Blanca Anthes, hija de alemanes, tenía
mucha afición a la música. El padre de María Luisa era de
origen provenzal y corredor de la bolsa y ella recuérdalo
como "un gigante de alto y gordo."
La inteligencia de ella pudo ser observada casi
desde el principio de su vida. A los cinco años sabía leer;
tres años más tarde escribió sus primeros versos. Su madre
"muy música, " como siempre, le regaló un álbum. Allí reseñó
15Ibid.
19
sus poemas: "El canario," "La noche," y "La golondrina."
Rompió el álbum después de sufrir varias burlas sobre sus
poesías que sus hermanas mellizas (un año menor que ella)
le hicieron.
Siempre la consolaba el afecto de su padre, con
suelo y refugio que busca más tarde en la vida al encon
trarse con problemas que la vida y el amor le brindan.
“No tenía interés en las muñecas como las otras niñas
pero se deleitaba con los libros. Sus padres le permitieron
que leyera de todo y a los diez años conoció a Knut Hamsun
y el "Werther" de Goethe, pero sus favoritos fueron los
cuentos de Anderson. Aún los relee todos los años.
Hay algo de contraste y semejanza entre la niñez de
María Luisa Bombal y Brígida, la protagonista de "El árbol."
Se contrasta la precocidad de la autora con el retraso men
tal de la protagonista pero ambas se asemejan en que aman
a la naturaleza y padecen de una incapacidad musical in
domable.
Sus mayores agrados eran mirar los árboles, los
pájaros y caminar boquiabierta en medio de la natu
raleza. Con Paco Moreno, ahora director de bandas
de la Armada, y un diminutivo instrumento, comenzó
a estudiar violín a los 11 años. Continuó hasta los
18 años. Tocó bastante bien de oído pero jamás
20
consiguió dominar la teoría musical. Las llaves de fa
o de sol se tornaron imbatibles adversarias.^
Estudió en las Monjas Francesas de Viña del Mar sin
ser alumna brillante. Las matemáticas todavía le son
difíciles, y a pesar de esfuerzos pedagógicos no domina
las cuatro operaciones. Sin embargo, solía obtener los
premios de historia sagrada y francés.
Su infancia viñamarina llegó a su fin en 1923.
Muerto su padre, partió a estudiar en Francia con su madre
y hermanas. Sus estudios en el francés que había aprendido
en su ciudad natal le facilitaron sus estudios en el Cole
gio de Notre Dame de 1'Assomption. Llegó a dominar el
francés y escribió prosa durante su adolescencia.
Después, se graduó de la Sorbonne en filosofía y
letras con una tesis sobre Prosper Merimée. Al mismo
tiempo, estudiaba teatro a hurtadillas con Charles Dublin.
Su predilección por el teatro le causó que aplazara el
examen oral de la universidad "para marzo" porque ambos
horarios coincidían. En cuanto a sus papeles teatrales
ella recuerda: "Me ponían siempre en papeles que requerían
linda silueta y sonrisa. No habría sido buena actriz. Era
21
17
muy intelectual y fría, tal vez por timidez."
Un domingo al actuar en una comparsa, el tío de
María Luisa Bombal la descubrió en las tablas. En seguida
escribió a Chile declarando que ya no podía hacerse res
ponsable por ella. En la respuesta de esta carta recibió
el pasaje para que la mandara a Chile y así en 1931, a los
veinte y un años llega a su fin la adolescencia en París.
Solamente estuvo en Chile por dos años. Terminado
su primer intento en el teatro, ahora anhelaba convertirse
en "escultora francesa." Después de un amor desgraciado
partió a Buenos Aires en 1933.
Allí conoció a Pablo Neruda, entonces cónsul en
Buenos Aires; éste la alentó, la estimuló y fue en su casa
donde empezó a escribir su primer libro.
Su vida sigue con vaivenes y subibajas. Al prin
cipio tiene que empeñar prendas para sostenerse y después
le cambia la suerte, al publicar su primer libro, La última
niebla, en 1934. Sucede en su vida algo como la técnica
que ella emplea en su obra literaria. El .libro fue un
éxito pero el matrimonio con el artista, Juan Larco, fue
17 .
Ibid.
22
un fracaso. En 1936 se separan.
En 1935 la revista bonairense, Sur, que ha publicado
las obras de tan grandes escritores hispanoamericanos como
Jorge Luis Borges, Eduardo Mallea, Adolfo Bioy Casares,
Ernesto Sábato, Leopoldo Lugones, Alfonsina Storni y
Gabriela Mistral le publicó La amortajada, que tuvo una
repercusión aún mayor que su primer libro. Según el ar
tículo de Germán Ewarts, María Luisa Bombal dice:
— No tuve dificultades. Todo el mundo se en
tusiasmó. Hasta el día de hoy me siento agradecida
de lo bien que fueron acogidos mis libros, y todavía
me emociono, cuando alguien me cuenta que los leyó
y que les gustaron.^®
Las dos obras fueron reeditadas en Santiago de Chile
por la Editorial Nascimiento y tuvieron éxito de nuevo.
Fue delegada chilena a un Congreso Internacional del Pen
Club y estuvo en los Estados Unidos por un mes en 1937.
Regresó a la Argentina, y publicó cuentos en las
revistas principales de Buenos Aires. Sur le publica "Las
islas nuevas" en febrero de 1939 y "El árbol" en septiembre
del mismo año, y "La historia de María Griselda" en agosto
de 1946. En el año de 1940 publica en Saber Vivir, revista
18Ibid.
23
mensual» literaria y artística de Buenos Aires, Argentina.
Esta revista da a luz dos de sus menos conocidos cuentos:
19 20
"Mar, cielo, y tierra” en agosto, y "Las trenzas" en
septiembre.
En 1939 hizo un corto viaje a los Estados Unidos,
donde conoció a William Faulkner, Sherwood Anderson, y
Erskine Caldwell. Regresa a la Argentina y escribe el guión
de La casa del recuerdo, cinta cinematográfica protagonizada
por la gran actriz y cantante argentina, Libertad Lamarque.
Vuelve a Chile en 1941, pero a causa de un inci
dente desgraciado, sale de nuevo a los Estados Unidos. Hay
varias interpretaciones sobre el incidente sentimental.
Luis Merino Reyes comenta:
Llega a Chile por el sur, amargada por malos recuerdos
y estando en Santiago, se ve envuelta en un suceso
luctuoso; decimos se ve envuelta porque el proceso
comprobó que había actuado huérfana de su costra ética
y civilizada, impulsada por influjos primitivos que
la hicieron desmayarse después de oprimir y descargar
su arma. La víctima entonces no murió y solo quedó
malherida. Absuelta por la justicia, María Luisa
Bonibal publica en nuestro país La amortajada y La
19
María Luisa Bonibal, "Mar, cielo, y tierra, " Saber
Vivir, I, No. 1 (agosto de 1940) .
20
María Luisa Bonibal, "Las trenzas, " Saber Vivir,
I, No. 2 (septiembre de 1940).
24
última niebla, y alternó, con una cuerda sensible,
siempre en riesgo de romperse, en nuestro ámbito
literario.2^
Seis años más tarde, en abril de 1947, María Luisa
Bombal, al comentar sobre su traducción de La última niebla
(The House of Mist), hace varios comentarios sobre su novela
y la paralela con su dramático incidente, eslabonando de
nuevo los temas del amor, la soledad, y muerte y conside
rándolos como cosa cotidiana en la vida hispanoamericana.
"For my taste," burbles Chilean author Maria Luisa
Bombal, "the grim documentary type is overdone today.
I prefer what you cali— escape.1 1 Because escapist
literature is Hollywood's meat, her new novel, House
of Mist (Farrar, Straus $2.75), was a natural mouthful
(at $125,000) for Producer Hal Víallis. Even without
royalties the author's literary take is tops for a
Latin American writer.
The House of Mist and Señorita Bombal have a common
background in the lake región of Southern Chile, where
it rains so hard (104 inches a year) that mist is al-
most a sign of good weather. There Maria Luisa's
heroine, Helga, falls in love with Daniel, the boy next
door. But Daniel marries Helga's cousin Teresa, who
commits suicide. Helga becomes his second wife. Be-
cause she knows that Daniel still loves Teresa, she
spends a night with a strange interloper. Later Daniel
falls in love with Helga, and proves to Helga's satis-
faction that her night with the interloper was only a
dream. To censor-ridden Hollywood the dream gimmick
alone is worth $125,000.22
21
Merino Reyes, Perfil humano de la literatura
chilena, p. 194.
22
"Chile . . . Escapist," Time, April 14, 1967,
p. 42.
25
Sigue con sus impresiones y hace hincapié en la
fusión del amor y la muerte en la vida chilena de su am
biente y época cuando señala que el suicidio no se considera
como muerte trágica, más bien se considera como parte del
amor y la vida.
Such goings-on are no rarity in Chile insists Señorita
Bombal, where everyone has a great drama in his life.
"Chileans are always committing suicide— men for lack
of money, women for want of love. In fact, suicide is
not considered a very tragic death. It is much worse
to be killed in an automobile accident. Suicide is
like dying of appendicitis."
Señorita Bombal herself contemplated suicide.
That was in Santiago in 1941. Instead, she ran into
an oíd fiancé, impulsively drew from her handbag a
Mauser pistol, fired four shots into him. He re-
covered, forgave, filed no charges.
But such theatrics are now only for Señorita Bom
bal 's bag of situations to be woven into her quaint
syrupy prose. For three years she has been married to
distinguished, white-haired French Broker, Fal de Saint
Phalle. With daughter Brigette, 2, they live happily
in Manhattan.23
María Luisa Bombal considera estos acontecimientos
como parte del desarrollo total de la vida, que al consi
derarse en panorama total brinda mejor impresión y visión
con los contrastes que conocemos. No es una situación
temporal en su vida de adulta, puesto que ya tenía sus pre
sagios en la niñez.
23
Ibid.
26
Recuerda sus amores de cuando era niña y su pre
dilección por los hombres mayores que ella:
De niña sufría con "amores secretos." La descu
brían fácilmente, porque se sonrojaba ante la mención
del objetivo de sus afectos. Siempre tuvo una marcada
predilección por los hombres mayores.
— Tal vez porque eran más interesantes y sabían
más que yo. También eran más celebradores de mis
tonterías. Y siempre me ha gustado que me protejan.
Una hermana de María Luisa da otra interpretación:
La eterna búsqueda de la imagen paterna.^
Aunque analice el amor y sus vinculaciones metó
dicamente, siempre aparece el lado opuesto. No siempre se
encuentra lo que se añora y busca. Dentro del amor también
encuentra la soledad a causa de su manera de ser.
— Los hombres se enamoraban locamente de mí, pero
siempre me iba mal. Tal vez fui muy exclusivista,
exigiendo que constantemente estuvieran pendientes de
mí. Me ponía celosa de sus amigos, y quizás fui dema
siado absorbente y dominante. Nunca me expliqué de
los motivos de lo que me sucedía.^
A los treinta y cuatro años de edad se casa con el
conde Sal de Saint-Phalle. En 1947 ella y su esposo tradu
cen La última niebla a The House of Mist, que es una tra
ducción y extensión de la novela. No solamente tiene éxito
en los Estados Unidos, también logra encontrarlo en su
24
Ewarts, "Retratos: María Luisa Bombal."
25
Ib id.
27
tierra natal. En 1942, La amortajada obtuvo el Premio
Municipal de Novela. Después, como ya nos es conocido de
su vida, desaparece del ámbito literario hispanoamericano.
"María Luisa Bombal turned her back on realism and moved
into a realm of mist, fantasy and imagination which became
2 6
her unique literary world."
En 1945 María Luisa Bombal tuvo una hija, Brígida
|(Brigitte). Según el artículo de Ewarts, en 1962, ella
|
I estudia en la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York,
después de haber obtenido las calificaciones más altas de
todos los liceos del estado de Nueva York en Física y Mate
máticas para el año de 1961.
En la actualidad María Luisa Bombal se encuentra
rodeada de un ambiente trilingüe, que según los críticos
contribuye a su prosa precisa.
María Luisa Bombal conversa en castellano con su
hija, en francés con su esposo, mientras que padre e
hija charlan en inglés. Esa experiencia trilingüe
suele desconcertar a las visitas.
Aunque piensa igualmente en francés e inglés nunca
perdió el dominio del castellano. Pasa de un idioma
a otro con la mayor naturalidad.
26
John Englekirk et al., An Outline History of
Spanish American Literature (Third ed.; New York: Appleton-
Century-Crofts, 1965), p. 202.
28
Como escritora también tiene una trayectoria tri
lingüe. Del castellano de los versos infantiles a la
prosa francesa de la adolescencia. Según filólogos
como Henríquez Ureña, el francés, le ayudó a escribir
su propio idioma en forma más precisa, corta y di
recta .27
Después de su incidente trágico en 1941 su próxima
producción literaria en castellano es "La historia de María
Griselda," que se publicó en la revista Sur del mes de
agosto de 1946, que no es más que un segmento que agregó a
The Shrouded Woman (traducción al inglés de La amortajada),
que también tuvo tanto éxito como The House of Mist. Este
éxito fue posible, tal vez, por el consejo certero de su
agente literario al señalarle que había que expandir sus
"noveletas" y simplificar el desenlace para los lectores
establecidos por la actualidad. Pero ella critica el am
biente literario de los Estados Unidos diciendo:
— Le tengo gran respeto como nación. Individual
mente no me gusta; sobre todo literariamente. El
ambiente literario de Estados Unidos es un avispero
de ignorancia y maldad, con desdén para todo lo
latinoamericano. Allá no interesamos.
Me carga lo que escriben. Artísticamente es la
gente más atroz que conocí en mi vida. Sus libros
están llenos de historias inventadas con caracteres
inventados. No hay verdad. Además no saben escribir.
No es literatura, sino cosa telegráfica: taca, taca,
tu. Sin sexo, sordidez, y crimen no hay libro. En
27
Ewarts, "Retratos: María Luisa Bombal."
29
general hay ahora una tendencia a lo sórdido. Lamento
que también haya llegado a Chile. Nuestros escritores
eran realistas pero tenían dignidad.^®
También añade que siempre recibió buenas críticas
en Boston y Filadelfia pero jamás logró recibir críticas
buenas en Nueva York. Sus traducciones siempre tuvieron
éxito en varias regiones del mundo pero nunca lograron lo
merecido en los Estados Unidos. The House of Mist vendió
más de cien mil ejemplares y nunca llegó a ser considerado
como un "best seller." En el Brasil la traducción de
Carlos Lacerda (Entre a vida e o sonho) fue nombrado "Libro
del Mes." También fue editado en Francia, Suecia, Japón,
y Checoslovaquia. A pesar del aparente éxito literario en
otros países la crítica estadounidense no le fue tan favo
rable. Catherine Meredith Brown analiza la obra de esta
manera en The Saturday Review:
Time, that oíd fairy godmother, is all out of mind
in "House of Mist." Those of us, referred to by
Miss Bombal with a certain eighteenth-century elegance
as "reader," find the continua! meridian shuttle some-
what confusing. What is established as today merges
into yesterday's memories or tomorrow's fulfillment.
At the drop of a thimble adult characters are cata-
pulted back into childhood or, with a faithful reliance
on destiny, vault into the future. This device can,
28Ibid.
30
of course, be dealt with admirably, but it demands a
logical, neat sense of contrivance that is lacking
here.
An emphasis on dreams, a preoccupation with that
half-world between sleeping and waking, serve to
heighten the valué of just when an event occurred.
Not only when but did it really happen? Were we
imagining these fairy tale adventures? No one can
be sure. In this case everyone is constantly fool-
ing everyone else. There's no advantageous handicap
of a possible clue allowed.2^
Catherine M. Brown no parece apreciar la técnica
del desplazamiento del tiempo en la acción psicológica que
se desarrolla y se detiene según los sueños y ensueños de
Helga. Margaret V. Campbell refuta esta crítica en "The
Vaporous World of María Luisa Bombal" al hacer las siguien
tes observaciones:
These characters move effortlessly through their
nebulous spheres, propelled and controlled on the
part of the author by various devices. They are not,
as one critic expresses it "catapulted back into
childhood or, . . . vaulted into the future." There
is a careful preparation on the part of the author.
The characters cross from reality to fantasy on a
bridge of dreams and daydreams. The approach to the
bridge on the side of reality is made more accessible
to them by the author's use of fog or mist, and rain.
They erase frontiers, blur contours, dull sounds—
thus realizing surroundings conducive to inner
thoughts.
29
Catherine M. Brown, "Haunted Hacienda," The
Saturday Review, May, 1947, p. 22.
30
Margaret V. Campbell, "The Vaporous World of
María Luisa Bombal," Hispania, XLIX (1961), 416-417.
31
Aunque su obra literaria no ha recibido buenas
críticas en Nueva York, ella se ha acoplado a la vida neo
yorquina. Cuenta con varias norteamericanas como amigas
que la consideran "exótica." No sabe manejar auto, pre
fiere dedicarse a contemplar el paisaje mientras que otros
conducen el auto.
En cuanto a su producción literaria, no ha salido
a luz otra obra suya en castellano desde "La historia de
María Griselda" en 1946. Según la Antología del cuento
chileno del Instituto de Literatura Chilena (1965), ahora
prepara la publicación de su novela, El canciller, escrita
primitivamente en inglés, en 1953, con el título de The
Foreign Minister.
Germán Ewarts hace los siguientes comentarios sobre
su vida, su producción literaria y la traducción de El
canciller.
Su silencio de tantos años no significó inactivi
dad literaria. Aunque no publicara, escribió todo
el tiempo.
Tres obras de teatro y una larga novela fueron
escritas directamente en inglés. La novela se llama
"El canciller" y la concluyó hace 8 años. Es "la
historia de un caso de conciencia de un gran amor
conyugal que transcurre en nuestros días tras la Cor
tina de Hierro." Es "una novela romántica, y terrible,
32
inspirada en el caso de Jan Masaryk," a mediados del
año será editada en Chile por Nascimiento.
También tiene una serie de Cuentos mágicos que,
según Ewarts, es un tema que también le interesa al margen
de la literatura.
— Sé mucho de magia. Un día me resultó una expe
riencia. Casi me morí de susto y yo me dije esto es
del diablo. Cuando me da mucha rabia, se paran los
relojes de la casa, y si pienso bien fuerte, suele
suceder.22
La autora señala además que a veces tiene que re-
escribir "todo cuatro, cinco, y seis veces" antes de darse
por satisfecha. Tal vez ésta sea una razón porque a veces
demora bastante tiempo sin publicar. Otra razón de seguro
es que su obra literaria siempre es pulida y repulida hasta
llegar a la perfección antes de ser publicada. Ella nos lo
indica de esta manera:
Siempre me ha costado mucho escribir. No soy de
aquellos para quienes el escribir es una fuente de
felicidad. Lo difícil para mí no es concebir una
obra, sino construir y elaborarla: el trabajo de pre
cisión. Para mí el goce está en sentir un libro y
fijarlo con notas. Lo siento terminado dentro de mí.
Lo que me hastía es escribirlo. Si no tengo un trago
al lado ese trabajo me abruma. ... Pulo tanto que
31
Ewarts, "Retratos: María Luisa Bombal."
32
Ibid.
33
de repente tengo que parar y volver al texto original.
Me ha sucedido que a fuerza de pulir, malogro mis
cosas. Escribir para mí es un trabajo muy lento. ...
Pero cuando termino una obra me siento feliz y me
admiro. Así pasaron veinte años escribiendo con dolor
y en silencio. Mas de alguien le ha preguntado por
que lo hace si le cuesta tanto.
Y ella responde, simplemente:
— Porque es lo único que sé hacer.^
Son pocas y breves las obras que tenemos de ella,
pero cada una es una joya literaria, imposible de ser con
siderada inferior por ser breve. Cada una está pulida
hasta la perfección. Esta preocupación por la perfección,
aunque limite su producción y aunque nos ofrece menos en
cantidad de obras, permite mayor calidad en las obras pre
sentadas y merecen la crítica certera que hace John E.
Englekirk:
In this twilight zone of emotions and memories and by
means of a strong and an impressionistic poetic style,
she has created some of the most admirable pieces of
• 34
bnef fiction to come out of Spanish America.
34
Englekirk et al., An Outline History of Spanish
American Literature, p. 202.
CAPITULO II
EL AMOR INTERESADO Y SUS CONSECUENCIAS
Introducción
María Luisa Bombal presenta en "El árbol" su pulida
técnica literaria, su profundo conocimiento musical igual
que la introspección y expresión de los sentimientos feme
ninos para señalar las consecuencias del amor interesado
en el matrimonio. La mezcla de estos elementos igual que
la abilidad y manera de emplear el realismo-mágico alrededor
de la trama permiten que esta obra cobre su puesto mere
cido en las letras hispanoamericanas.
"El árbol" es el cuento más célebre de Maria Luisa
Bombal, figura en casi todas las antologías hispanoameri
canas principales. El crítico Enrique Anderson-Imbert lo
considera como uno de los principales que hayan salido a
luz en Hispanoamérica durante el siglo actual y lo incluye
en Veinte cuentos hispanoamericanos del siglo XX de él y
Lawrence B. Kiddle.
34
35
Resumen de la trama del cuento
La trama del cuento se desarrolla durante un con
cierto sinfónico. Es el drama doméstico de Brígida,
revivido con la música de Mozart, Beethoven, y Chopin. Al
escuchar las diferentes selecciones musicales, las notas
sirven de estímulo para hacerle revivir varias etapas de su
vida. Vida que se asemeja al concierto que escucha puesto
que con las selecciones se presentan las tres importantes
fases de su vida solitaria. Mozart recrea recuerdos de la
soledad infantil y el abandono fraternal y paternal? Bee
thoven le brinda memorias de la juventud y la búsqueda del
amor, finalmente Chopin finaliza el concierto musical y
desconcierto matrimonial al dar muerte en forma de divorcio
a los cónyugues opuestos. El desconcierto matrimonial que
es revivido durante el concierto sufre un desenlace civil
mientras que el concierto también llega a su fin con la
última nota del concierto. Es así entonces como se uni
fica la acción psicológica con la acción cronológica
produciendo la desunión conyugal al entrelazarse las accio
nes.
36
Crítica y temas de la obra
En esta obra igual que en la mayor parte de la obra
literaria de María Luisa Bombal se ve que los temas de esta
tesis tienen un papel principal. Los colaboradores del
Instituto de la Literatura Chilena aciertan al señalar lo
siguiente:
La soledad, la imposibilidad de comunicación y
comprensión entre los seres y la tragedia del paso
del tiempo— motivos constantes en la obra de la
autora— constituyen los contenidos de este relato.
La autora nos presenta varias dimensiones del amor,
la soledad, y la muerte al analizar la felicidad de la pro
tagonista. Esto se hace por medio de una joya de narración
en que podemos penetrar dentro de la mente y memoria de
Brígida, la protagonista. Empleando la técnica del
"realismo-mágico," y palabras rebuscadas, la autora nos
mantiene dentro del tiempo cronológico y a la vez nos trans
porta através del tiempo psicológico para después dejarnos
en la fusión de ambos tiempos. Esto se logra con la pro
tagonista (retrasadada mental) y el poder evocativo de la
música.
‘ '"Instituto de la Literatura Chilena, Antología del
cuento chileno (Segunda ed.; Santiago de Chile: Prensas
de la Editorial Universitaria, S.A., 1965), p. 411.
37
La soledad, la incomunicación, y tragedia
de lo huidizo de la vida
La soledad
Al principio de este estudio se señalan los pensa
mientos de Rollo May sobre la soledad. Cada persona» como
individuo separado o aparte, siente la soledad y activa
mente hace esfuerzos para sobreponerse a ella con una forma
de amor. Cada quien la combate a su manera y como es de
esperarse, existe un sinfín de resultados. En "El árbol"
es casi imposible escapar la soledad, ésta llega a tal punto
que se desarrolla y se convierte en una soledad acompañada.
A Brígida, la protagonista, le es imposible sojuz
gar la soledad puesto que nunca logrará llegar al ideal
deseado o salir de su lamentable estado "eterno e interno."
Huérfana de madre, tiene que compartir el amor paternal con
cinco hermanas, todas mayores a ella no solamente en edad
sino también en sabiduría y audacia. El propio padre se
vale de su estado civil y situación igual que con el abra
samiento mental de Brígida y la abandona en vez de amar y
protegerla para prepararla para la vida o a lo menos hacerle
su niñez más placentera. El amor de los parientes siempre
se necesita. Durante los primeros años hace falta el amor
38
maternal y más adelante el paternal también es menester
para el desarrollo propicio. Erich Fromm señala estas
necesidades infantiles y sus condiciones y significado.
Tal experiencia de ser amado por la madre es pasiva.
No tengo que hacer nada para que me quieran— el amor
de la madre es incondicional. Todo lo que necesito
es ser— ser su hijo. El amor de la madre significa
dicha/ paz, no hace falta conseguirlo, ni merecerlo.
Pero la cualidad incondicional del amor materno
tiene también un aspecto negativo. No sólo es nece
sario merecerlo, más también es imposible conseguirlo,
producirlo, controlarlo. Si existe, es como una ben
dición; si no existe, es como si toda la belleza
hubiera desaparecido de la vida— y nada puedo hacer
para crearla.^
El amor incondicional es complementado más adelante
con el paternal. Este amor llega aproximadamente a los
seis años de edad. Es la careta opuesta. Es el amor que
sirve para formar a lá criatura para que se enfrente a la
vida y que pueda formar parte de la sociedad. Fromm hace
los siguientes comentarios sobre ello:
Después de los seis años, el niño comienza a necesitar
el amor del padre, su autoridad y su guía. La función
de la madre es darle seguridad en la vida; la del
padre, enseñarle, guiarlo en la solución de los proble
mas que le plantea la sociedad particular en que ha
nacido. ... El amor paterno debe regirse por princi
pios y expectaciones; debe ser paciente y tolerante,
2
Erich Fromm, El arte de amar (Buenos Aires: Edi
torial Paidós, 1966), p. 53.
39
no amenazador y autoritario. Debe darle al niño que
crece un sentido cada vez mayor de la competencia,
y oportunamente permitir ser su propia autoridad y
dejar al lado la del padre.^
Brígida está condenada a fracasar en la vida y en
su esfuerzo para refugiarse o escaparse de la soledad. Lo
hizo en su infancia; ahora seguirá el mismo sendero en la
vida conyugal. Huérfana de madre y olvidada por el padre,
también es ofuscada por las sombras de sus hermanas. Es
una de seis niñas, la menor y aparentemente más débil e
incapaz de conseguir los amores o muestras de ellos, que
tanto hacen falta en su niñez de soledad, tristeza, y
olvido. Se queda totalmente aislada en el círculo fraternal
y no representa ningún reto al escalafón familiar. Es tan
pésima su situación que ni da indicios de rivalidad para
con sus hermanas. Este abandono dentro del círculo familiar
durante su niñez es su realidad actual y presagio de la
soledad venidera. Aunque su situación es algo acentuada y
aguda por las fuerzas negativas siempre cabe bajo algunas
de las clasificaciones que hace el profesor Louis P. Thorpe
de la Universidad del Sur de California;
The Younqest Child. It is often said that the
youngest child in a family is almost certain to be
3
Ibid., pp. 57-58.
40
"spoiled" or to be "bossed" to the extent of becoming
defiant and irritable. It is evident that a child
who has no need to share with a successor may be con-
tinually favored and thus led to retain infantile
habits. He may be deprived of the opportunity of
assuming a normal amount of responsibility and of
holding his desires in abeyance for the good of the
family, and thus develop a dependent, irresponsible
personality.^
Esta dependencia también es obvia en el desarrollo
de Brígida. Es una dependencia causada por su mentalidad
y situación familiar; es una dependencia que le impide el
desarrollo social y personal y que la aisla aún más de sus
semejantes. La soledad que siente de niña llegará a ser
!su único compañero fiel para el resto de su vida. Sigue
las teorías de Thorpe al pie de la letra en otras ocasiones.
In summary, it can be said that the early social
responses of children represent a process of continuous
adaptation to the social environment, in which the
mother is the central figure contributing to their
social needs. Such adaptation continúes through inter-
action with the father, siblings, relatives, and cióse
family friends to the peer culture of the neighborhood,
the nursery school, the kindergarten, the elementary
school, and so on, to maturity.^
Tal es el caso con Brígida, ella sigue atada a su
sendero solitario y nunca llega a sentir el nivel de amor
4
Louis P. Thorpe, Child Psycholocrv and Development
(Second ed.; New York: The Ronald Press Company, 1955),
p. 419.
^Ibid., p. 444.
41
deseado para combatir la soledad. Siempre en la búsqueda
incesante de la felicidad, no encuentra ningún grado de
ella. Al ser abandonada por el padre, busca una especie de
refugio en su nuevo círculo familiar. Ella "crea" su
familia, se dedica a ser madre de sus muñecas. Este mismo
instinto que tan inocentemente se presenta como pasatiempo
Y juego durante la niñez, más adelante llega a ser la
fuerza y palanca que hace su vida y que guía su vida domes-
tica y deshace su farsa matrimonial. La digresión social
representada como fachada maternal en forma de juego infan
til es en realidad fiel representación de su "ser" femenino.
No es solamente un refugio temporal— es como el concierto—
es la primera nota de su desconcierto que culmina con la
iluminación de la sala de concierto y aclaración de lo
nebuloso en la vida de Brígida. Al romper o hacer a un
lado el refugio es posible ver la realidad penumbrosa que
interiormente se encontraba ofuscada y que la hacía seguir
su disfrace. El deseo de dar a luz un niño y verter amor
materno rompen los lazos conyugales y el lujo maquinal de
un matrimonio imposible a su verdadero estado? así como los
indicios de amor pueden convertir una eternidad solitaria
a realidad significante simplemente con mostrarle indicios
42
o semillas de verdadero e incondicional amor maternal.
Brígida al ser abandonada por el padre busca refugio
del círculo familiar al internarse en otro "juego" familiar.
Ella ahora se dedica a ser madre de sus muñecas y al pasa
tiempo de los cuentos mágicos. Una digresión social
representada en forma de juego infantil es en realidad la
verdadera fachada de su realidad femenina. No es solamente
refugio temporal de su problema, es además el primer razgo
del instinto maternal que se desarrolla y llega a su madurez
al final del "concierto." En realidad este aparente juego
infantil y refugio temporal no le es aclarado a Brígida
hasta que cae el árbol, el refugio de la soledad conyugal,
esclareciendo la penumbra de soledad. Es este deseo de dar
a luz una criatura y verter amor materno que rompe los
lazos matrimoniales, un matrimonio dotado de lujo e in
comunicación. Solamente dando muerte al matrimonio impo
sible es posible seguir; se ha perdido el refugio y ahora
ve lo imposible de su matrimonio basado en intereses
personales.
La incomunicación y tragedia de lo huidizo
de la vida
Al buscar los varios niveles del amor es posible
encontrar diferentes matices de él. Hace falta para
43
combatir la soledad individual. Rollo May ve las siguien
tes posibilidades en el amor.
This razor1s edge, this dizzy balance of anxiety
and joy, has much to do with the exciting quality of
physical love. The dread joy is not just the question
of whether the love we give will be returned in kind.
Indeed, the real dialectic is within the lover him-
self, and the anxiety is not essentially quieted if
the loved one does respond. Paradoxically, the lover
sometimes is more anxious when love is returned than
when it is not.®
Existe la posibilidad de amar y ser amado, de amar
y no ser amado, y la de ser amado y no amar. Cada una puede
hacer su aparición en el amor erótico, y la posibilidad de
la combinación de la primera con las otras dos intensifica
el valor del amor. Esta tridimensión es posible a causa
del elemento temporal. Es posible apreciar lo actual si se
toma en cuenta que en las relaciones humanas rigen las leyes
temporales; nacen, se desarrollan y mueren. La muerte o
fin de una relación humana puede dar principio a otra que
la re-emplaza o da significado a la actualidad. El amor
se escurre con el incesante correr del tiempo así como se
escurre Luis de su cama conyugal, así como se nos escurre
el amor del momento, igual que la vida se nos escurre
0
Rollo May, "The Daemonic: Love and Death," Psy-
chology Today, I (February, 1968),
44
constantemente al tener el conocimiento del fin eminente.
This element we deny is the consciousness of death.
For death is always in the shadow of the delight of
love. In the shadows, too, is the dread, haunting
question: will this new relationship destroy us? When
we love, we give up the center of ourselves. We are
thrown from our previous State of existence into a
void, and though we hope for a new world, and for a
new existence, we can never be sure. Nothing looks
the same and may never look the same again. Our world
is annihilated. How can we know whether it will ever
be built up again? We give, and give up, our own
center. How shall we know that we will get it back?
We wake to find the whole world shaking. Where or
when will it come to rest?
The most excruciating joy is accompanied by the
consciousness of the imminence of death— and with the
same intensity. And it seems that one is not possible
without the other.^
El amor puede dar un sinfín de resultados o alimen
tar la realidad existente. Es posible que resulten peores
circunstancias que la soledad actual.
Jealousy, envy, suspicion, rage and even hatred
can be more powerful when love is present. Many
couples stay together, ostensibly motivated more by
hatred than love.®
Todos estos estados de ánimo negativos y maléficos
contrastan e intensifican el significado del amor en la
vida. Existe la posibilidad de encontrar lo que se desea
olvidar al ir en busca de la felicidad que va anexa con
7
Ibid., p. 19.
Q
Ibid., p. 20.
45
la idealización. Este misterio y duda también aumentan el
valor del amor como arma para sujetar la soledad. Los dos
al contrastarse se convierten en dimensiones que se pasan
durante la vida, que permiten al enamorado la variedad y
esperanza para el futuro.
El amor interesado y sus consecuencias
La búsqueda del amor en "El árbol"
Por lo general, en la mayoría de las obras de María
Luisa Bombal es obvio el tema del amor que consiste en dos
partes como lo señala Margaret V. Campbell:
In general the theme seems to consist of two parts:
unrequited love and an attempt to alleviate the situ-
ation. . . .
So far, those suffering from unrequited love have
sought alleviation or happiness through people, real
or imaginary. The novelette, "El árbol," presents a
deviation from the pattern. When Luis does not return
Brigida1s love, she finds relief in the tree that, like
a person, offers her refuge and a release from ten
sión. When the tree is cut, there is no médium of
Q
escape for Brigida, so she leaves Luis.
Este refugio temporal que encuentran las protago
nistas de nuestra autora en personajes reales, personajes
imaginados, o objetos humanizados le traen fuerte crítica
g
Margaret V. Campbell, "The Vaporous World of María
Luisa Bombal," Hispania, XLIX (1961), 416-417.
46
de Luis Merino Reyes:
Soñar y en la mañana referir los sueños, no es
asunto fácil; la memoria, los recursos lógicos se
encargan de arruinarlo todo, de convertir el sueño
tan fugaz como un relámpago, una lección de cosas en
una historia anecdótica. Pero soñar sin pausa, des
pierta, es poseer cierto pacto con los ángeles y si
todavía los sueños pueden referirse, escribirse,
entregarlos a un editor para que los imprima y lance
al publico, modelados por duras linotipias, sin que
las visiones se asfixien con los tóxicos vapores del
antimonio. Todo esto nada más y nada menos, es lo
que ha logrado en nuestra literatura, María Luisa
Bombal.
La búsqueda del antimonio tóxico dentro de la dimen
sión amorosa es como la búsqueda de la felicidad completa y
eterna en una vida en que no es más que una ilusión o meta
para muchos. El amor y la no amada nunca se basan en o por
la razón.
Oreste Plath interpreta su obra de otra manera:
"Sus novelas que me atrevo a clasificar como relatos inten
sos, lucen paisajes que pertenecen a una zona cuya región
no figura en mapa alguno.
Las existencias de sus personajes o sea los no-amados
^°Luis Merino Reyes, Perfil humano de la literatura
chilena (Santiago de Chile: Editorial Orbe, 1967), pp. 197-
198.
"^Oreste Plath, "Cuatro semblantes de la novela
chilena," El Mercurio, agosto 9 de 1942, p. 2.
(mujeres por lo general) buscan o desean lo que para ellos
no existe. Se encuentran como Brígida, atrapados por las
redes que la vida les ha creado. Los personajes fluctúan
entre su situación y lo deseado.
A sus personajes no les conocemos el perfil y se
mueven con insistencia y persistencia en lo irreal y
la tragedia. No opinan, viven, sueñan con la máxima
intensidad. Son transparentes y "humanos" y cuando
llega la hora se van o se quedan, dejando sensaciones,
emociones que se hunden en la sensibilidad.^
A María Luisa Bombal se le ha criticado por haber
publicado "sueños." Pero hay que tomar en cuenta que a
veces el sueño y el ensueño son los únicos medios que se
prestan para combatir la realidad de la soledad. Hay que
tomar en cuenta que los sueños son la única forma de feli
cidad de la cual la mujer no amada puede disfrutar. Esta
fachada les permite soportar la amarga pena de la soledad
y el castigo del olvido y el desamor que el amor suele
brindar en ocasiones.
En "El árbol" como en los otros cuentos y novelas
de María Luisa Bombal podemos observar la incesante bús
queda del amor a causa de la soledad del individuo. El
amor es una forma de protección ante la soledad, es un
12Ibid.
48
refugio para ampararse de la realidad mortecina de la vida
solitaria. La soledad llega a ser la muerte en vida o la
viva muerte, que solo con amor da ánimo y el deseo de bus
car el futuro que pueda tener indicios de la felicidad ya
sea individual o colectiva. Es entonces una soledad que
juxta-posicionada con la felicidad sirve de contraste
instificante de lo que se opone y que con la variedad y
contraste resaltan las características del amor y soledad.
Brígida, la protagonista de "El árbol” padece de
una situación única. Es una soledad completa que llega a
ser mucho para ella durante sus años primicios y finalmente
se vence con la tragedia del divorcio nupcial. Desde niña
hasta la edad de nupcias ella padece de intelectualidad
inferior, falta de desarrollo social, rivalidad "fraternal"
(entre hermanas), y el abandono "maternal" (del padre).
Las últimas dos siendo paradojas semánticas y realidades
sociales de algunos desafortunados condenados a sufrir el
lento transcurrir del tiempo dentro de la lenta soledad que
aparentan ser minucias pero en realidad son el indicio de
lo venidero. Si Brígida fuera de intelectualidad superior
o, a lo menos normal, podría adaptarse a las relaciones
sociales que se le presentaran ya fueran dentro de la
49
familia o la sociedad en general. También podría combatir
esta soledad con amistades— amistades que por cierto no
satisfacen todos los deseos del amor pero que por lo menos
distorcionan la crudeza amarga de la soledad continua. El
amor fraternal le podría haber continuado brindando el
papel de "tía" en las relaciones de pariente e hijo— o por
lo menos le podría haber proporcionado un "refugio familiar
temporal" en el cual ella podría haber tomado un papel
pseudo-materno con sus sobrinas. Es este amor materno no
recibido que ella desea dar después de sufrir otra derrota
de la soledad. Dentro de la vida conyugal la encuentra de
nuevo y por fin sabe que le será imposible dar a luz un
fruto de su felicidad conyugal e impartir el amor materno
que anhela y desea. El amor de padres que en realidad la
podría haber preparado para la vida tampoco existió. Es un
amor necesitado en los años de formación del niño pero que
además sirve de impedimento al desarrollo social del indi
viduo si se prolongan los años excesivamente.
En el caso de Brígida es el deseo de sentir el amor
materno que la salva de su muerte en vida. Desea dar vida
para disfrutar de su vida. Siente el deseo maternal— tal
vez aumentado por la soledad conyugal— un matrimonio
50
desdichado a sucumbir por las diferencias. Esta soledad
se puede analizar textualmente en "El árbol."
Es este deseo de seguir la vida que termina su vida
matrimonial. Es una soledad en metamorfosis representada
por los niveles principales según el desarrollo individual
de la protagonista.
La soledad tridimensional
La soledad y la búsqueda de la felicidad se presen-
tan según la música del concierto. Con la primera selec
ción musical la protagonista revive su niñez y juventud, la
segunda le brinda la juventud y el matrimonio, y la tercera
y última le presenta el desamor conyugal y el divorcio y
deseo maternal frustrado. Este análisis tratará de señalar
como todos los tres se eslabonan por la incesante búsqueda
del amor y el "deseo de tener hijos" de la protagonista.
Esta soledad y búsqueda de la felicidad se nos presenta en
orden dislocada y no cronológica puesto que se presentan
dos acciones (psicológica y cronológica) a la vez en el
texto. Cambiando de una a otra como las notas del teclado
negro y blanco.
51
La soledad juvenil y los refugios temporales
Al revivir Brígida su drama doméstico nos es obvio
su incapacidad musical. La música que también podría haber
sido un refugio para su soledad, pero no fue posible a causa
de su mentalidad limitada. Este defecto social y musical
aunque tenga sus malas consecuencias en el ámbito social e
individual es en realidad un recurso literario que da arma
zón a la obra. Es a causa de este entrego psicológico
total a la música que se "revive" y se pasa de una etapa
de soledad a otra.
Como en su vida, Brígida está en completa confusión
en la sala de concierto, está en la oscuridad tal como lo
había estado en el matrimonio y su vida anterior. "'Mozart,
tal vez'— piensa Brígida. Como de costumbre se ha olvidado
de pedir el programa. 'Mozart, tal vez, o Scarlatti.1
13
¡Sabia tan poca música.1"
Su situación cultural igual que su soledad, no eran
a causa del olvido intencional. Eran situaciones irreme
diables.
Y no era porque no tuviese oído ni afición. De niña
fue ella quien reclamó lecciones de piano; nadie
13
Antología del cuento chileno, p. 412.
52
necesitó imponérselas, como a sus hermanas. Sus her
manas, sin embargo, tocaban ahora correctamente y
decifraban a primera vista, en tanto ella ... Ella
había abandonado los estudios al año de iniciarlos.^
La incapacidad mental de Brígida acoplada con el
abandono "materno y paterno" del padre le aumentan su situa
ción lamentable. Siendo la última de seis niñas y aparen
temente dócil, busca otro ambiente donde pueda salir avante.
El padre la declara retardada y la abandona a sus "juegos."
"No voy a luchar más, es inútil. Déjenla. Si no
quiere estudiar que no estudie. Si le gusta pasarse
en la cocina oyendo cuentos de ánimas, allá ella. Si
le gustan las muñecas a los dieciséis, que juegue."
Y Brígida había conservado sus muñecas y permanecido
totalmente ignorante.
Las situaciones infantiles de Brígida y su manera
de refugiarse de la soledad en su niñez tienen infinito
valor simbólico dentro de la obra y vida de Brígida. Son
situaciones que se repitirán de otra forma más adelante en
la vida. Esta oscuridad musical puede considerarse como
ignorancia o incomprensión o falta de la felicidad en la
vida. El padre es el símbolo del amor "paterno y maternal,"
no existente en su niñez. Esta protección y amor no reci
bidos durante la niñez también están ausentes en la vida
14 15
Ibid. Ibid.
53
matrimonial. El refugio, o inocente "juego de muñecas" es
el primer indicio del deseo maternal que reaparece en forma
desarrollada y dominante en su vida "matrimonial." Un
deseo que lentamente sale a luz después del caer de su otro
refugio, el gomero. Y aunque aparente ser solamente una
forma de escape de su triste realidad, durante la niñez,
es en efecto la fuerza motivadora que sirve de palanca en
su vida y guía sus acciones hasta llevarla a deshacer la
"muerte" del desamor conyugal.
Las notas musicales del concierto (acción cronoló
gica) la arrebatan de la acción psicológica de una época y
la sitúan en otra. Todas estas acciones están vinculadas
por la soledad y la búsqueda del amor para combatirla.
Ellas pasan de la soledad y entran en su manera de suje
tarla, así rompiendo el orden cronológico de la narración
pasa de juventud, a niñez y termina con el matrimonio.
Aunque Brígida es físicamente atractiva estuvo
condenada a "planchar" en los bailes, otra forma de diver
sión, que termina haciéndola pensar en los matrimonios de
sus hermanas. Es una diversión musical en la que dos per
sonas del sexo opuesto comparten migajas o notas de felici
dad— algo parecido al matrimonio de Brígida. También aquí
54
Brígida se encuentra abandonada y sola. Después de hacer
una descripción física casi visual pasamos a la introspec
ción de su estado de ánimo:
¿En qué pensaba sentada al borde de la fuente?
En nada. "Es tan tonta como linda," decían. Pero a
ella nunca le importó ser tonta, ni "planchar" en
los bailes. Una por una iban pidiendo en matrimonio
a sus hermanas. A ella no la pedía nadie.^
El baile es para ella como la vida real. Tal como no le
pedían la mano para bailar tampoco le pedían la mano para
el matrimonio, quedándose a "planchar" no solamente en los
bailes sino que también en la vida real.
Con el cambio de música regresa a su niñez y nueva
mente el puente musical la transporta a diferente etapa de
su vida.
¡Mozart.' Ahora le brinda una escalera de mármol
azul por donde ella baja entre una doble fila de
lirios de hielo. Y ahora le abre una verja de barro
tes con puntas doradas para que ella pueda echarse
al cuello de Luis, el amigo íntimo de su padre.17
Este simbolismo creado en la mente de Brígida por
la sensación auditiva de la música de Mozart tiene doble
sentido simbólico. En la acción psicológica y vivida de
ella representa un ambiente de lujo. Los lirios represen
tando el adorno y la belleza y la verja de barrotes con
1 ¿ L
Ibid., p. 413.
3.7 .,
Ibid.
55
puntas doradas fue su vía de salida hacia el refugio, que
en este caso temporal era Luis. En otro nivel, el de la
acción psicológica más allegado al tiempo actual de la pro
tagonista que revive su soledad que es vista desde el punto
de vista de su desastre matrimonial se le puede considerar
"el lirio de hielo" un adorno de belleza suspendido del
tiempo por su estado termal o sea una belleza congelada y
no disfrutada a lo máximo. "Los barrotes con puntas dora
das" son los símbolos fálicos que le permiten la salida de
la fría soledad hacia la intimidad de un compañero deseado.
Se mezclan las sensaciones termales visuales a causa de la
sensación auditiva y real.
Desde niña, cuando todos la abandonaban, corría
hacia Luis. El la alzaba y ella le rodeaba el cuello
con los brazos, entre risas que eran como pequeños
gorjeos y besos que le disparaba aturdidamente sobre
los ojos, frente y el pelo ya entonces canoso (¿es
que nunca había sido joven?) como una lluvia desorde
nada. "Eres un collar"— le decía a Luis— . "Eres
^ I O
como un collar de pájaros." °
Luis siempre había sido su refugio de la soledad
juvenil y más adelante como la alzaba físicamente— así la
alza de la soledad casándose con ella. Brígida reacciona
igual en el matrimonio, tratando de mostrar su amor y
56
gratitud con hechos visibles y físicos, pero Luis califica
esta muestra de amor "como un collar de pájaros." El
collar puede representar los lazos matrimoniales y el pájaro
indicaría las acciones juveniles de Brígida. Un pájaro que
como ella encuentra refugio en un árbol, y que a la vez se
realiza por su sonoridad o expresión de su estado de ánimo.
Tal como la música tiene diferentes pisadas y varie
dades musicales así lo es en la acción cronológica dentro
de los pensamientos actuales de Brígida. Ella misma inter
cala la interrogación al recordar a Luis (¿es que nunca
había sido joven?). Dando rienda suelta a su imaginación
ella misma se hace la pregunta y se da la respuesta— indicio
de algún avance intelectual aunque sea algo nebuloso.
Por eso se había casado con él. Porque al lado
de aquel hombre solemne y taciturno no se sentía
culpable de ser tal cual era: tonta, juguetona y
perezosa. Sí; ahora que han pasado tantos años com
prende que no se había casado con Luis por amor; sin
embargo no atina a comprender por qué, por qué se
marchó ella un día, de pronto ...
Esta introspección que se hace en el tiempo crono
lógico le indica los contrastes y las razones principales
que la guiaron a contraer matrimonio con Luis. Ella misma
19Ibid.
57
señala los contrastes que existen entre ellos dejando la
impresión del matrimonio basado en el interés personal.
Ya le es claro la razón del matrimonio pero aún no "atina
a comprender" por qué lo dejó. Su estado mental auditivo
aquí se compara al ambiente visual y auditivo de la sala de
conciertos: "De nuevo la penumbra y de nuevo el silencio
20
precursor." Duda e inactividad.
La incomunicación matrimonial
La segunda selección musical ahora lleva a Brígida
a recordar su hastío matrimonial. Con las notas de la
selección revive "mentalmente" su soledad e incomunicación
conyugal empezando con escenas playeras y terminando, sola,
abandonada al lado de un esposo incapaz de hacerla feliz
a causa de las diferencias irremediables que existen entre
ellos. Esto se aumenta a causa de la falta de intereses
comunes que llenan los vacíos abismales que impiden la
unión de ambas personas. "Nunca estás conmigo cuando estás
a mi lado— protestaba en la alcoba, cuando antes de dor-
21
mirse él abría ritualmente los periódicos de la tarde."
21Ibid., p. 414.
58
En la introducción musical de Beethoven le hace a
Brígida recordar el aburrimiento conyugal. La escena
playera con los vaivenes del mar presagian el futuro com
portamiento del esposo y también indican el papel de la
música dentro de la mente de la protagonista. Además de
esto se le puede añadir que este éxtasis musical que siente
en la sala musical puede asemejarse al éxtasis sexual en
las relaciones deseadas conyugales.
¡Qué lejos se ha retirado el mar.' Brígida se
interna playa adentro el mar contraído allá lejos,
refulgente y manso, pero entonces el mar se levanta,
crece tranquilo, viene a su encuentro, la envuelve,
y con suaves olas la va empujando, empujando por la
espalda hasta hacerle recostar la mejilla sobre el
cuerpo de un hombre. Y se aleja, dejándola olvidada
sobre el pecho de Luis."^
La sensación del trance musical no describe sola
mente la música de Beethoven y las relaciones sexuales de
Brígida, también infiere un estado de arrobamiento mesurado
e indica que está sobre el cuerpo de un hombre y no el
hombre o por lo menos su hombre. La música igual que las
relaciones íntimas se alejan dejándola sola, olvidada. Una
soledad completa, incapaz de ser conquistada sin el amor
tan anhelado por la protagonista. Queda sola porque el
59
éxtasis llega a ser una unión temporal y refugio de la
soledad y no la máxima expresión del amor de dos seres que
se aman incondicionalmente, entregando todo su ser el uno
al otro sin temor a las consecuencias que el tiempo ofrezca.
La incomunicación matrimonial también se puede
observar en la dimensión intelectual. He aquí una posibi
lidad para fundirles en una actividad que pudiese permitir
les disfrutar más de su unión matrimonial desgraciada y la
vida en general. Pero la juxtaposición completa les impide
esta unión también.
l Impulsada por la música de Beethoven, Brígida ahora
recuerda la soledad, su necesidad de amor desmesurado, e
¡
incomunicación que la lleva al hastío— hastío que la im
pulsa a que busque y encuentre otro refugio temporal:
Inconscientemente él se apartaba de ella para
dormir, y ella inconscientemente, durante la noche
entera, perseguía el hombro de su marido, buscaba
su aliento, como una planta encerrada y sedienta que
alarga sus ramas en busca de un clima propicio.
Brígida sedienta de amor y compañía busca como el
heliotropismo de las plantas, este calor en su esposo pero
no lo encuentra. Siempre cae al hombro de él, cerca del
23
Ibid.
60
corazón— que ella misma nota que no late— el latir aquí
indica vida y amor (apenas se observan razgos de ambos).
— No tienes corazón, no tienes corazón— solía
decirle a Luis. Latía tan adentro el corazón de su
marido que no pudo oírlo sino rara vez y de modo
inesperado.^
Al no encontrar "el calor" conyugal, hace igual que
las plantas desarrolladas y capaces— busca el "clima pro
picio. " Este heliotropismo de las plantas para vivir es
otro presagio de otra planta más avanzada, el árbol— pre
sentando la necesidad de una forma de calor para vivir.
Este heliotropismo de Brígida también presagiado por los
juegos con las muñecas más tarde llega a presentarse como
deseo maternal al final del concierto y como culminación de
su desconcierto matrimonial.
Es un desamor que se revive musicalmente— música de
desconcierto, diferencias, soledad, hastío, e incomunicación
conyugal de la protagonista. A causa de pasar de la soledad
al amor y la muerte del amor erótico nace en ella la semilla
de otro amor que se culmina al final y reaparece la necesi
dad del amor en otra forma más tarde. Tiene que dar luz
a un heredero para completar su existencia.
24 . ,
Ibid.
61
Físicamente les es imposible compartir de compati
bilidad sexual. Intelectualmente también hay diferencias
insuperables.
La trágica situación intelectual del matrimonio
tiene algunas alteraciones pero no lo suficiente para salvar
el matrimonio. Las diferencias entre ambos les son inven
cibles, ambos se acercan pero es muy inmensa la distancia
abismal que les separa. Todos los acontecimientos y cir
cunstancias impiden hasta que el único medio de comunicación
carezca de participación mutua.
— ... ¿Por qué te has casado conmigo?
— Porque tienes ojos de venadito asustado— contes
taba él y la besaba. Y ella, súbitamente alegre,
recibía orgullosa sobre su hombro el peso de su cabeza
cana ¡Oh, ese pelo plateado y brillante de Luis.' ^
Conversación simple y adecuada para satisfacerle a
Brígida al principio, pero que pierden significado porque
"el amor" que ella empieza a sentir, le exige más prueba
que palabras insignificantes. La incomunicación conyugal
se expresa física e intelectualmente en su conversación
nocturna. Una situación que se aproxima al extremo en las
capacidades individuales:
62
A veces para despertarlo al arrebato del verda
dero amor, ella se echaba sobre su marido y lo
cubría de besos, llorando, llamándolo: Luis, Luis,
Luis ...
— ¿Qué? ¿Qué te pasa? ¿Qué quieres?
— Nada.
a /*
— ¿Por qué me llamas de ese modo entonces?
Aquí se manifiesta el cambio de papel en cuanto a
la agresión sexual puesto que empieza a salir a luz la in
capacidad sexual del marido. Brígida toma la iniciativa en
la unión íntima y es rechazada con una sonrisa. De nuevo
recibe migajas de lo que en realidad busca incesantemente.
No solamente "se echaba sobre su marido" en el lecho sino
que también toma otra orientación como ya se había sugerido
con el simil del heliotropismo de la planta. Sigue con la
búsqueda incesante para encontrar un medio para hacerle
frente a la soledad. Sus despertares tristes aumentados
con la desaparición de Luis que "se escurría" de su lado se
asemejan a las olas y vaivenes de la escena playera que le
introdujo la segunda etapa de drama doméstico.
La soledad acompañada
La separación es eminente— cada uno busca una vál
vula de escape del rito maquinal. La fachada de afecto
26Ibid., p. 416.
63
es evidente y ahora después del fracaso no solamente puede
hacerse introspecciones a su estado de ánimo durante el
matrimonio sino que teoriza sobre la filosofía de Luis y
de algunos hombres y empieza a formar sus propias conclu
siones sobre ellos y el matrimonio en general:
¿Por qué se habría casado con ella? Para continuar
una costumbre tal vez para estrechar la vieja relación
de amistad con su padre. Tal vez la vida consistía
para los hombres en una serie de costumbres consenti
das y continuas. Si alguna llegaba a quebrarse,
probablemente se producía el desbarajuste, el fra
caso. ... La vida de Luis, por lo tanto, consistía
en llenar con una ocupación cada minuto del día.
El marido encuentra la disipación en la constante
ocupación de los negocios pero la esposa está condenada a
sufrir a solas sin ocupaciones o amistades a causa de su
mentalidad limitada. La falta de amistades y la soledad la
llevan a buscar otro refugio para combatir su lamentable
situación. Aprisionada en los confines de la casa, símbolo
del hogar, encuentra la felicidad dentro de las paredes de
su casa. Las penas del desamor conyugal sufridas en la
alcoba la noche anterior solamente son soportables en el
"cuarto de vestir" con el árbol a la ventana. El cuarto de
vestir indica cambio de papel para Brígida.
27Ibid., pp. 415-416.
64
El oleaje tibio de las notas del mar ahora es un
oleaje que "murmura como un mar de hojas." Y ahora Bee
thoven le introduce otro refugio: otra selección u otra
dimensión de la soledad, que es vista en retrospección.
¿Es Beethoven? No. Es el árbol pegado a la ventana
del cuarto de vestir. Le bastaba entrar para que
sintiese circular en ella una gran sensación bien
hechora. ¡Qué calor hacía siempre en el dormitorio
por las mañanas.' ¡Y qué luz cruda.' Aquí en cambio,
en el cuarto de vestir hasta la vista descansaba,
no
se refrescaba.
Las notas musicales la transfieren de la actualidad
al pasado, reviviendo la incomunicación y soledad de su
matrimonio. La casa también le brinda refugio de la socie
dad y a solas nocturnamente sufre de la soledad conyugal en
un matrimonio que ella había considerado como salvación
anteriormente. La alcoba en la luz del día aparece "ca
liente" y con "luz cruda," indicio de la incompatibilidad
física que existe durante la oscura soledad de la mujer
jno-amada. Esta misma alcoba que podría ser el sitio de la
comunicación física llega a ser objeto de disatisfacción y
desamor. Dentro de la casa, el símbolo familiar y con
yugal, se encuentra el refugio temporal de esta soledad.
OO
Ibid., p. 415.
65
El "cuarto de vestir" con sus colores placenteros le ofrece
otro refugio temporal y le introduce el árbol. Este refugio
no se encuentra solamente en la dimensión visual sino que
también es presagio del divorcio venidero. Indica el sitio
para el cambio de vestimenta dentro del hogar, también
presenta la idea del cambio de vida y estado civil que
llegará a realizarse al final de su drama doméstico y con
cierto musical.
Otro presagio del divorcio y la incomunicación es
la nueva arma del silencio. Con el silencio Brígida logra
desasir a Luis de su altivez doméstica y de sus preocupa
ciones en los negocios haciéndole cambiar de actitud en
cuanto a su esposa. Es este silencio que expresa la reali
dad de la incomunicación conyugal. Ambos sufren la muerte
de la soledad. Sufren a causa de un amor no realizado y
causa de los intereses personales de los esposados que les
brinda una vida sin significado, una vida conyugal que
llega a ser solitaria, triste, e insignificante a causa de
la incomunicación completa. Así principia con las diferen
cias en el carácter, seguida por las diferencias de edad y
termina con la juxtaposición intelectual y falta de sacri
ficio individual para combatir estas diferencias abismales.
66
La posibilidad de reconciliación o una forma de comunica
ción se nulifican a causa de la incomprensión intelectual
y personal mostradas en el silencio de Brígida en la con
versación que se compara al silencio sexual del marido.
— ¿Todavía estás enojada Brígida? Pero ella no
quebró el silencio.
— Bien sabes que te quiero, collar de pájaros.
Pero no puedo estar contigo a toda hora. Soy un
hombre muy ocupado. Se llega a mi edad hecho un
esclavo de mil compromisos. ...
— ¿Quieres que salgamos esta noche? ...
— ¿No quieres? Paciencia dime, ¿Llamó Roberto
desde Montevideo? ...
— ¡Que lindo traje.' ¿Es nuevo? ...
— ¿Es nuevo, Brígida? Contesta, contéstame ...
/ 9Q
Pero ella tampoco esta vez quebró el silencio.
Esta incomunicación personal através de la conversa
ción, indicio intelectual y la incomunicación física alargan
la separación entre ambos. Así como "Luis sale dando por
tazos, " ella sale del refugio temporal de su soledad de
joven dando sus propios portazos mudos. El matrimonio no
le ha salvado de la soledad al contrario, ha servido para
acentuarla y ahora le es preciso buscar otro símbolo de
amor— objeto de su amor, como "la planta sedienta de amor
que alarga las ramas en busca del clima propicio."
29
Ibid., p. 417.
67
El nuevo objeto de amor o refugio es el gomero—
que re-emplaza a Luis como refugio temporal. Al abrir la
ventana del cuarto de vestir introduce el nuevo refugio de
su soledad. Ella lo permite entrar en la intimidad de su
soledad acompañada al darle características humanas puesto
no puede encontrar amor físico en su matrimonio. Crea su
nuevo compañero cuando personifica el árbol.
Había corrido, no supo cómo ni con qué insólita
valentía, hacia la ventana. La había abierto. Era
el árbol, el gomero que un gran soplo de viento agi
taba, el que golpeaba con sus ramas los vidrios, el
que la requería desde fuera como para que lo viera
retorcerse hecho una impetuosa llamarada negra bajo
el cielo encendido de aquella noche de verano.^
Ella quiere darle al árbol la vida que su cónyuge
no tiene. Reviviendo la soledad del matrimonio en el con
cierto, ella ahora personaliza muchos de los movimientos y
"acciones" del árbol guiada por la música y sus sentimientos
íntimos. Así como existen las dos acciones que se reviven
con la música, Brígida mezcla sus sentimientos de soledad
en un objeto inánime dando vida al objeto que re-emplaza su
amparo de la soledad matrimonial. Tal como su cónyuge está
en completa juxtaposición con ella, Brígida ahora da vida
68
al gomero mientras que ella vive la muerte de la soledad
del desamor. Ve como el árbol "se retuerce" llamándola
hacia la ventana y separándola más del lecho y de sus amar
gas memorias. La "llamarada negra" puede interpretarse de
varias maneras, en la dimensión cronológica tiene la posi
bilidad de que el árbol con sus ramas dé esta impresión
puesto que las ramas se asemejan a los brazos humanos cuando
son movidas por el aire. En la acción "psicológica revi
vida" Brígida sedienta de ser tomada en los "brazos" de su
esposo— los transfiere al árbol de su intimidad y es así
como el árbol adquiere dimensiones humanas por el aire en
la actualidad, y la música que la revive a ella auditiva
mente. La "llamarada negra" también puede ser la reflección
del estado de ánimo de la protagonista. Brígida ahora se
encuentra en una sala de conciertos oscura y con el con
cierto varían las notas que le hacen cambiar pensamientos
en la acción cronológica. En la acción cronológica "la
llamarada negra" le divorcia espiritualmente de su esposo
al llevarla hacia otro refugio que la ampare de su incesante
soledad. La llamarada es entonces como la llama del hogar
que varía con el tiempo, la negrura de esta llama representa
el ardor no satisfecho y reenforzado por "las noches de
69
verano que están bajo cielos encendidos." Ella queda como
las estrellas de las noches veranales, reflejando el calor
del sol— dando su propia luz aunque tenga una inmesurable
negrura y soledad que les separa e impide la unión perma
nente .
De nuevo la autora emplea la técnica del contraste
para hacer resaltar la realidad de la soledad de Brígida
en las acciones cronológicas y psicológicas. La música de
Chopin también tiene su "llamarada negra" en que ella llega
a revivir "la negrura de su matrimonio de soledad e in
comunicación" en la acción psicológica. Las notas de la
acción cronológica son las palancas que la permiten revivir
el pasado, estas notas del compositor Federico Chopin la
llevan de una acción a otra y son las fuerzas auditivas que
mezclan las acciones en la mente de la protagonista y que
al final brindan el contraste a la vez. Brígida aquí final
mente "ve" lo inevitable de su divorcio al terminar las
últimas notas musicales de Chopin. La vida del compositor
se contrasta con la soledad de la protagonista en que él
queda ciego y acompañado por George Sands, en cuanto que
Brígida al poder ver su situación matrimonial rotundamente
marchitada por la soledad, la abandona y queda sola con
70
sus penas y deseos de ser amada. La "llamarada negra" de
su soledad sigue y asciende y desciende según las notas que
le brinda el pianista. "Melancolía de Chopin engranando
un estudio tras otro, engranando una melancolía tras otra,
31
imperturbable."
Al entrañarse la música y su soledad también se
entrelazan el ambiente físico (el salón del concierto) y la
vida de Brígida.
Y vino el otoño. Las hojas secas revolteaban un
instante antes de rodar sobre el césped del estrecho
jardín, sobre la acera de la calle en pendiente.
Las hojas se desprendían y caían. ... La cima del
gomero permanecía verde, pero por debajo el árbol
enrojecía, se ensombrecía como el forro gastado de
una suntuosa capa de baile.^2
La primera y última frase del párrafo citado empie
zan con la conjunción "Y," implicando la unión. Esta unión
empieza y se realiza al final del concierto en la acción
psicológica y cronológica mientras que su vida connubial
finaliza. Existe entonces la fusión de las acciones y la
disolución del matrimonio. Este enlazamiento de las accio
nes y desenlazamiento de los lazos matrimoniales muestra
de nuevo la técnica de contraste que empieza con la
3~ * ~Ibid. , p. 419. 32Ibid., pp. 419-420.
71
protagonista totalmente juxtaposicionada con su cónyuge,
una protagonista que flota de una acción a otra impulsada
por la música del teclado ''negriblanco" del piano.
Las "hojas secas" del párrafo citado anteriormente
tienen varias interpretaciones. En la acción cronológica
representan el transcurrir del tiempo con el cambio de
meses y las hojas del calendario y con el cambio de las
páginas del pianista presagiado anteriormente por "el
verano que deshojaba su ardiente calendario." Dentro de la
acción psicológica representan los recuerdos de la realidad
en que el árbol va deshojando y muriendo con el incesante j
|
transcurrir del tiempo. Además dentro de la acción psico-
» lógica representan un nuevo refugio temporal en que ella
misma transfiere su situación de soledad conyugal a la im
presión visual que el árbol le ofrece, asemejándose al
poder evocativo de la música puesto que ella ahora per
sonifica el árbol e interpreta los movimientos del árbol
como los que tanto desea y que se encuentran muy ausentes
en su esposo anciano y sexualmente moribundo. Pasando de
la sensación cronológica auditiva de la música de Chopin,
entra en la acción psicológica que se diverge en dos
direcciones. Estas direcciones representan la realidad
72
cronológica "revivida" con el recuerdo y los "deseos" no
logrados durante su matrimonio de soledad.
Ella misma ahora se compara al árbol al nacer en
ella el primer indicio del deseo maternal. La llegada del
otoño representa no solamente el deshojamiento de las hojas
del árbol sino que también se refiere a la llegada de la
etapa final de su vida conyugal. Esta caída representa el
añejamiento del árbol, su propio cuerpo, y su matrimonio.
Ella está en la misma situación que el árbol "que permanece
verde en la cima" pero que "se enrojecía por debajo." Este
es el deseo maternal que ella siente al recordar su pasado
que se "realiza" en "el árbol personificado." "Caían pági
nas de furiosa y breve tormenta, y páginas de viento calu
roso, del viento que trae el 'clavel del aire' y lo cuelga
33
del inmenso gomero."
Brígida aunque se compara al árbol en varias carac
terísticas que le son visibles, tiene una gran diferencia
con su nuevo refugio temporal. El árbol, como ella está
sin fruto, pero este árbol sin flores llega a tener su
"flor" en el "clavel del aire" que se le prende al árbol
33Ibid., p. 419.
73
y pegado al árbol vive sin necesitar más nutrimiento
terrestre para existir. Brígida no llega a tener un
"fruto/" pero el deseo maternal se le prende al corazón
como el "clavel del aire" al gomero y este deseo de seguir
la vida llega a ser la causa principal que la lleva al
divorcio para poder seguir la búsqueda incesante. Al en
contrar otro refugio de su muerte viva, Brígida encuentra
también una nueva perspectiva de la vida al satisfacerse
con migajas de felicidad.
Eso era la vida y había cierta grandeza en aceptarla
así, mediocre, como algo definitivo, irremediable.
Y del fondo de las cosas parecía brotar y subir una
melodía de palabras graves y lentas que ella se quedó
escuchando: "Siempre." "Nunca." ... Y así pasan las
horas, los días y los años. ¡Siempre.1 ¡NuncaJ ¡La
vida, la vidai^
Al encontrar otro nuevo refugio temporal, le es
posible enfrentarse a la vida sin verla de frente. Psico
lógicamente el árbol le sirve para suavizar la luz cruda y
minimizar su triste situación así como un árbol puede romper
la ardiente crudeza de los rayos de luz al divertirlos en
diferentes direcciones. Con este nuevo refugio puede acep
tar lo que anteriormente le había sido insoportable. Vuelve
^ Ibid. , p. 418.
74
de nuevo con su marido y parece que ella misma revive "la
melodía de palabras graves y lentas": "Siempre." "Nunca."
Sigue siempre a su lado pero nunca van juntos. La vida
siempre sigue y nunca cesa, así como la protagonista
siempre sufre y nunca goza a lo máximo. Con este nuevo
refugio pasa por su vida aceptando lo que el destino le ha
brindado, vuelve a la triste condena cruel de la soledad
conyugal.
Había vuelto a hablarle, había vuelto a ser su mujer
sin entusiasmo y sin ira. Ya no lo quería. Pero ya
no sufría. Por el contrario, se había apoderado de
ella una inesperada sensación de plenitud, de placi
dez. Ya nadie ni nada podría herirla. ^
Al tener Brígida este nuevo refugio en que escon
derse de la realidad, aparecen de nuevo los pensamientos de
la autora sobre la felicidad. La protagonista ahora vive
sin amor— como en un estado de suspensión— aislada del en
tusiasmo e ira que se contrastan y complementan a la vez.
Sigue el párrafo citado con su teoría sobre la felicidad y
la vida, ideas y pensamientos que se encuentran esparcidos
por toda su obra literaria.
Puede que la verdadera felicidad esté en la convicción
de que se ha perdido irremediablemente la felicidad.
^ Ibid., p. 420.
75
Entonces empezamos a movernos por la vida sin espe
ranzas, ni miedos, capaces de gozar por fin todos los
pequeños goces, que son los más perdurables."^
Es esta creencia que le permite a la protagonista
seguir sufriendo la soledad acompañada en un matrimonio
en que se ha deshecho todo menos el estado civil. Ella
ahora puede soportar la situación y se acondiciona a vivir
una vida conyugal sin placeres, miedos, o cambios emociona
les a causa de la incomunicación. Con el árbol como nuevo
refugio, ella "vive" como si estuviera en un estado vegetal
mientras que el árbol se ha ido personificando con las
características humanas que Brígida le ha transferido al
revivir su desconcierto conyugal con las notas de los
"Estudios" de Chopin.
El estado civil de la protagonista también llega a
romperse a causa de la incomunicación conyugal y otros fac
tores importantes a su intimidad femenina. Al caer el
árbol pierde su refugio de la soledad y nace el deseo
maternal, así como terminan el concierto musical y des
concierto matrimonial ahora ella sigue la vida afuera del
matrimonio.
36ibid.
76
Union y desunión
El final del concierto trae una conclusión extra
ordinaria al fundir las dos acciones (cronológica y psico
lógica) de tal manera que la protagonista y el lector se
encuentran atrapados en las redes del vocabulario y esti
lística de María Luisa Bombal. Al fundirse totalmente las
acciones al final del concierto se presenta visualmente
esta fusión con "las hojas que se desprendían y caían" que
complementan la fusión visual de la luz al mezclar los dos
dramas con la frase, "Y el cuarto parecía ahora sumido en
37 . ^
una copa de oro triste." El oro triste es la impresión
visual que la protagonista recibe al ver el área iluminada
cerca del pianista puesto que la luz es amarilla y es en
tristecida con la oscuridad real de la mente de Brígida al
verla rodeada de oscuridad que predomina en la sala de
conciertos (acción cronológica). Esta misma impresión se
puede sentir en la acción psicológica más adelante y poco
antes de la conclusión del programa musical. Con la caída
del árbol se permite que se forme esta misma impresión
visual horizontalmente en el cuarto de vestir de Brígida,
77
ella ahora tiene luz en'su oscuridad mental. Es esta
"triste copa" que le permite ver su irremediable situación.
Ambas acciones se van alternando al compás de las
notas musicales del "negriblanco teclado" del piano hasta
que logran la fusión auditiva con el rebuscado vocabulario.
El cuarto se llenaba instantáneamente de discretos
ruidos y discretas presencias, de pisadas misteriosas,
de aleteos, de sutiles chasquidos vegetales, del dulce
gemido de un grillo escondido bajo la corteza del
gomero sumido en las estrellas de una calurosa noche
estival.
Los "ruidos" podrían ser de las aves, que como
Brígida se refugian en el árbol (acción psicológica) o la
música del pianista. En la acción cronológica las "pisadas
misteriosas, aleteos, y chasquidos" representan las pisadas
que el pianista da, el aleteo es el volar de las notas y
los chasquidos vegetales son la impresión musical que
Brígida recibe al escuchar el concierto. Estas mismas
palabras representan lo obvio en la acción psicológica.
La fusión de las acciones se completa con la fusión
visual que es introducida auditivamente y terminada visual
mente. Esta doble impresión lleva a Brígida a tal punto
que la confunde al principio pero le permite ver su triste
OQ
Ibid., p. 419.
78
drama doméstico claramente por primera vez.
Un estruendo feroz, luego una llamarada blanca
que la echa hacia atrás toda temblorosa. ...
¿Es el entreacto? No. Es el gomero, ella lo
sabe.39
El estruendo feroz y la llamarada blanca son el
aplauso al final del concierto y la llamarada blanca que le
sigue es la luz que reemplaza la oscuridad que predominaba
durante el concierto. En la acción psicológica el estruendo
i
i
feroz se realiza con la caída del árbol, esta caída permite
que entre la luz (o conocimiento) a la oscuridad (soledad
y estado mental de Brígida) de su drama doméstico que ella
misma describe más adelante.
Encandilada se ha llevado las manos a los ojos.
Cuando recobra la vista se incorpora y mira a su alre
dedor. ¿Qué mira? ¿La sala bruscamente iluminada, la
gente que se dispersa? No. Ha quedado aprisionada
en las redes de su pasado, no puede salir del cuarto
de vestir. De su cuarto de vestir invadido por una
luz aterradora. Era como si hubieran arrancado el
techo de cuajo; una luz cruda entraba por todos lados,
se le metía por los poros, la quemaba de frío. Y todo
lo veía a la luz de esa fría luz; Luis con su cara
arrugada, sus manos que surcan gruesas venas desteñi
das, y las cretonas de colores chillones.^0
Al perder su refugio ve su matrimonio y sus alrede
dores tal como son sin alteraciones. Ve la triste realidad
39 40
Ibid., p. 420. Ibid.
79
sin añadirle deseos ni ilusiones. Con esta pérdida ve la
vida como es y lo señala más adelante al ver todo en la
verdadera reflección que el espejo sin árbol le emite. "Y
toda aquella fealdad había entrado en sus espejos. Dentro
de sus espejos había ahora balcones de níquel y trapos col-
41
gados y jaulas con canarios."
Perdiendo su refugio, su árbol, ahora ve la incomu
nicación completa de su matrimonio, un matrimonio en que
ella está atrapada como el canario en la jaula. Se entera
de que ella está también como adorno sin poder comunicar o
compartir en alguna felicidad con alguien que le pueda
acompañar y sacar de su jaula hecha de lazos matrimoniales
y pueda darle o encaminarla hacia su fruto final. Es así
que el deseo maternal la lleva a la separación.
Le habían quitado su intimidad, su secreto; se
encontraba desnuda en medio de la calle, desnuda junto
a un marido viejo que le volvía la espalda para dor
mir, que no le había dado hijos. No comprende cómo
hasta entonces no había deseado tener hijos, cómo
había llegado a conformarse a la idea de que iba a
vivir sin hijos toda su vida.^
La soledad sentida por Brígida se le hace insopor
table sin amor conyugal. Ha vivido un "amor muerto" dentro
41 4?
Ibid. Ibid., p. 421.
80
de un matrimonio basado en los intereses personales de los
cónyuges— él para seguir la amistad que tiene con el padre
de Brígida y ella para no quedarse soltera y abandonada a
causa de su mentalidad e incomunicación social. El matri
monio como el árbol le han servido de refugios temporales
de la soledad pero al caerse éste derrumba a aquél consigo.
Aunque ella se encuentra "desnuda y sola" sin su nuevo
refugio, ahora sin refugio al ver su situación como es, se
entera de que es más fuerte el deseo maternal que la sole
dad acompañada que tiene dentro del matrimonio.
No comprende cómo pudo soportar durante un año esa
risa de Luis, esa risa demasiado jovial, esa risa
postiza de hombre que se ha adiestrado en la risa
porque es necesario reír en determinadas ocasiones.^
Es así como Luis desea seguir viviendo su vida
conyugal, una muerte viva llena de soledad e incomunicación
en que ninguno de los dos llega a disfrutar dentro del
matrimonio. Para Luis, el viejo refugio de Brígida, la
vida es como su risa postiza, se conforma con muecas de
felicidad— vive la vida matrimonial ignorando su deplorable
situación, aceptando la incomunicación en el matrimonio
y cubriéndola con una fachada de sonrisas.
43
Ibid.
81
Brígida aunque menos inteligente que su esposo
puede ver la falsedad de su matrimonio.
¡Mentira.' Eran mentiras su resignación y su
serenidad; quería amor, sí amor, y viajes y locuras,
y amor, amor ...
— Pero Brígida ¿por qué te vas? ¿por qué te que~
dabas?— había preguntado Luis.
Ahora habría sabido contestarle:
— ;El árbol, Luis, el árbol.' Han derribado el
44
gomero.^
Cae su único refugio y la niña protegida es ahora
la que deshace la farsa matrimonial en que se encuentra
atrapada. Lo que aparenta ser refugio temporal de la sole
dad es en realidad una prolongación pésima para ella. Con
dos cónyuges completamente opuestos en casi todas las dimen
siones, el matrimonio se encuentra condenado a fracasar.
El último medio de comunicación amorosa muere al nacer el
deseo maternal en Brígida. Ella ahora se encuentra como
promovedora de la acción en vez de objeto aislado de la
realidad. Es ella quien desenlazó los lazos matrimoniales
que le impedían satisfacer sus deseos maternales así como
lo hizo Yerma, la protagonista de Yerma, al dar muerte a
Juan al enterarse de que su esposo era incapaz de engendrar
en ella la mayor expresión de la femenidad. El deseo
44
Ibid.
82
de dar a luz un niño es superior a la fachada de aparencias
en "El árbol" como en Yerma de Federico García Lorca. Am
bas mujeres destruyen su encadenamiento matrimonial al
enterarse de que les es imposible seguir la vida sin dis
frutar de los placeres y el papel de llegar a ser madre.
CAPITULO III
LA INCERTIDUMBRE Y LO HUIDIZO DEL AMOR
Introducción
Los temas del amor, la soledad, y la muerte se
observan bajo los distintos matices que la belleza absoluta
presenta en "La historia de María Griselda." Lo que apa
renta ser favorable físicamente es en realidad la causa de
los lamentos y desgracia para todos los seres que se comu
nican con la beldad sinpar.
"La historia de María Griselda" es una de las obras
menos conocidas de María Luisa Bombal. Este cuento que
apareció en la revista Sur en 1938 se asemeja a la exten
sión que la autora le hizo a su novela, La amortajada, al
traducirla al ingles bajo el título de The Shrouded Woman.
El cuento tiene varios rasgos de "Realismo-Mágico" pero
ellos se limitan a la narración de la narradora finada que
revive su amor de madre al relatar la muerte viva del
matrimonio de cada uno de sus hijos.
83
84
Resumen de la trama de la obra
La trama de la obra es armada por Ana María, la
madre finada y sola, que penetra la selva aislada en busca
de su hija, Anita, y encuentra la lamentable y caótica
situación que los lazos matrimoniales han creado para cada
uno de los matrimonios de sus hijos. Sus dos hijos, Alberto
y Fred, igual que su hija, Anita, sufren a causa de la sin
par belleza de María Griselda. Aunque está casada con
Alberto ella siempre ejerce cierto poder en la vida matri
monial de todos.
Alberto sufre el dolor de sentirse aislado de su
mujer a quien él ha aislado para solamente tener para sí.
Fred, el hijo mimado, sufre otros síntomas, él la admira
desde "una distancia" nunca comprometiéndose en total.
Anita sintiendo la amenaza de la belleza de María Griselda
para con su novio, Rodolfo, se entrega a éste para atrapar
y comprometerlo al matrimonio. Los yernos de la narradora
también sufren. María Griselda no encuentra ni amor ni
compasión, todos la ven como una estatua inerte. Rodolfo
acepta la realidad, se casa con Anita y vive con ella y las
memorias de lo ideal mientras que Silvia, la esposa del
mimado Fred, combate su situación activamente. Ella se
85
enfrenta al problema, se mide con María Griselda para re
tener a su esposo y al enterarse de que le es imposible
salir avante se quita la vida así dando su mayor caudal
para defender lo suyo. Nadie inclusive María Griselda es
capaz de disfrutar de la vida matrimonial— y todo a causa
de su belleza.
La belleza como fuerza destructora
María Griselda es la fuerza que mueve la acción en
las tres parejas desgraciadas. No solamente influye en la
vida de los matrimonios sino que también impresiona a todo
lo que le rodea. Los niños le muestran cariño al obse
quiarle su oferta infantil y sincera para poder contemplar
la belleza de María Griselda aunque solamente sea temporal.
— Estoy cansada. ¿Y eso qué es ... ? ¿Esas
caras pegadas a los vidrios? Ya se apartaron ...
¿Quiénes trataban de mirar hacia dentro?
Son los niños del campero que vienen siempre
a dejar flores para la señora Griselda, ahí, al
pie de la ventana.
Hasta los niños se lanzan al frente de la amenaza
del peligro para ver lo que para ellos era lo más bello,
‘ '"María Luisa Bombal, "La historia de María Gri
selda, 1 1 Sur, XV (febrero de 1939), 48-49.
86
no les importa el peligro que existía con el cabrito que
andaba suelto en el bosque. El "cabrito" también puede
simbolizar el esposo frustrado o burlado. "— ¡Sí que le
tienen miedo. 1 Pero por la señora Griselda son capaces de
todo. ¡Les parece tan bonita. 1 Dicen que es más bonita que
2
la Santísima Virgen."
La belleza de María Griselda también es apreciada
por toda la naturaleza que le rodea. Según Fred, el hijo
menor de Ana María, hasta un sapo, animal termalmente
variable, sube la escalinata para contemplarla.
— Está enamorado de María Griselda. Todas las
tardes sube a esperarla para poder verla cuando ella
vuelve de su paseo a caballo— le explico Fred, apar
tándolo delicadamente con el pie."^
Pasando del fundo a la viva flora de la selva y de
la región frondosa y virgen del río Malleco, también mani
fiesta la oferta hecha por la naturaleza a la belleza de
María Griselda. Ahora es otro admirador de la naturaleza
que hace tributos a María Griselda, el novio de Anita, le
relata a la narradora, lo de la ofrenda de amor que el
sonoro y huidizo río le hace a la beldad sinpar.
2
Ibid., p. 49.
3
Ibid., p. 42.
87
Rodolfo le explicó no le tenía miedo, y le mostró,
erguido en la corriente, el peñón sobre el que ella
acostumbraba a tenderse largo a largo, soltando a las
aguas sus trenzas y la cola de su traje de amazona.
Y le contó como, al incorporarse, María Griselda se
echaba a reír y hurgaba en su cabellera chorreante
para extraer a menudo, como una horquilla olvidada,
algún pececito plateado ... regalo vivo que le había
ofrendado el Malleco.
Porque el Malleco estaba enamorado de María Gri
selda. ^
Los "tres amantes inocentes" de María Griselda son
reflejos de los hombres interesados en ella. Cada uno de
los "amantes" se asemeja a uno de los componentes masculinos
de los tres matrimonios afectados por la belleza destructora
e inocente de María Griselda. El río es como Alberto—
signo del incesante transcurrir del tiempo dando una oferta
temporal a ese amor que siente para su cónyugue. La oferta
que el río hace es como la de Alberto, vive y muere al
instante. Los niños solamente se asoman a ella ofreciendo
flores así como Fred ofrece poemas, ambos amantes huyen de
la confrontación. El único que permanece a pesar de todo
es Rodolfo. El es como el sapo, termalmente frío y capaz
de vivir en distintos ambientes. Otro "amante" las palomas
de María Griselda, muere como Silvia, su contrincante
4
Ibid., p. 53.
88
femenino que es bella, valiente, e inocente. Todos sucum
ben ante la belleza destructora e inocente.
La soledad
El matrimonio de Alberto y María Griselda se carac
teriza por la soledad indomable. Ella se queja de la sole
dad igual que su cónyuge, ambos sufren lo suyo y a la vez
afectan a los que los rodean. La soledad en este matrimonio
se puede ligar a la incomunicación que existe entre los
esposados y a la vez esta incomunicación se vincula con las
relaciones y sentimientos que ellos tienen para con los que
forman el círculo familiar aislado de la sociedad y de sí
mismos.
Alberto al casarse con María Griselda, se sale del
ambiente social metropolitano para refugiarse en el campo
con su cónyuge para así disfrutar del acompañamiento. Esto
es algo común en los países hispanoamericanos en que la
mujer suele dedicarse casi exclusivamente a la vida domés
tica, pero en este caso el aislamiento trae consigo desas
trosos resultados a la vida matrimonial de María Griselda
y Alberto. En vez de unificarse, cada uno se divierte en
otra dirección aislándose más cada uno del ser con quien
ha contraído nupcias.
89
La soledad e incomunicación a causa
de la inseguridad
Alberto es incapaz de sentir la unión matrimonial
completa con su esposa aunque se encuentra en un grupo
pequeño y sin mayores distracciones a su vida conyugal y
ella nunca ha podido sentir el amor maternal o fraternal a
causa de su belleza. Esta falta de amor e incomunicación
infantil y adolescente se asoma también en su vida conyugal
más adelante. Su propio esposo aunque casado con ella se
encuentra "cazando" una presa tan huidiza como la felicidad
y el tiempo que le es otorgado a cada uno para aventurar
la dichosa meta.
La introducción de Alberto en el cuento empieza con
la muerte de las palomas de María Griselda. Estas palomas
son muertas por Alberto— las palomas como la vida tienen su
fin— pero al compararlas con la felicidad podemos decir
que al dar muerte a esta dimensión de la felicidad nos es
posible apreciar otras interpretaciones y vincularlas con
algunas de las ideas de María Luisa Bombal. Si aceptamos
la creencia de que la felicidad completa como "las palomas"
es huidiza y no existe para siempre. La felicidad también
puede ser como "el sapo" que "está" como su corazón, casi
inerte, termalmente frío y aislado de todos. Estas dos
90
posibilidades existen en los tres matrimonios del cuento
pero son sobresalientes en la vida de la protagonista y su
esposo.
Al haber dado muerte a las palomas después de
regresar de su refugio temporal de la soledad matrimonial—
Alberto sabe el por qué y cómo de su soledad matrimonial.
El, como el jefe de familia que ha aislado a su cónyuge de
la sociedad, ahora se siente aislado de su prenda amada.
Esta soledad le lleva a la embriaguez y desolación que
solamente son completamente compadecidas por la madre y
quien o quienes hayan sufrido estas amarguras.
La madre siente esta pérdida de felicidad al perder
su última expresión de amor, ha visto la pérdida de sus
hijos a causa del matrimonio y ahora al verles casados—
les ve en una luz similar a la que ella ha vivido. El amor
maternal le ha presentado el último fruto que sus brotes
ofrecen y ella a la vez anhela que puedan duplicarse con
los retoños de estos.
La narradora encuentra a Alberto en estado ebrio
que como el amor rompe las barreras que le rodean y le
permiten expresar sus verdaderos sentimientos. Sentimien
tos de soledad inconsolable. Al abrazarle a su madre,
91
el hijo lamenta su realidad doméstica:
— ¡Hay algo que huye siempre en todo.' ¡Como en
María Griselda.'— gritó casi en seguida, desprendién
dose— . De qué le sirve decirme: ¡Soy tuya, soy
tuya. 1 ¡Apenas se mueve, la siento lejana.' ¡Apenas
se viste, me parece que no la he poseído nunca.'^
Como en sus otras obras literarias analizadas en
este estudio, hay una mujer que ama sin ser amada y el en
redo y la trama tratan de llevarla a la dimensión de feli
cidad deseada. Ella se entrega a su marido físicamente
pero él la siente ausente al terminar las vinculaciones
físicas. Al entregarse hace hincapié de ello al declararlo,
pero la intimidad matrimonial solamente existe en el aspecto
físico. Al desnudarse ella, ella declara sus sentimientos
íntimos. Desnuda su alma así como lo ha hecho con su
cuerpo. Físicamente encuentra la comunicación deseada,
pero al vestirse Alberto siente que él se separa completa
mente de ella, así es como se hace la ilusión solamente
para desvertirla por la realidad.
El amor para María Griselda era la vida para
Alberto, una vida que lo deshacía completamente. "Y Alberto
había empezado a explicar la angustia que lo corroía y des-
g
truía como a todos los habitantes de aquella casa."
5
Ibid., p. 56. ^Ibid.
92
El amor que él siente es como el símbolo amoroso de
la naturaleza que también se ahinca ante la belleza aislada
en la flora de la región. Alberto como los otros que aman
se parecen a las riveras que sufren la corrosión de una
fuerza superior que se lleva parte de su ser con el trans
currir del tiempo.
Siente un amor tan grande, un amor que de brindis
le permite vivir físicamente y que a la vez le destruye
espiritualmente. Esta dualidad de sentimientos es lo que
el amor a María Griselda le brinda en forma de ofrecimiento
temporal, ofrenda que se asemeja al tributo amoroso que la
naturaleza presta a las beldades en la vida. Es como la
vida que también va dando sentido y sabor temporal a la
vida.
Además María Griselda recibía peces envueltos en su
cabellera como regalos que el río hacía a su belleza.
Estos "peces plateados" al ser pescados por su cabellera
y sacados del incesante fluir del río también son como el
amor que Alberto siente para María Griselda y que él mismo
relata a su madre.
Sí, era en vano que, para tranquilizarse, él
rememorará los íntimos abrazos por los cuales María
Griselda estaba ligada a él. ¡En vano! Porque
93
apenas se apartaba del suyo, el cuerpo de María
Griselda parecía desprendido y ajeno desde siempre
y para siempre."^
Lo principal en la vida para Alberto son los momen
tos íntimos que siente y vive físicamente. Esta intimidad
le parece irremediablemente huidiza. Sigue y desnuda su
pecho a la creadora de sus días al relatarle la soledad de
su intimidad.
Y en vano, entonces, él se echaba nuevamente
sobre ella tratando de imprimirle su calor y su
olor. ... De su abrazo inesperado volvía a surgir
distante y como intocada.®
Alberto trata de reenforzar su amor al expresarlo
físicamente pero no lo logra. Ella se le escapa escurri
dizamente de su abrazo amoroso así como a veces suelen
hacerlo los peces de los que tratan de pescarlos. Todo les
es huidizo.
¿Celos? Tal vez. ¡Extraños celosJ Celos de
ese algo de María Griselda que se le escapaba siempre
en cada abrazo. ¡Ah, angustia incomprensible que lo
torturaba.' ¿Cómo expresar y agotar cada uno de los
movimientos de esa mujer? ¡Si hubiera podido envol
verla en una red de paciencia y de memoria, tal vez
pudiera comprender y aprisionar la razón de la Belleza
y de su propia angustia. ' 9
^Ibid.
9
Ibid., p. 57.
Q
Ibid., pp. 56-57.
94
El amor que Alberto siente es como el río de la
región desierta. El amor como el río da y quita en una
forma de sacrificio y recompensa invertida. El río Malleco
hace sus ofertas a María Griselda— estas ofertas se hacen
en forma de los peces que allí nacen y tienen que morir al
cambiar de ambiente en cuanto son ofrecidos a la cabellera
de María Griselda y sacados de el sitio que la naturaleza
les otorgó. La oferta física, los peces, muere casi
instantáneamente y es muy parecida a la muerte física que
Alberto sufre después de unirse copulativamente con María
Griselda. Basta soltar su abrazo y siente que ella se ha
alejado de él, así como el río se lleva objetos a rumbos y
sitios distantes. Mas adelante, su deseo de poseerla com
pletamente se compara con la pesca de los peces en que es
preciso tener "una red de paciencia" para atrapar los
instantes de amor huidizo en su soledad acompañada abso
luta.
Al estar enamorado se derrumban muchos mecanismos
de defensa y cae al nivel de los celos. Celos que le des
truyen y deshacen espiritualmente así como el río lo hace
cuando se lleva las riveras consigo. Son los celos y la
soledad que llevan a Alberto al alcoholismo. Con el alcohol
95
ahoga sus penas, apaga su soledad temporalmente y vuelve a
torturarse aún más en su ardiente soledad celosa.
Paradójicamente la belleza de María Griselda que le
impide a Alberto de gozar de la felicidad conyugal trae
soledad también para su poseedora. Lo que aparenta ser
dote físico, en realidad llega a ser un defecto social para
María Griselda. Ella también tiene su vida matrimonial
saturada de soledad y desamor. La belleza que posee siempre
se ha interpuesto entre ella y la felicidad, brindándole
soledad y desamor, desde sus primeros recuerdos infantiles.
Es tan bella que su propia suegra quien al contem
plarla por primera vez al acercarse al lecho de "la bella
durmiente" se sorprende al ver esta joya de perfección
física creada por la naturaleza. El verla es descubrir
nuevos niveles de belleza puesto que es totalmente incom
parable.
¡Sus ojos.' ¿De cuántos colores estaba hecho el color
uniforme de sus ojos? ¿De cuántos verdes distintos
su verde sombrío? No había nada más minucioso ni más
complicado que una pupila, que la pupila de María
Griselda.^
La madre igual que todos quienes que rodean a María
Griselda notan la profundidad de su belleza, una belleza
~*~^Ibid. , p. 60.
96
natural que atrae a los hombres, causa celos en sus mujeres
y despierta la admiración de una madre que se queda como
el lector y sus admiradores— deseosos de tener más símiles
y símbolos para apreciarla aún más, sabiendo que si sus
ojos merecen tanto elogio, quienes les vean en otra luz
tendrán que apreciarlos aún más. Sigue la narradora con
la descripción ocular.
Un círculo de oro, otro verde claro, otro de un
verde turbio, otro muy negro, y de nuevo un círculo
de oro, y otro verde claro, y ... total: los ojos de
María Griselda. ¡Esos ojos de un verde igual al
musgo que se adhiere a los troncos de los árboles
mojados por el invierno, esos ojos en el fondo de
los cuales titilaba y se multiplicaba la llama de
los velones. '
La belleza de María Griselda atrae a su suegra,
ella ve una serie de matices de belleza en los ojos de su
nuera. Las últimas líneas de la descripción citada se
asemejan a las consecuencias que a veces sufre el corazón
al amar. La "verdura" de los ojos es parecido a "los árbo
les mojados por el invierno" como las lágrimas lloradas
a causa de la fría soledad que después se multiplica en la
"llama," así pasando por una metamorfosis termal.
97
Sigue la descripción de los ojos y se van acercando
las metáforas.
¡Toda esa agua refulgente allí/ como por milagro.'
¡Con la punta de un alfiler, pinchar esas pupilas. 1
Hubiera sido algo como rajar una estrella. ... Ella
estaba segura de que una especie de mercurio colorado
habría brotado al instante, escurridizo, para quemar
los dedos del criminal que se hubiera atrevido.^
Los ojos como el corazón tienen contenidos dentro
igual que el "agua refulgente" que al ser pinchada brota.
La tentación de punzar se presenta a ver la beldad y "casti
dad" incomparable. Esta beldad se presenta distante, pero
la tentación siempre existe y así es como las posibles
consecuencias en el amor. Rompiendo esta creación sinpar
de la naturaleza "instantáneamente brota mercurio escurri
dizo para quemar los dedos del criminal." El mercurio
representa lo huidizo de los frutos de la hazaña y a la vez
representa el estado final de la metamorfosis termal, al
quemar al criminal así como en el amor ambos pueden sufrir
o ser quemados de una manera u otra al deshacer su creación
personal.
La madre sigue la narración empezando con una
variación de la clásica metáfora becqueriana.
12Ibid.
98
La verde mirada se había prendido a ella y había
palpitado, aclarándose por segundos. ... Y, de golpe,
ella había sentido un peso sobre el corazón. Era
María Griselda que había reclinado la cabeza en su
pecho.^
Eslabona la soledad, en forma de lágrimas de lo
verde de los ojos con las lágrimas del corazón al emplear
las palabras "se había prendido a ella y había palpitado"
referiéndose al corazón y los ojos a la vez. Termina final
mente con la unión física de los "ojos" y el "corazón" y
cambiando de narrador u "ojos" y penetramos o entramos como
el alfiler punzante de la tentación de la narradora al
"corazón" o sentimientos de María Griselda. Con el cambio
nos es posible enterarnos del alfiler, símbolo fálico, que
la belleza y el "amor" le han clavado en el corazón.
Ella ha causado cambios en los matrimonios que la
rodean, se pueden ver las consecuencias de su belleza a
todos lados con las otras narraciones. Anteriormente se
observan los sentimientos hacia ella y ahora finalmente se
presenta la introspección a los estados de ánimo de la
protagonista en que igual que el caso de su esposo, sobre
sale la soledad.
13
Ib id. , p. 61.
99
Pidiendo disculpa a su suegra y ésta dándosela al
no culparla por su belleza, María Griselda sigue la narra
ción al quejarse de su belleza destructora.
Siempre, siempre había sido así— le decía— .
Desde muy niña hubo de sufrir por culpa de su be
lleza. Su hermana no la quería y sus padres, como
para compensarle a su hermana toda la belleza que
le habían entregado a ella, dedicaron siempre a
ésta su cariño y su favor. En cuanto a ella, nadie
la mimó jamás. Y nadie podía ser feliz a su lado.^
En esta obra como en el capítulo anterior, la pro
tagonista se encuentra circundada y sumergida en la soledad.
Brígida sufre a causa de su mentalidad y María Griselda
también está condenada a la soledad por su belleza que la
individualiza y aisla de los que la "rodean." En su juven
tud, ella tiene que sufrir el abandono maternal y la riva
lidad fraternal. Los padres aparentemente ven la belleza
física que atrae atención (atracción exterior) y se olvidan
de que ella también necesita cariño y fervor para combatir
la soledad (incomunicación interior). El abandono maternal
y rivalidad fraternal que experimenta desde niña se con
vierte en la soledad, la soledad a que tendrá que enfren
tarse el resto de su vida.
14Ibid.
100
A ella "nadie la mimó jamás," el abandono maternal
se repite muchas veces más adelante en su vida. Al tratar
de escapar la soledad, la vuelve a encontrar en diferentes
etapas de la vida. De niña se siente aislada y no amada a
causa de belleza. En la vida conyugal ni los lazos matri
moniales o el amor físico pueden acercarla a su esposo.
Otra vez se repite el aislamiento a causa de su belleza y
la soledad que había sentido anteriormente. En vez de
hacer nuevas amistades mutuas para engrandecer su círculo
social con su esposo, es llevada al fundo y aislada com
pletamente de sus viejas amistades. En vez de encontrar
felicidad y amor en su fundo aislado cosecha frutos amargos.
Ahí estaba Alberto, amándola con ese triste amor
sin afecto que parecía buscar y perseguir algo a
través de ella, dejándola a ella misma desesperada
mente sola. Anita, sufriendo por causa de ella. Y
Rodolfo también. Y Fred, y Silvia ... ¡Ah, la pobre
Silvia. ' 15
Las etapas de la soledad
La soledad sufrida por María Griselda se repite en
todas las etapas de su vida al no recibir el amor necesi
tado para combatirla. Los amores más naturales y obvios
101
nunca se realizan a causa de su belleza— de niña no recibió
el amor de sus padres y al casarse este amor tan obvio y
natural también se le escapa. La rivalidad fraternal y
causa de la soledad que conoció en su juventud se vuelve a
repetir. Su hermana no podía ser feliz al lado de ella
"nadie podía." Ahora después de casada, ella causa proble
mas en los otros matrimonios.
El matrimonio la deja "desesperadamente" sola igual
que Brígida en "El árbol." Igual a ella al no recibir el
amor de los padres ni de las "hermanas," fracasa en su
círculo social negándosele de nuevo una migaja de amor en
forma de amistad. María Griselda igual que Brígida busca
el amor en todas sus formas y a ambas les es negado por
diferentes circunstancias. "¡Un hijo.' ¡Si pudiera tener
un hijo.' Tal vez, al verla materialmente ligada a él por
16
un hijo, el espíritu de Alberto descansaría al fin."
Al dar luz a un niño su soledad podría ser comba
tida por otra forma de amor y a la vez su vida y la de
Alberto tendrían el vínculo necesitado para unificarles
temporalmente y así juntos hacerle frente a la soledad
102
matrimonial. Pero aquí también se interpone otra dificul
tad. Sigue su introspección.
Pero, Dios mío, no parecía ya como elegida y predesti
nada a una solitaria belleza, que la naturaleza— ¿quién
sabe por qué— hasta le vedaba prolongar? Y en su
crueldad, ni siquiera el nimio privilegio de un origen
visible parecía haber querido el destino. ... Porque
sus padres no se parecían a ella, ni tampoco sus abue
los; y en los viejos retratos de familia nunca pudo
encontrarse el rasgo común, la expresión que la pudiera
hacer reconocerse como el eslabón de una cadena humana.
17
¡Ah, la soledad, todas las soledades.
La soledad que ella siente es completa. A causa de
su belleza es casi abandonada por los padres de ella, lo
que aparenta ser dote físico llega ser defecto. Nunca
llega a saber lo que es amor fraternal o conyugal. Final
mente siente la soledad completa al no poder gozar de la
maternidad y esta soledad se intensifica al no poder ser
identificada en su cadena humana representada en las foto
grafías de sus antepasados y finalmente rompe la cadena
familiar con los lazos matrimoniales.
El amor le es huidizo a María Griselda mientras que
la soledad siempre le acompaña siempre hacia la muerte.
Ana María narra de nuevo al remorar a su nuera. Recuerda
los minuciosos detalles de su femenidad y añade el elemento
17
Ibid., pp. 61-62.
103
temporal huidizo.
Aquel tic-tac hendiendo implacablemente el mar
del tiempo, hacia adelante, siempre hacia adelante.
Y las aguas del pasado cerrándose inmediatamente
detrás. Los gestos recién hechos ya no son, son el
océano que se deja atrás inmutable, compacto y soli
tario.^®
El reloj late incesantemente como el corazón de la
protagonista, siempre en marcha llevándola siempre hacia
adelante, siempre hacia la meta final. Es durante esta
marcha del reloj y la vida que el corazón de la protago
nista y los otros personajes buscan robarle unos momentos
de felicidad y amor a la vida para así apreciarla más.
La muerte
La aparición de la muerte en este cuento es evi
dente y tiene varias dimensiones sobresalientes. En todas
las uniones conyugales es obvia la teoría de María Luisa
Bombal tocante a la muerte de la felicidad; si aceptamos su
teoría de que la felicidad se ha perdido para siempre en
tonces se pueden aceptar mejor las "pequeñeces" que son más
duraderas. Cada uno de los tres matrimonios va en busca de
la felicidad y encuentra diferentes resultados pero sigue
18
Ibid,, p. 63.
104
su deber de la continua búsqueda.
El matrimonio de Fred y Silvia pasa por las etapas
del amor y la soledad terminando con la muerte inevitable.
Los lazos matrimoniales que unen a Fred y Silvia son tan
débiles como el carácter de cada uno de ellos. Parecen dos
tristes creaturas perdidas en laberintos matrimoniales y
ninguno parece tener la fuerza para salvar el matrimonio
orientado hacia el fracaso.
La debilidad masculina
El matrimonio padece de un defecto principal según
el punto de vista hispanoamericano. El hogar es débil si
no cuenta con una fuerte figura masculina para que lo enca
bece y en esta unión conyugal esta figura está completamente
ausente. Fred es el niño menor, mimado y consentido que
aún no ha podido soltarse de las faldas de su madre cuando
tiene un problema. Así le cuenta a ella de sus problemas.
— Oh no, este desorden no es culpa de María
Griselda. Es que somos tantos y ... ¡mamá.'— gimió
de pronto, de la misma manera que cuando de niño
corría hacia ella porque se había hecho daño o por
que tenía miedo. Pero esta vez no se le colgó del
cuello como lo hacía entonces. ¡Por el contrario.'
Reprimiendo bruscamente su impulso, huyó al otro ex
tremo del hall para dejarse caer como avergonzado en
un sillón.^
19
Ibxd., p. 42.
105
Las mismas reacciones infantiles se repiten de
nuevo en su vida al no poderle hacer frente a sus propios
problemas. En vez de solucionar su situación matrimonial
al esquivar la tentación o yéndose del fundo, sucumbe a las
ideas de su tonta y linda esposa. La debilidad masculina
le impide de que goce del amor y la felicidad al no poder
decidir por sí mismo en las cosas significantes. Sigue
igual que cuando niño siempre que tenía un problema le huía
y corría para encontrar refugio al lado de su madre, ahora
lo hace de nuevo aunque no en la misma manera.
— ¡Oh mamá, es una suerte que usted haya venido.'
Tal vez logre Vd. convencer a Silvia de que es nece
sario que nos vayamos. Figúrese que se le ha ocurrido
que estoy enamorado de María Griselda, que María
Griselda me parece más linda que ella ... Y ella se
empecina en quedarse para que yo reflexione, para que
la compare con ella, para que elija ... ¡Que sé yo.'
Está completamente loca. Y yo quiero irme. Necesito
irme. Mis estudios ...
¡Su voz, su temblor de animal acechado que quiere
huir, presintiendo un peligro inminente.' ^0
La solución aparenta ser simple, huir del fundo y
así alejarse de la belleza absoluta, llevándose consigo la
posibilidad de salvar su matrimonio al no tener que comparar
a las mujeres principales de su vida. Aquí es el hombre
^ Ibid., p. 43.
106
quien trata de huir del peligro de los celos en su matri
monio. La mujer que por lo general es más reservada que
el hombre hispanoamericano es quien le hace frente al
peligro. Como en otras de las obras literarias de María
Luisa Bombal, la mujer no-amada trata de resolver su pro
blema por sí misma. Es ella quien sale a tratar de apagar
la muerte viva del desamor.
El espíritu posesivo y combativo femenino
Silvia es descrita como una muchacha con cierto
grado de belleza y algo tonta que al casarse decide ir al
fundo del Sur para medirse con su incomparable concuña. Al
casarse siente la necesidad de ser considerada "la única"
en los ojos de su cónyuge, esto combinado con su vanidad y
los celos convierten su "luna de miel" en "luna de hiel"
y la llevan al sufrimiento insoportable y a la muerte
matrimonial y física.
Su propia declaración simple e inocente es indicio
de su falta de madurez intelectual. Es como la llama su
suegra "la muchacha más tonta y linda del año" al enterarse
de su proyecto.
— ¡Por Dios, señora.' No se enoje. Ya sé que
usted y toda la familia no han querido ver ni aceptar
a la mujer de Alberto ... pero yo me muero de ganas
107
de conocerla. ¡María Griselda.' Dicen que es la
mujer más linda que se haya visto jamás. Yo quiero
que Fred la vea y diga: Mienten, mienten, Silvia es
la más linda.
El inocente deseo de tratar de ser "la reina" en
los ojos de su marido trae terribles consecuencias para
ambos. Los dos sufren después de conocerla, ambos a su
manera pasan momentos críticos en su vida conyugal. El
sufre por la comparación y no puede huirse de la escena ni
de la autora de su miseria.
— Oh mamá, todos los días una imagen nueva, todos
los días una nueva admiración por ella que combatir ...
No, no puedo quedarme ni un día más, porque no puedo
dejar de admirar a María Griselda cada día más ... de
admirarla más que a Silvia . . . ¡Más que a Silvia, sí .'
¡Más que a Silvia, que es la mujer que quiero! ¡Oh
mamá, yo tengo que irme de aquí ... tenemos que
irnos ... y Silvia no quiere.' Háblele usted, mamá,
por favor.22
Fred sufre la agonía de tener que admirar la belleza
destructiva de su cuñada. Cada día le presenta una nueva
visión y mientras que asciende esta admiración por María
Griselda decae la posición que tiene su esposa en su cora
zón. La admiración que siente por la beldad sinpar es
semejante al amor y felicidad completos que se huyen de
Silvia— ambos son inalcanzables y se van alejando más con
22Ibid., p. 44.
108
cada "tic-tac del reloj" y el latir del corazón.
Silvia también sufre, sufre el tormento de una
linda mujer casada que se siente acomplejada al verse ante
alguien más bella que ella y que siempre está presente y
que perjudica su unión matrimonial.
¿Por qué esa sensación de inferioridad en que
la sumía la presencia de María Griselda? Era raro.
Ambas tenían la misma edad y, sin embargo, María
Griselda, la intimidaba.^
Su sentido de inferioridad es tan grande al confron
tarse con María Griselda que todos los elogios, las flores,
y metáforas amorosas que su esposo "poeta" le ofrece no la
pueden rescatar.
Sigue la narración de sus íntimos sentimientos:
Sin embargo, ella hubiera deseado comprender por qué,
cuando veía a María Griselda, cuando se topaba con
sus ojos estrechos de un verde turbio, no le gustaban
ya sus propios ojos, azules límpidos y abiertos como
estrellas. ¿Y por qué le parecía unútil haberse
arreglado durante horas frente al espejo, y ahora
encontraba ridicula la sonrisa tan alabada con que
se complacía en mostrar esa doble hilera de dientes
pequeñitos y blancos?2^
La comparación le ha sido inútil a Silvia pero así
de tonta y linda que es, es más valiente que su esposo.
Ella decide quedarse, ya sea para satisfacer lo que al
24
Ibid., p. 51. Ibid.
109
principio parece ser un capricho vanidoso o tal vez una
necesidad femenina. Desea quedarse y arriesgar todo. Es
ella la que quiere quedarse para reconquistar el amor in
condicional de su esposo. Ambos integrantes del matrimonio
muerto están completamente juxtaposicionados y así siguen
hasta la muerte, no logran la felicidad mutua.
La muerte y el fin y principio
La muerte tiene varias dimensiones en el matrimonio
de Fred y Silvia. Un matrimonio sin amor se puede consi
derar como muerte viva puesto que al perder el amor uno de
los cónyuges o el otro es negado la posibilidad de disfrutar
de mayor felicidad. Cada uno sufre a su manera. Fred es
tormentado por la presencia de María Griselda que repre
senta para él lo absoluto en belleza y lo manifiesta en su
inspiración a la poesía. Sufre un desastre matrimonial,
jal conocer a su cuñada, pierde en el amor pero encuentra su
verdadera vocación. Titubea en el amor pero no en la
poesía. Es aquí donde encuentra la máxima expresión de
sus sentimientos íntimos y que hasta entonces no podía dar
a luz.
Fred dice que no está enamorado de su cuñada pero
admite que desde verla por primera vez encuentra su
110
verdadera vocación, pero anteriormente había expresado sus
verdaderos sentimientos a su madre. Al describir su pri
mera vista de María Griselda confiesa que nace el amor a la
poesía así como empieza la muerte de su matrimonio.
Del fondo de su ser empezaron a brotar exclama
ciones extasiadas, músicas nunca oídas: frases y notas
hasta entonces dormidas dentro de su sangre y que de
pronto ascendían y recaían triunfalmente junto con su
soplo, con la regularidad de su soplo. Y supo de una
alegría ... grave y liviana, sin nombre y sin origen;
y de una tristeza resignada y rica de desordenadas
• 25
sensaciones.
Al ver la belleza femenina absoluta brota la crea
tividad durmiente. El cambio de vocación es representado
en la poesía y dictado por el corazón. El símbolo de la
poesía representa la expresión de los sentimientos del
corazón es lo aspirado y más bello a su ser. La carrera de
derecho igual que el matrimonio representan lo que se debe
de hacer por ley y compromiso aunque estos no sean aprecia
dos o concluidos por los integrantes del matrimonio.
Sigue con su auto-introspección:
Y comprendió lo que era alma, y la admitió tímida,
vacilante y ansiosa; y la aceptó tal cual era: efí
mera, misteriosa e inútil, con su mágica muerte que
tal vez conduce a nada. Y suspiró, supo al fin lo
25Ibid., pp. 58-59.
111
que era suspirar ... porque debió llevarse las dos
más al pecho dar unos pasos y echarse al suelo entre
las altas raíces.^6
Fred ve la vida como misteriosa e inútil y encuentra
disipación en la poesía. Aunque no es igual al amor erótico
siempre encuentra expresión en la creatividad. No se ha
lanzado totalmente en la búsqueda del amor y se conforma
con la expresión poética del amor que lleva dentro de sí.
| Es igual en el matrimonio, Silvia se divierte en
I
I
otra dirección. Ella sí busca el amor total de su esposo
y muere como vivió.
¡Dios mío.' ¿Quién hubiera podido prever aquel gesto
en aquella niña mimada, tan bonita y tan tonta?
Apoderándose rápidamente del revólver que Alberto,
momentos antes, había arrojado descuidadamente sobre
la mesa, se abocó el caño contra la sien y sin ni
siquiera cerrar los ojos, valientemente, como hacen
los hombres, apretó el gatillo.^7
Silvia tonta y linda aparenta ser niña inmadura al
principio pero los celos y la necesidad de ser la única en
los ojos de su esposo la llevan a ser más agresiva y pose
siva. No quiere el amor a medidas y muere como vivió matri
monialmente. Quiere a su hombre solamente para ella y al
no poder lograrlo se quita la vida. No se conforma con mi
gajas; para ella el amor es todo o nada.
26
Ibid., p. 59.
112
¿El amor?
Ninguno de los hijos de Ana María logra encontrar
la felicidad del amor en el matrimonio. Son seis persona
jes en la continua búsqueda del amor y la felicidad. La
felicidad y el amor les son tan huidizos como los peces que
se quedan embarañados en la cabellera de María Griselda.
Ambos son difícil de encontrar y pescar en el incesante
¡transcurrir de la vida y su realidad final. Todos tratan
de llevar la soledad de la vida con una forma de amor y
también todos encuentran diferentes formas de amor. El
matrimonio de Anita y Rodolfo es el que más se asemeja al
concepto común de la vida conyugal. Este matrimonio no
sufre las penas de la belleza y los celos exagerados que le
llevan al matrimonio la soledad inconsolable y el olvido
alcohólico. Tampoco tiene la resignación y entrega total
al amor como el matrimonio de Fred y Silvia en que ambos
encuentran lo inesperado en el amor y la vida.
Rodolfo y Anita están comprometidos y al acercarse
sus nupcias se ven amenazados sus intenciones matrimoniales
a causa de la fuerza destructora de la belleza de María
Griselda. Otra vez sale la mujer a jugarse todo para con
quistar o no perder el amor de su hombre. Es la mujer
113
no amada la que está dispuesta a lanzarse a la pérdida
total para no perder su hombre. La alusión que la narra
dora hace de María Griselda es como el amor y la felicidad
para sus tres hijos y sus esposados. Al buscar a María
Griselda se asemejan a "dos cazadores siguiendo a una
huidiza gacela." Los tres hijos de Ana María también van
en la búsqueda de la huidiza presa o meta, buscan el amor
y al encontrar alguien con quien piensan pasar el resto de
l
sus días encuentran que la felicidad dentro del "amor" tam
bién les es huidiza.
Fred y Alberto encontraron diferentes formas de
fracaso en la vida matrimonial. Alberto gozó momentos
felices en la unión física y largas temporadas de celos
mientras que Fred encontró su verdadera vocación y pierde
su esposa a la vez. Cada uno de los hijos de Ana María se
afrenta al matrimonio de distinta manera así como lo hacían
con su madre cuando eran niños.
Porque Fred se defendía, pero terminaba siempre
por entregársele. Y, saliendo de su mutismo, el
taciturno Alberto solía tener con ella arranques de
confianza y brusca ternura.
Pero Anita, la soberbia Anita no permitió jamás
que ella penetrara en su intimidad.28
28
Ibid., p. 46.
114
Es obvia la fuerza femenina en este caso en que la
mujer supera a los hombres. Aparte de ser fuerte de carác
ter también cuenta con una inteligencia superior a la de
sus cuñadas. Su "cerebro privilegiado" le permite que sea
más calculadora en sus acciones premeditadas que siempre
se realizan según su cálculo.
La madre no está de acuerdo con la selección que ha
hecho Anita pero otra vez no es capaz de penetrar la inti
midad de su hija. Anita se siente capaz de hacer su propia
selección sin interferencias de la parte de su madre. Ni
permite que la lleven a casa para que se empieza la prueba
"del amor a lejos." Tampoco permite que le critique su
selección.
— Anita, rebajarte y afligirte por ese muchacho
tan insignificante ... ¡Tu, que tienes toda la vida
por delante, tú que puedes elegir el marido que se
te antoje, tú, tan orgullosa, tan inteligente.1
— No quiero ser inteligente, no quiero ser orgu
llosa y no quiero más marido que Rodolfo y lo quiero
así como es, insignificante y todo.
— ¡Pero si él ya no te quiere
— Y a mí ¿qué me importa? Lo quiero y eso me
basta.29
La madre trata de hacerla que rompa su compromiso
para que no entre abandonada en el matrimonio y tenga que
29Ibid., p. 47.
115
sufrir aún más. Las alusiones al rango social y la capaci
dad intelectual se pierden en el aire imperativo y belicoso
que tienen Anita como Silvia, ellas perjudican todo por su
hombre. Valiéndose de la palabra de Rodolfo se ofrece y
así le compromete aún más, ella "da" su castidad y le enreda
en los lazos matrimoniales aún más.
— Ya que tú no le devuelves su palabra, Rodolfo
es capaz de pedírtela cualquier día de estos.
— No, ya no puede.
— ¿Por qué?— había preguntado ella con ingenuidad.
— Porque ya no puede, si es un hombre decente.
— ¡Anita.'— Ella había mirado a su hija mientras
una oleada de sangre le abrasaba la cara— . ¿Qué pre
tendes decirme?
— ¡Eso.' Eso mismo que acaba de pensar. ^
En la conversación citada se manifiesta la determi
nación y la inteligencia de Anita para atrapar lo que quiere
y esquivar las influencias de la madre. Se vale de la
palabra de Rodolfo y es ella la que le tiende la red para
que no se le escape. La mujer no amada toma la iniciativa,
es ella la que mueve la acción y obtiene lograr lo que
quiere aunque vaya jugándose el honor de la familia, su
propio honor y futuro a la vez. "— Cálmese, mamá. Rodolfo
no tiene la culpa. El no quería. Fui yo la que quise.
116
31
El no quería, no quería."
El amor que siente para Rodolfo la hace llorar y
sigue su narración del plan audaz que ella había elaborado.
— ... ¡No quería.' Yo lo busqué y lo busqué hasta
que ... Era la única manera de obligarlo a casarse.
Porque ahora, ahora usted tiene que ayudarme. Tiene
que decirle que lo sabe todo, obligarlo a casarse
mañana mismo ... Porque él pretende esperar ... y yo
tengo miedo, no quiero esperar. Porque lo adoro, lo
adoro.^
Anita, la joven fuerte, ahora siente la necesidad
de la ayuda maternal para obligar a Rodolfo a que cumpla
según su plan. Al entregársele siente la necesidad de
casarse lo más pronto posible para no perder al ser que
ama. Ella sabe que la única manera que puede lograr sus
planes matrimoniales es con la ayuda de la familia para
hacerle que cumpla su palabra y a la vez presiente que al
demorar va perdiendo su lucha.
El amor que Rodolfo sentía hacia Anita había termi
nado, él ahora enamorado de María Griselda se encuentra en
la crisis de cumplir con su palabra a pesar de estar enamo
rado de la cuñada de su comprometida y se lo confiesa a su
futura suegra.
31Ibid.
32
Ibid., p. 48.
117
— Sí, era cierto que ya no quería a Anita. Y era
cierto lo que decían, estaba enamorado de María Gri
selda.— Pero no se avergonzaba de ello, no. Porque
él no tenía la culpa, ni María Griselda, ni nadie
tenía la culpa. Sólo de Dios, por haber creado a un
ser tan prodigiosamente bello, era la culpa. Y tan
era así, que él no tenía la culpa, que el propio
Alberto, que no ignoraba su amor, en vez de condenarlo
lo compadecía. Y le permitía seguir trabajando en el
fundo porque comprendía, porque sabía que, una vez que
se había conocido a María Griselda, era necesario
O Ó
verla todos los días para seguir viviendo.
Alberto no condena a su futuro cuñado, al contrario
se compadece de él, sabe todo lo de la condena cruel de ver
y adorar a tal belleza, él mismo se siente separado y lejos
de ella momentos después de haber gozado de la unión sexual
por eso comprende y se compadece de Rodolfo. Estos momen
tos de unión física se contrastan con la separación es
piritual que siente después de haber estado ligado con ella
temporalmente. Ella infunde la soledad con la comparación
de lo que él sinceramente desea y que a causa de la belleza
de ella no logra obtener. Sufre aún más a causa de su
belleza.
¡Verla, verla.' Y, sin embargo, él evitaba siempre
mirarla de repente, temeroso de que el corazón pudiera
detenérsele bruscamente. Como quien va entrando con
prudencia en un agua glacial, así él iba enfrentando
poco a poco la mirada de sus ojos verdes, el espec
táculo de su luminosa palidez. Y nunca se cansaría
~^Ibid. , p. 54.
118
de verla, nunca su deseo por ella se agotaría, porque
nunca la belleza de aquella mujer podría llegar a
serle familiar. Porque María Griselda cambiaba im
perceptiblemente según la hora, la luz y el humor; y
se cambiaba como el follaje de los árboles, como la
faz del cielo, como todo lo vivo y natural. También
Anita era linda, y él la quería de verdad, pero ...
Para Rodolfo las dos mujeres tienen diferente sig
nificado. Anita representa la realidad de sus deseos y
María Griselda representa lo ideal e inalcanzable que le
hace seguir adelante en busca algo más. Después de haber
gozado de los néctares del amor físico con Anita no puede
ni comparar a las dos mujeres. Una tiene su palabra de
matrimonio y la otra su corazón. Le es imposible amar a su
"novia" después de conocer a la joya de la naturaleza,
aquella ni siquiera merece la comparación. Gozó de todo
lo que su novia le ofreció físicamente y ni así la puede
comparar con la mujer de su futuro cuñado. María Griselda
no se le entregó en ninguna forma; le ha conquistado visual
mente con su belleza, una belleza que no le permite ser
familiar porque siempre está presentándosele en diferente
forma y luz. Son estas variedades de belleza que mantienen
el interés y el amor del hombre. La repetición por bella,
34
Ibid., pp. 54-55.
119
agradable e interesante que sea llega a ser monótona y
rutinaria al correr del tiempo y siempre decae en valor e
importancia.
Anita conquista a su hombre con la red de su in
teligencia que se vale de la caballerosidad de su "esposo-
esposado. " La madre "amortajada" describe el epitafio
amoroso de dos seres que tienen por delante una vida matri
monial en que la única unión que existe son los lazos
matrimoniales. Ana María aunque muerta da el epitafio de
la muerte viva de los esposados. La "amortajada" madre le
presenta a su hija el fin inevitable de lo que ella misma
ha tramado con sus redes matrimoniales.
Y tú, Anita. ¡Orgullosa.1 Aquí estás y ahí lo
tienes a ese hombre que no te quería y a quien tú
forzaste y conquistaste. A ese hombre a quien se le
escapará más tarde en alguna confidencia a otra mujer:
"Yo me casé por compromiso."
Lo odias, lo desprecias, lo adoras, y cada abrazo
suyo te deja cada vez más desanimada y más enamorada.
Temblar por el pasado, por el presente, por el
futuro, por la sospecha, el rumor o el mero presenti
miento que amenace la tranquilidad que deberás fabri
carte día tras día ... Y disimulando, sonriendo, luchar
día tras día por la conquista de un pedacito de alma ...
Esa será tu vida.^
Anita está condenada a sufrir el temor de la disolu
ción de su matrimonio basado en un compromiso y no en el
35
Ibid., p. 63.
120
amor mutuo. Cada día le trae la posibilidad de perder su
prenda más querida. No solamente teme el presente— también
teme el futuro a causa del pasado.
La vida de Rodolfo no es de mayor felicidad tampoco
puesto que también él queda cubierto por la sombra de la
inseguridad del matrimonio por compromiso.
¡Rodolfo.' Helo aquí a mi lado y a tu lado ayu
dándote a salvaguardar los cirios y las flores
estrechándote la mano como tú lo deseas.
Llevar a cabo una infinidad de actos ajenos a
su deseo, empeñando en ellos un falso entusiasmo,
mientras una sed que él sabe insaciable le devora
por dentro ... Esa será su vida. D
No se puede esperar más que aburrimiento y disatis
facción para Rodolfo puesto que hace un papel muy distinto
al que por lo general se espera de un hombre hispano
americano. En vez de ser él quien dirige las fortunas de
su familia, él es dirigido y llevado a un papel secundario
e insignificante por su esposa.
Al terminar la narración, María Luisa Bombal pone
en labios de la madre, su filosofía sobre lo significante
de la vida.
Ah, mi pobre Anita, tal vez sea esa la vida de
todos nosotros. ¡Ese eludir o perder nuestra verda
dera vida encubriéndola con una infinidad de peque-
ñeces con aspecto de cosas vitales.' ^
36 . 3 7 .
Ibid. Ibid.
Através de la madre que se conduele de su hija
"triunfante" se puede observar la relatividad de lo verda
dero en la vida puesto que tarde o temprano las cosas
vitales llegan a ser disfrazadas y solamente el tiempo y
el análisis retrospectivo pueden desenmascararlas o poner
las en su verdadera perspectiva.
Seis personajes en busca de sí
El triángulo matrimonial formado por los hijos de
Ana María da una reflexión de la realidad de las relaciones
humanas. Nadie sabe exactamente lo que es su situación en
cuanto a sus prójimos. Solamente la narradora omnisciente
es capaz de enterarse de la lamentable soledad de los inte
grantes de los tres matrimonios desgraciados. Ella aunque
muerta sabe lo que es la muerte viva de cada uno de ellos.
Todos parecen ser atraídos por personas con dotes
distintos y al enlazar los lazos matrimoniales se intensi
fican estas diferencias hasta el punto de la polarización
irremediable. Todos fracasan— nadie llega realizar la
felicidad esperada. La felicidad como el amor sigue cam
biando y desarrollándose con tic-tac del reloj y el palpi
tar del corazón. Nadie encuentra la meta o el ideal deseado
122
y tienen que quedarse satisfechos con las "pequeneces ver
daderas. "
Cada uno sufre a'causa de lo huidizo y la incerti-
dumbre del amor y la vida. Alberto está al lado de su amor
pero no puede disfrutar de lo que merece a causa de la
belleza destructiva que les separa. La belleza de María
Griselda» que aparenta ser dote físico, es en realidad
un defecto social, ella nunca llega a sentir la realidad
de una relación íntima. Ni en las relaciones matrimoniales
llega a saber lo que la verdadera unión pueda otorgarle
para encaminarla hacia la felicidad. Hasta en la copula
ción existe la soledad a causa de la belleza y el elemento
temporal y el propio Alberto se siente aún más alejado
instantes después de haberla "poseído. 1 1
Fred y Silvia también buscan su interpretación de
la felicidad y ambos quedan "satisfechos" con "pequeneces."
Los dos pierden y buscan otra forma para culminar sus
deseos. Fred al enterarse de que María Griselda le es
inalcanzable se dedica a escribir poesía a hurtadillas
mientras que su cónyugue, Silvia, no se conforma con la
realidad y se quita la vida.
Solamente Ana María y Rodolfo se conforman con se
guir la triste soledad acompañada de la vida del matrimonio
123
a compromiso. Ellos parecen haber resuelto su situación—
pero aunque juntos aún existe la posibilidad de la inter
ferencia inánime. Las memorias del pasado están en la
penumbra— allí radican— amenazando de brotar con cualquier
recuerdo insignificante y así destruyendo su pequenez vital.
Todos los personajes buscan lo que para ellos sig
nifica felicidad— todos la buscan sin encontrarla total
mente. Ninguno llega a encontrar el ideal que se ha creado
para sí pero el simple hecho de haberlo buscado ha sido de
mayor significado en su vida. Cada quien llega a un punto
culminante y se envuelve en una acción decayente, todos
excepto Silvia siguen en la búsqueda incesante. Ella en
cuentra su solución en la muerte, los demás siguen la vida
solitaria y la búsqueda de la felicidad a través del amor
incierto y huidizo.
CAPITULO IV
LAS DIMENSIONES DEL AMOR Y LA SOLEDAD
EN LA AMORTAJADA
Introducción
La amortajada presenta el tema de la muerte con la
omnisciente narradora finada que revive retrospectivamente
los momentos claves de su vida concluida. Esta técnica de
narración permite la dislocación del tiempo y el espacio y
abre paso para un análisis personal acerca de los senti
mientos que el tiempo clasifica y califica.
Sin duda alguna La amortajada es la novela más
aclamada de la breve producción literaria de María Luisa
Bombal. Fue escrita en 1938 y reeditada por la Editorial
Nascimiento en Santiago de Chile en 1941 y al año siguiente
obtuvo el Premio Municipal de Novela. Esta novela igual
que los cuentos, "El árbol" y "Las islas nuevas" es consi
derada fiel representación del realismo-mágico puesto que
también aquí la realidad e irrealidad son distorcionadas
124
125
y extendidas hasta el punto de fusión y confusión para el
lector que queda artísticamente atrapado entre ambas dis-
torciones. La excelente traducción al inglés, The Shrouded
Woman, publicada por Farrar, Strauss and Company de Nueva
York, preserva religiosamente las ya mencionadas cualidades.
Breve resumen de trama de la novela
La trama de esta novela es básicamente sencilla.
Una mujer muerta revive los amores y suplicios de su vida
al estar tendida en su propio velorio. Cada uno de los
i seres queridos que desfilan ante ella por última vez le
permiten revivir y analizar los momentos claves que ante
riormente le fueron ofuscados por la realidad cotidiana.
La técnica y punto de vista
de la narración
Al pasar ante la amortajada sus recuerdos sagrados
e insignificantes ella hace el último análisis, el cual se
llevará consigo para la tumba. Lógicamente todos tienen
diferente nivel de significado para con ella, pero como en
el caso del amor, no los pudo apreciar ni conocer a lo
máximo durante su vida ya terminada.
126
¿Era preciso morir para saber ciertas cosas?
Ahora comprende también que en y en los sentidos de
aquel hombre ella había hincado sus raíces; que jamás
aunque a menudo lo creyera, estuvo enteramente sola;
que jamás, aunque a menudo lo pensara, fue realmente
olvidada. ... ¡Ah, Dios mío, Dios mío.' ¿Es preciso
morir para saber?^-
En esta brevísima introspección que se hace la pro
tagonista se presenta la importancia y una de las claves
fundamentales sobre la importancia de la retrospección en
la obra y en el analizar la realidad inconstante. Además
los símbolos literarios con matices de lo sobrenatural
también son de mayor importancia en cuanto a la perspectiva
de la narración. Fernando, un amigo despreciado por la
I
I
narradora, presenta en los labios de la niña, Ana María,
una clave principal en cuanto a la narración al matar una
lechuza en un ambiente mágico-real. "No está bien muerta.
Me ve. Ahora cierra los ojos poquito a poco ... ¡Mamá,
2
mamá, los ojos salen de abajoj"
Más adelante Fred, otro niño, se entera de otra
clave sobrenatural, puesto que la clave se "personifica"
mientras que Fernando, madre, e hijos tratan de regresar
■^María Luisa Bombal, La amortajada (Santiago de
Chile: Editorial Nascimiento, 1962), pp. 39-40.
2Ibid., p. 66.
127
al fundo y salir del ambiente sobrenatural al cual han
vagado inocentemente. Ahora se encuentran en una región de
pesadilla.
Bruscamente, habían descendido a otro clima, a
otro tiempo, a otra región.
Los caballos corrían despavoridos por una llanura
que ninguno recordaba haber visto jamás. Y así arras
traron el coche hasta una granja en ruinas.
De pie, en el umbral sin puerta, un hombre parecía
esperarlos.
— ¿El camino a San Roberto, por favor?
El peón— ¿era un peón?— calzaba botas y tenía una
fusta en la mano, los miró extrañamente, tardó un
segundo y contestó:
— Sigan derecho. Encontrarán un puente. Doblen
luego a la izquierda.
— Gracias.
Los caballos emprendieron de nuevo su inquietante
carrera. Y entonces, Fred con cautela se arrimó a
ella y la llamó en voz muy baja:
— Mamá, ¿te fijaste en los ojos del hombre? Eran
iguales a los de la ... ^
Al entrar en esta zona de misterio y penumbras se
descubre y reenfuerza la técnica de narración, técnica que
en realidad presenta una imagen distinta a la que ante
riormente se había considerado real, verídica e imutable.
El fondo de la acción templado por el tiempo y sus conse
cuencias presenta otra imagen con matices de lo sobre
natural. Lo mágico-real ya es introducido con la lechuza,
ave nocturna y misteriosa, que presta su dote físico y
3
Ibid., p. 67.
128
sobrenatural a la visión del peón, otro símbolo de los
elementos sobrenaturales en la narración. Además el punto
de vista y narración es evidente en el ambiente. El estan
que es como le dice la amortajada a su esposo al contemplar
un espejo grande, ahora ella está casi suspendida entre dos
polos.
Miró afligida el paisaje que se reflejaba inver
tido a sus pies. Unos muros muy altos. Una casa de
piedra verdosa. Ella y su marido como suspendidos
entre dos abismos: el cielo, y el cielo en el agua.^
Ahora con la muerte igual que con el golpe que se
le dio al estanque, cambia la imagen y la perspectiva de la
realidad. Se distorciona dicha imagen al descuartizarse
la superficie; aquí como con el realismo-mágico, la muerte
presenta otra visión. "Miles de culebras fosforecentes
estallaron en el estanque y el paisaje que había dentro se
5
retorció, y se rompió."
Estos símbolos son semejantes a la perspectiva
limitada que se tiene de la realidad durante el momento en
que se vive. Después de muerta, cuando revive los momentos
claves que los que la velan le presentan de nuevo (entiende
mejor lo que fue cada quien en su vida) a causa de la
4
Ibid., p. 85. ^Ibid.
129
dimensión que tiene ahora de muerta. ¡Fue preciso morir
para saber.'
Martha Alien señala la técnica retrospección de
esta manera:
La acción se proyecta por medio de vistas hacia
atrás, ligadas entre sí por cortos capítulos inter
medios en los que fuerzas sobrenaturales llevan a la
muerta por mundos y espacios, tal vez para simular la
sensación de la muerte. Las escenas crecen en su
poder emotivo. La novelista emplea la primera y la
tercera personas, mezcladas sin aparente razón, como
ya hemos visto en algunas citas. Pero estos cambios
están tan bien combinados, que el lector apenas se da
cuenta.
Fuera del diálogo recordado y repetido por la
mujer, en que hablan otros, solo a Fernando se le per
mite expresar sus pensamientos. Esta única invasión
inexplicable de un personaje secundario, en el centro
de interés, junto con el movimiento de la acción en
unas cuantas páginas, desde el lecho hasta la casa de
María Griselda, son la única falta a la unidad de
presentación del argumento. Sin embargo, en la pri
mera lectura de la novela, tales interrupciones no
llaman la atención.^
Técnica de narración y presentación
de personajes
Martha Alien también dice lo siguiente acerca de su
vocabulario y estilo narrativo:
g
Martha E. Alien, "Dos estilos de novela: Marta
Brunet y María Luisa Bomba1," Revista Iberoamericana, XVIII,
No. 35 (febrero de 1952), 86.
130
Emplea la novelista palabras bien escogidas por
su color sugestivo, y su estilo poético; usa la repe
tición con buen efecto; y, no obstante la poesía de
la composición el elemento que sobresale es la sen
cillez de expresión. La emoción más intensa queda
delineada sin ornamentación barroca. Las frases están
construidas para que el lector sienta una cualidad
personal. Casi podemos oír la respiración rápida y
silenciosa de la mujer, en las frases cortas que ex
presan su tensión cuando cualquier sonido pudiera
cubrir los pasos de su amado.
Además acierta en lo siguiente al señalar:
La novelista no pretende desarrollar el carácter
de los personajes secundarios. Algunos de los que
conocemos en el curso de la novela alcanzan cierta
realidad. Otros como en la vida real, se quedan en
la sombra, semirrevelados ... Sin embargo la autora se
esfuerza en presentar pequeños detalles de su fina
observación que dan un ambiente de verosimilitud a
cada personaje.
La verosimilitud de ambiente real y sobrenatural,
de personajes, y estado de ánimo se logra con un vocabulario
rebuscado y frases sencillas y fotográficas. La introduc
ción de la narradora es caso ejemplar de la técnica de
narración y presentación de María Luisa Bombal.
Y luego que hubo anochecido, se le entreabrieron
los ojos. Oh, un poco, muy poco. Era como si quisiera
mirar escondida detrás de sus largas pestañas.
A la llama de los altos cirios, cuantos la velaban
se inclinaron, entonces, para observar la limpieza y
la transparencia de aquella franja de pupila que la
7
Ibid., p. 80. ^Ibid., p. 79.
131
muerte no había logrado empañar. Respetuosamente
maravillados se inclinaban, sin saber que Ella los
veía.
Porque Ella veía, sentía.^
En esta introducción no solamente se establece el
ambiente y la introducción de la amortajada sino que se
presenta el realismo-mágico, se distorciona la realidad
planteando en la mente del lector la semilla mágica. He
aquí una muerta que ve y siente, este hecho se realza al
hacer que Ella viva mentalmente después de muerta. Ella
vive en la mente de los lectores, así como ella vive en la
mente de los dolientes de la amortajada que la ven por
última vez.
La aparición de personajes y revelación de su im
portancia se hace como el fluir de la conciencia; es in
controlable y camina desbocadamente, llevándola a revivir
otro más de los distintos niveles de amor que finalmente
empieza a conocer.
— "Vamos, vamos."
— "¿Adonde?"
Alguien, algo, la toma de la mano, la obliga a
alzarse.
Como si entrara, de golpe, en un nudo de vientos
encontrados, danza en un punto fijo, ligera, igual a
un copo de nieve.
9
Bombal, La amortajada, p. 5.
132
— "Vamos."
— "¿Adonde?"
--"Más allá."
Baja, baja la cuesta de un jardín húmedo y sombrío.
Percibe el murmullo de aguas escondidas y oye
deshojarse helados rosales en la espesura.
Y baja, rueda callejuelas de cesped abajo, azotada
por el ala mojada de invisibles pájaros ...
¿Qué fuerza es ésta que la envuelve y la arrebata?
Brusca y vertiginosamente se siente refluir a una
superficie.
Y hela aquí, de nuevo, tendida boca arriba en el
amplio lecho.
A su cabecera el chisporroteo aceitoso de dos
cirios.
Recién entonces nota que una venda de gasa le
sostiene el mentón. Y sufre la extraña impresión de
no sentirla. - * - 0
Este cambio de ambiente se repite al presentar una
escena semejante para introducir otra escena parecida y
otro personaje quien fue de mayor significado en su vida
"revivida."
Alguien, algo, la toma de la mano.
— "Vamos, vamos ... "
— "Adonde?"
— "Vamos."
Y va. Alguien, algo la arrastra, la guía a través
de una ciudad abandonada y recubierta por una capa de
polvo de ceniza, tal como si sobre ella hubiera deli
cadamente soplado una brisa macabra.
Anda. Anochece. Anda.
Un prado. En el corazón mismo de aquella ciudad
maldita, un prado recién regado y fosforescente de
insectos.
~^Ibid. , pp. 40-41.
133
Da un paso. Y atraviesa el doble anillo de niebla
que lo circunda. Y entra en la luciérnaga, hasta los
hombros, como en un flotante polvo de oro.
Ay. ¿Qué fuerza es ésta que la envuelve y la
arrebata?
Hela aquí nuevamente inmóvil, tendida boca arriba
en el amplio lecho.
Liviana. Se siente liviana. Intenta moverse y
no puede. Es como si la capa más profunda de su
cuerpo se revolviera aprisionada dentro de otras capas
más pesadas que no pudiera alzar y que la retienen
clavada, ahí, entre el chisporroteo aceitoso de dos
cirios.
El día quema horas, minutos, segundos.^
Al final, rumbo al cementerio, cambia la narración
al llevarle el cortejo hacia su sitio de descanso.
Aquí, era aquí donde se acurrucaba a tomar sol.
Largamente permanecía reclinada con la mejilla contra
el último peldaño, para robarle un poco de calor.
Cuando sus hijos eran niños solían pegar también el
oído, asegurando que algo se movía dentro, que la
piedra palpitaba como un reloj o un corazón. Regada,
esparcía el olor particular que despiden las pizarras
luego después que, con la esponja, se ha borrado en
ellas las tareas.
Otra vez corre el cielo sobre su cabeza.
¡Adiós, adiós piedra mía.' Ignoraba que las cosas
pudieran ocupar tanto lugar en nuestro afecto.^
Este cambio físico y temporal se hace a base de ser
transportada por el cortejo o viaje temporal— hace su pausa
breve en la vida y se despide de una pequeñez grande igual
como lo hizo en la vida y con el amor huidizo.
~^Ibid., pp. 52-53. 12Ibid., p. 118.
134
Los amores y sus dimensiones
¿El primer amor?
La inocencia del primer amor es recordado por la
amortajada al tener de nuevo ante ella a su viejo ídolo,
amistad, y amante. Tiene memorias endelebles que el tiempo
oscureció pero que no logró borrar. La dialéctica de su
cariño para con Ricardo aún es visible:
Te veo correr tras nuestras piernas desnudas
para fustigarlas con el látigo.
Te juro que te odiábamos de corazón cuando sol
tabas nuestros pájaros o suspendías de los cabellos
nuestras muñecas a las ramas altas del plátano. ...
Eras un espantoso verdugo. Y, sin embargo, ejer
cías sobre nosotras una especie de fascinación.
Creo que te admirábamos.-^
Aquí en estos inocentes recuerdos infantiles radi
can varias dimensiones del amor y su desarrollo. Así como
corrió Ricardo tras las piernas desnudas de las niñas para
castigarles más adelante castiga física y mentalmente a la
amortajada, y ella sigue con su admiración y odio conver
tido en amor y soledad después de haber "amado" y sido
olvidada por su verdugo.
El naciente deseo sexual de ella se presagia con la
13Ibid., pp. 12-13.
135
descripción bucólica y erótica del paisaje y la estación.
La época de la siega nos procuraba días de gozo,
días que pasábamos jugando al escalar las enormes
montañas de heno acumuladas tras la era y saltando
de una a otra, inconscientes de todo peligro y como
borrachas de sol.-*-4
Ella como el heno se va madurando para la siega.
Recuerda además el mismo heno segado cuando siente otra
sensación del amor.
Tu te revolviste suspirando, y, entre la paja,
uno de tus pies desnudos vino a enredarse con los
míos.
Y yo no supe como el abandono de aquel gesto pudo
despertar tanta ternura en mí, ni por qué me fue tan
dulce el tibio contacto de tu piel.1^
Lo más sencillo e inocente se va convirtiendo en su
entrega total— entrega inocente, ardiente amorosa y triste.
Más adelante los elementos naturales se mezclan con
los deseos humanos al señalar la madurez erótica.
El viento retorcía los árboles, golpeaba con sana
la piel del caballo. Y nosotros luchábamos contra el
viento, avanzábamos contra el viento ...
El viento. Mis trenzas aleteaban deshechas, se
1
te enroscaban al cuello.
La narración sigue hasta el punto de la unión de
ambos. El viento hace que se retuerzan los árboles y que
14
Ib id., p. 14.
16
Ibid., p. 21.
15
Ibid., pp. 15-16.
136
se deshagan sus trenzas (igual que su decayante voluntad)
y llegan sus cabellos a entreroscarse al cuello así como
ellos en la unión copulativa. Su deseo sexual se madura
al mismo compás que ella, y así se entrega a la siega que
la corta y separa de la inocencia y sencillez para siempre.
Esto se culmina con la narración y el diálogo en la segunda
persona.
¡Ah, qué absurda tentación se apoderaba de mí. 1
¡Qué ganas de suspirar, de implorar, de besar.'
Te miré. Tu rostro era el de siempre; taciturno,
permanecía ajeno a tu enérgico abrazo.
Mi mejilla fue a estrellarse contra tu pecho.
Y no era hacia el hermano, el compañero, a quien
tendía ese impulso; era hacia aquel hombre fuerte y
dulce que temblaba en tu brazo. El viento de los
porteros se nos vino encima de nuevo. Y nosotros
luchamos contra él, avanzamos contra él. Mis trenzas
aletearon deshechas, se te enroscaron al cuello.
Segundos más tarde, mientras me sujetabas por la
cintura para ayudarme a bajar del caballo, comprendí
que desde el momento en que me echaste el brazo al
talle me asaltó el temor que ahora sentía, el temor
de que dejara de oprimirme tu brazo.
Y entonces, ¿recuerdas", me aferré desesperada
mente a ti murmurando "Ven," gimiendo "No me dejes";
y las palabras "Siempre" y "Nunca." Esa noche me
entregué a ti, nada más que por sentirte ciñéndome la
cintura.
Durante tres vacaciones fui tuya.
Tú me hallabas fría porque nunca lograste que com
partiera tu frenesí, porque me colmaba el olor a
oscuro clavel silvestre de tu beso.^
17
Ibid., pp. 23-24.
137
Su primer amor sufre la cruel condena del abandono,
esta tortura además la lleva hacia la tentación de la muerte
como solución a su desgracia en su "primer amor" y la sole
dad que le acompaña con el fluir del tiempo.
Luego, bruscamente, disparé contra un árbol.
Fue un chasquido, un insignificante chasquido como
el que descarga una sábana azotada por el viento.
Pero, oh Ricardo, allá en el tronco del árbol quedó un
horrendo boquete disparejo y negro de pólvora.
Mi pecho desgarrado así, mi carne, mis venas dis
persas . . . ¡Ay, no, nunca tendría ese valor.'
Extenuada me tendí largo a largo, gemí, golpeé el
suelo con los puños cerrados. ¡Ay, no, nunca tendría
ese valor.'
Y sin embargo quería morir, quería morir, te lo
juro.18
La dialéctica del odio y fascinación, se convierte
deseo y unión sexual que termina con amor y olvido y muerte.
Ana María ahora "se siente floja, sin deseos y con una
dulce fatiga."
Cierta mañana, al abrir las celosías de mi cuarto
reparé que un millar de minúsculos brotes, no más
grandes que una cabeza de alfiler, apuntaban a la
extremidad de todas las cenicientas ramas del jardín.
A mi espalda, Zoila plegaba los tules del mosque
tero, invitándome a beber el vaso de leche cotidiano.
Pensativa y sin contestar, yo continuaba asomada al
milagro.
Era curioso; también mis dos pequeños senos pren
dían, parecían desear florecer con la primavera.
18
Ibid., pp. 25-26.
138
Y de pronto, fue como si alguien me lo hubiera
soplado al oído.
— "Estoy ... ¡ah.' . . . "— suspiré, llevándome las
manos al pecho, ruborizada hasta la raíz de los
cabellos. ^
Esa felicidad de tener dentro de sí la vida creada
por ambos "amantes" le permitía asociar su estado con los
retoños de la naturaleza y además le permitía apreciar
mejor los sentidos y convertirlos en caprichos maternales.
ün capricho se tragaba al otro. He aquí que
suspiraba por tejer con lana amarilla, que ansiaba
un campo de mirasoles, para mirarlos horas enteras.
¡Oh, hundir la mirada en algo amarillo.1 Así
vivía golosa de olores, de color, de sabores.^0
Toda la felicidad y temor se funden al presagiarse
de nuevo otra dimensión del amor por la naturaleza y el
ambiente campestre con la tormenta.
Una fuerza desconocida atraía mis pasos desde el
horizonte, desde allí donde el cielo negro y denso
se esclarecía acuchillado por descargas eléctricas,
alucinantes señales lanzadas a mi encuentro.^
El cielo negro y denso es tan oscuro y profundo
como su abandono y el acuchillamiento; las descargas eléc
tricas presagian el malparto, y el dolor venidero que ter
minan con el trágico fracaso que se aumenta con la mezcla
19
Ibid., p. 27.
^Ibid. , p. 33.
^ Ibid. , p. 30.
139
de un sueño y la realidad ahora vista en retrospección.
El rayo nos perseguía, volteaba uno a uno los
álamos— inverosímiles columnas que sostenían la
bóveda de piedra; y la bóveda se hacía constantemente
añicos detrás, sin lograr envolvernos en su caída.
Un estampido me arrojó fuera del lecho. Con los
miembros temblorosos me hallé despierta en medio del
cuarto.
Oí entonces, por fin, el aullar sostenido, el
enorme clamor de un viento iracundo.
Temblaban las celosías, crepitaban las puertas,
me azotaba el revuelo de invisibles cortinados. Me
sentía como arrebatada, perdida en el centro mismo de
una tromba monstruosa que pujase por desarraigar la
casa de sus cimientos y llevársela uncida a su
22
carrera.
El símbolo fálico (físico) de la vela que se quema
y escurre parte de sí a causa de su condición termal hace
a la amortajada que recuerde el trágico fin de su primer
amor.
Corrí hacia la puerta y la abrí. Avanzaba penosa
mente en la oscuridad con los brazos extendidos, igual
que las sonámbulas, cuando el suelo se hundió bajo
mis pies en un vacío insólito.
Zoila vino a recogerme al pie de la escalera. El
resto de la noche se lo pasó enjugando, muda y llorosa,
el río de sangre en que se disgregaba esa carne tuya
mezclada a la mía.^3
Ella corre hacia la puerta y en la corrida hacia la
oscuridad igual que el fetus se pierde la vida en el mal
parto sin llegar a ver la luz que como la vida quema días,
22
Ibid., pp. 36-37.
23
Ibid., pp. 37-38.
140
horas, minutos, y segundos. Ahora de muerta sabe que aun
que estuvo ausente de su primer amor ella ahora también
"había hincado raíces" en aquel su primer amor que le había
brindado hiel en vez de los néctares deseados.
El amor familiar
El amor paternal y los recuerdos del amor maternal
salen a luz por última vez. En el desfile de recuerdos
como en la vida se presentan los altibajos y recuerdos
negriblancos, ahora la amortajada revive el amor paternal
y fraternal ambos sin mayor significado notable en el es
calafón de sus "nuevos" sentimientos. El padre aparece
maquinalmente y sirve solamente para hacer alusión a peque
ños detalles que recuerda de su madre y otros familiares.
Sólo a la amortajada no inquieta esa agobiada
tranquilidad. Conoce bien a su padre. No, ningún
ataque repentino ha de fulminarlo. El ha visto ya a
tantos seres así estirados, pálidos, investidos de
esa misma inmovilidad implacable, mientras alrededor
de ellos todo suspira y se agita.
— ¿Ana María, te acuerdas de tu madre?— solía pre
guntarle a veces, casi como en secreto, cuando ella
era muy niña.
Y para darle gusto, a cada vez, ella cerraba los
ojos y concentrándose fuertemente, lograba captar un
instante la imagen huidiza de otros ojos muy negros
que la miraban burlones tras del tul atado a un breve
sombrero. Algo así como un perfume flotaba alrededor
de la tierna evocación.
— Claro está que me acuerdo, papá.
141
— ¿Era linda, verdad? Tu la querías?
— Sí, la quería.
— ¿Y por qué la querías?— había insistido él un
día.
Cándidamente ella había contestado:
— Porque llevaba siempre un velito atado alrededor
del sombrero y tenía tan rico olor.
Los ojos de su padre se habían llenado de lágrimas;
y, como ella se le arrimara instintivamente, él la
OA
había rechazado por primera vez.
Y resignado a su sufrimiento el padre sale de nuevo
de la "vida" de la amortajada, dejando entre sí un vacío de
¡incomprensión igual al que había existido anteriormente.
El padre aparece tal como fue en la vida, un símbolo de
autoridad y respeto. Aparece y sale sin dejar mayor im
presión, así perdiéndose en la sombra de otros sentimientos
y recuerdos de otros amores familiares que han tenido un
papel de mayor importancia que el de su padre.
La relación con el padre es enteramente distinta.
La madre es el hogar de donde venimos, la naturaleza,
el suelo, el océano; el padre no representa un hogar
natural de ese tipo. Tiene escasa relación con el
niño durante los primeros años de su vida, y su impor
tancia para éste no puede compararse a la de la madre
en ese primer período. Pero, si bien el padre no
representa el mundo natural, significa el otro polo
de la existencia humana; el mundo del pensamiento, de
las cosas hechas por el hombre, de la ley el orden,
de la disciplina, los viajes y la aventura. El padre
24
Ibid., pp. 42-43.
142
es el que enseña al niño, el que le muestra el camino
hacia el mundo.2^
El amor de los padres tiene sus matices igual que
el amor fraternal tiene sus diferencias indicadas por las
dos hermanas.
El amor fraternal
La presentación de Alicia, la hermana de la amorta
jada, sirve para contrastarlas y señalar las diferencias .
que existen entre ambas. No existe ninguna señal de riva
lidad fraternal entre ellas como suele suceder muy a menudo
en la mayoría de los casos familiares.
El amor fraternal es amor entre iguales; pero,
sin duda, aún como iguales no somos siempre "iguales";
en la medida en que somos humanos, todos necesitamos
ayuda. Hoy yo, mañana tú. Esa necesidad de ayuda,
empero, no significa que uno sea desvalido y el otro
poderoso. La desvalidez es una condición transitoria;
la capacidad de pararse y caminar sobre los propios
pies es común y permanente.2^
Lo que sobresale son la polarización entre ambas
hermanas y los hondos sentimientos de Ana María. Esta
polarización que se presenta en La amortajada indica de
25
Erich Fromm, El arte de amar (Buenos Aires: Edi
torial Paidós, 1966), p. 56.
pe
Ibid., p. 62.
143
nuevo la técnica de contraste y comparación, en la cual se
señalan las flaquezas humanas. En este caso salen a luz
los sentimientos que se han empezado desde la infancia y
han servido para separarlas aún más. Pero aunque diferen
cien en ideología aún existe la intimidad fraternal entre
ellas puesto que la trama se hilvana en un diálogo interior
que es en realidad la confesión y aclaración de la amorta
jada que se siente separada y vinculada a su hermana a la
vez.
Pero, Alicia, tú bien sabes que este "valle de
lágrimas" como sueles decir, impertérrita a la sonrisa
burlona de tu marido; este valle, sus lágrimas y gente,
sus pequeñeces y goces acapararon siempre lo mejor de
mis días y sentir.
Y es posible, más que posible Alicia, que yo no
tenga alma.
Deben tener alma los que la sienten dentro de sí
bullir y reclamar. Tal vez sean los hombres como las
plantas; no todas están llamadas a retoñar y las hay
en las arenas que viven sin sed de agua porque carecen
de hambrientas raíces.^
La polarización es evidente puesto que aunque her
manas, Alicia y Ana María se enfrentan a la vida de distinta
manera— la amortajada hace hincapié en ello al haber pre
sentado el simil de las plantas durante su embarazo— unas
retoñan y otras carecen de la sed de las dimensiones del
27
Bombal, La amortajada, p. 48.
144
amor puesto que carecen de hondos sentimientos y convic
ciones. Estas se satisfacen con pequeneces duraderas
mientras que aquéllas siguen con la búsqueda insaciable
de la meta transitoria que se han creado para sí. Para la
amortajada ahora de muerta todo le es claro de su vida
solamente la vida o muerte que ahora vive es incoherente.
Y puede, puede así, que las muertes no sean todas
iguales. Puede que hasta después de la muerte todos
sigamos distintos caminos.
Pero reza, Alicia, reza. Me gusta ver rezar, tú
lo sabes.
¡Qué no daría, sin embargo, mi pobre Alicia, por
que te fuera concedida en tierra una partícula de la
felicidad que te está reservada en tu cielo.' Me
duele tu palidez, tu tristeza. Hasta tus cabellos
parecen habértelos desteñido las penas.
¿Recuerdas tus dorados cabellos de niña? ¿Y re
cuerdas la envidia mía y la de las primas? Porque
eras rubia te admirábamos, te creíamos la más bonita.
pp
¿Recuerdas?
Solamente al final se muestran los rasgos de riva
lidad fraternal que existieron desde la niñez, una envidia
que se forma a causa de la belleza y hace hincapié en la
creencia de que la belleza promulga la felicidad. Creencia
que es refutada en la obra literaria de María Luisa Bombal
con la belleza física y felicidad huidiza y jeroglífica de
María Griselda (el capítulo anterior de esta disertación).
pp
Ibid., p. 49.
145
El amor erótico y las dimensiones
de felicidad y tristeza
El amor erótico se presenta en la vida conyugal de
la amortajada/ las otras manifestaciones de amor solamente
sirvieron para llegar a ésta, la máxima expresión de su
amor. Un amor que nace, se desarrolla, madurece y cambia
dentro de sí. La sencilla e inocente introducción de
Antonio, su esposo, indica el papel que hicieron los dos
en la vida matrimonial. Dos seres perdidos que se buscan
y tratan de hallarse dentro de la incertidumbre.
Lo han dejado sólo, dueño y señor de aquella
muerte. Y allí está inmóvil, concentrando fuerzas
para poder afrontarla con dignidad.
Ella empieza entonces a remover cenizas, retroce
diendo entremedio hasta un tiempo muy lejano, hasta
una ciudad inmensa, callada y triste, hasta una casa
donde llegó cierta noche.^9
La amortajada de nuevo se encuentra sometida a
decifrar las jeroglíficas de la felicidad huidiza y domi
nante. Su esposo fue en la vida, y aún es dueño, amo, y
señor de su casa, matrimonio, y mujer. Ella está inmóvil
en esta escena tal como lo estuvo en la vida— incapaz de
hacer algo en contra de él— ahora al remover las "cenizas,"
29
Ibid., pp. 79-80.
146
remueve los recuerdos de su vida conyugal en que ella como
las cenizas ardió y murió dejando el matrimonio en un
estado negriblanco indefinible de dos seres incompatibles.
La amortajada retrospecciona cronológicamente al
recordar su matrimonio y su "vida anterior" en la que esla
bona su desgracia en vez de felicidad.
Enamorado ya, perdidamente, continuó a pesar de
todo, gozando de esa sonrisa que no iba dirigida a
él ...
El ramo de azahares prendido a su manguito, su mal
sano aroma que la adormecía, le quitaba fuerzas para
reaccionar violentamente y gritarle: "Te equivocas.
Era engañosa mi indolencia. Si solamente hubieras ti
rado del hilo de mi lana, si hubieras, malla por malla,
deshecho mi tejido ... a cada una se enredaba un
" 3 n
borrascoso pensamiento y un nombre que no olvidaré.
Recuerda su día de boda al pie de la letra mientras
que teje igual que como revive su "pasado" incógnito. El
enamorado de ella y ella aún con recuerdos de Ricardo, la
barrera que los separara al principio. Esta barrera se
derrumba a causa de la propinciudad— los dos seres alejados
aunque unidos por los lazos matrimoniales se unen y llegan
a sentir (aunque no al mismo tiempo) los placeres y la
condena cruel del desamor y el olvido.
Ella empieza siendo amada e indiferente y termina
30
Ibid., pp. 81-82.
147
"amando y odiando" a su cónyuge mientras que él pasa por
otro sendero del amor y la vida, él ama, es amado, y pasa
al odio y a la indiferencia, el punto final de su amor.
En aquella fría alcoba nupcial, cuántes veces, al
volver del primer sueño, intentó traspasar el espeso
velo de oscuridad que se le pegaba a los ojos.
Su corazón latía azorado. Era tan profunda aquella
oscuridad. ¿No estaría ciega?
Estiraba los brazos, palpaba nerviosamente a su
alrededor, se aprestaba sofocada a saltar del lecho,
cuando una mano de fuego se le posaba sobre el seno,
la tumbaba nuevamente hacia atrás. Y como si viniera
a tocarle una herida, el gesto de aquella mano impe
riosa la tornaba débil y gimiente, cada vez.
Recuerda que permanecía inmóvil, anhelando primero
detener, luego desalentar con su pasividad el asalto
amoroso; y permanecía inmóvil hasta durante el último,
el definitivo beso.^
La amortajada recuerda su indiferencia y frialdad
para con su esposo al principio y más adelante revive las
delicias que le empiezan a derretir su coraza de apatía
copulativa.
Pero cierta noche sobrevino aquello, aquello que
ella ignoraba.
Fue como si del centro de sus entrañas naciera
un hirviente y lento escalofrío que junto con cada
caricia empezara a subir, a crecer, a envolverla en
anillos hasta la raíz de los cabellos, hasta empu
ñarla por la garganta, cortarle la respiración y
sacudirla para arrojarla finalmente, exhausta y
desembriagada, contra el lecho revuelto.^
31
Ibxd., pp. 82-83. 32Ibid. , p. 83.
148
El placer y el orgasmo les son como el amor y la
vida matrimonial ambos pasan por la metamorfosis del ele
mento temporal y son transfigurados. Su esposo queda
totalmente sumergido en su amor mientras que la amortajada
siente indiferencia y remordimiento por lo que debiera
gratificarle con lo contrario.
¡El placer.' ¡Con que era eso el placer.' ¡Ese
estremecimiento, ese inmenso aletazo y ese recaer
unidos en la misma vergüenza'
¡Pobre Antonio, qué extrañeza la suya ante el
rechazo casi inmediato.' Nunca, nunca supo hasta qué
punto lo odiaba todas las noches en aquel momento.
Nunca supo que noche tras noche, la enloquecida
niña que estrechaba en sus brazos, apretando los
dientes con ira intentaba conjurar el urgente escalo
frío. Que ya no luchaba sólo contra las caricias
sino contra el temblor que, noche a noche, esas cari
cias lograban, inexorables, hacer brotar en su
carne.33
Lo que para él era frenesí y una expresión máxima
del amor era para ella una especie de mezcla de vergüenza,
indiferencia, y remordimiento con matices del despecho de
su pasado.
Sufriendo la soledad acompañada, ella decide ale
jarse del lado de su esposo, pero las noches juntos sonle
indelebles. La amortajada sufre la muerte de los vivos
33
Ibid., pp. 83-84.
149
al no disfrutar de la felicidad deseada en el matrimonio
y a causa de esto decide irse del lado de su esposo y a
casa de su padre, "por un tiempo." Con esta nueva separa
ción el matrimonio, como la obra literaria, llega a su
punto culminante. Los papeles de ambos toman diferente
dirección e influyen lo inevitable del matrimonio. Le es
imposible a Ana María olvidar su vida conyugal.
No se duerme impunemente tantas noches al lado de
un hombre joven y enamorado. Necesitaba su calor,
su abrazo, todo el hostigoso amor que había repudiado.
Recordó un lecho amplio, desordenado y tibio.
Los sueños y la soledad amplificada por la separa
ción le acrecientan su sed amorosa hasta el punto de la
desesperanza y cambio total.
Cierta noche soñó que amaba a su marido. De un
amor que era un sentimiento extrañamente, desesperada
mente dulce, una ternura desgarradora que le llenaba
el pecho de suspiros y a la que se entregaba lacia y
ardorosa.35
Las semanas y meses de separación e indiferencia
cobran su precio en ambas personas y la reunión física aún
asume otra matiz; ahora existen, acompañados pero nunca
juntos, y aunque se abrazan con inmensa ternura aún existe
la enorme distancia entre ellos. Ana María ahora sabe
3^Ibid., p. 94.
35
Ibid., p. 93.
150
que el sacrificio del amor es el olvido, un olvido tan in
constante como el amor y ella recibe una dosis de la soledad
e indiferencia que ella antes impartía. "Entonces había
conocido la peor de las soledades; la que en un amplio lecho
se apodera de la carne estrechamente unida a otra carne
36
adorada y distraída."
El tedio de la vida conyugal, el olvido y los en
gaños de su esposo, la llevan al borde del divorcio y al no
poder dar este paso significante, el odio se convierte en
su única defensa y fiel compañero.
El odio, si un odio silencioso que en lugar de
consumirla la fortificaba. Un odio que la hacía madu
rar grandiosos proyectos, casi siempre abortados en
mezquinas venganzas.^7
El odio que sirve de fachada y de defensa le acom
paña el resto de la vida. Solamente en la muerte se hace
indulgente y pasiva al ver ella a su esposo arrodillado y
en lágrimas ante su cadáver. Las lágrimas le bañan el ren
cor y el odio que llevaba en su corazón.
¡Llora, llora al fin.' O puede que sólo llore su
juventud que siente ida con esa muerta, puede que sólo
llore fracasos cuyo recuerdo logró durante mucho tiempo
aventar y que afluyen ahora inaplazables junto con el
primer embate. Pero ella sabe que la primera lágrima
3^Ibid., p. 97. 37Ibid., p. 106.
151
es un cauce abierto a todas las demás, que el dolor
y quizás también el remordimiento han conseguido
hender una brecha en ese empedernido corazón, brecha
por donde, en lo sucesivo, se infiltrarán con la
regularidad de una marea que leyes misteriosas impelen
a golpear, a roer, a destruir.
De hoy en adelante, por lo menos, conocerá lo que
importa llevar un muerto en el pasado. Jamás, no
gozar jamás enteramente de nada. En cada goce, hasta
en el más simple— una luna de invierno, una noche de
fiesta— cierto vacío, cierta extraña sensación de
soledad.
Solamente de muerta puede ver la realidad de su vida
!
terminada— solamente de muerta es capaz de perdonar y com
padecerse del esposo que, como ella, sufrió las albricias
y penas del amor y la vida conyugal. Al perdonar, el odio,
su defensa ante la soledad, también desvanece como sus
sentimientos y la vida terrestre.
No. No lo odia. Pero tampoco lo ama. Y he aquí
que al dejar de amarlo y de odiarlo siente deshacerse
el último nudo de su estructura vital. Nada le importa
ya. Es como si no tuviera ya razón de ser ni ella ni
su pasado. Un gran hastío la cerca, se siente tamba
lear hacia atrás. ¡Oh esta súbita rebeldía.' Este deseo
que la atormenta de incorporarse gimiendo: "¡Quiero
vivir.' ¡Devuélvanme, devuélvanme mi odio.'"3^
Aunque la amortajada perdona y olvida, el odio que
le permitió existir también se aleja de ella, dejándola
sola como alma en pena. El odio, su último "fiel" compa
ñero, también la abandona y le quita un granito más de su
38
Ibid., p. 109.
39
Ibid., p. 110.
152
vida moribunda.
La aparencia y realidad de la
soledad conyugal
Ana María sufre las penas lagrimosamente ligadas a
la discordia y apatía matrimonial al enterarse del estado
de ánimo de su cónyuge. El primer indicio aunque aparente
ser de menor significado, hierre a la amortajada profunda
mente al enterarse de que ya no ocupa un puesto de honor
en el corazón de su marido. La lamentosa realidad de su
situación se empieza a desenrollarse ante sus ojos para
dejarle otra indeleble impresión de las dimensiones de su
soledad.
Fue una mañana. Retrasada a causa de sus largos
cabellos, desde el cuarto de baño consideraba a través
de la puerta medio abierta, el dormitorio en desorden,
cuando Antonio entró inesperadamente de vuelta de la
caza. Creyéndose solo, mantenía el sombrero echado
sobre la oreja y masticaba una ramita de boj. Segun
dos después, al acercarse al velador para depositar
la cartuchera, su bota tropezó con una chinela de
cuero azul.
Y entonces, oh entonces— ella vio y nunca pudo
olvidarlo— , brutalmente, con rabia, casi, la arrojó
lejos de sí de un puntapié.
Y en un segundo, en ese breve segundo se produjo
en ella el brusco despertar a una verdad, verdad que
llevó tal vez adentro desde mucho y esquivaba mirar
de frente. Comprendió que ella no era, no había sido
sino una de las múltiples pasiones de Antonio, una
153
pasión que las circunstancias habían cadenado a su
vida. La toleraba nada más? la aceptaba, tascando el
freno, como la consecuencia de un gesto irremediable.^
Más adelante su soledad es acentuada por la confe
sión burlona y sincera que su esposo le brinda en forma de
cariño inocente y aclaración.
— Eres la mujer con más encanto que he conocido.
Es lástima que seas mi mujer, Ana María, solía también
decirle en aquellas ocasiones? y sus dientes tan blan
cos relucían en esa sonrisa suya que parecía tan
franca? sus ojos prodigiosamente castaños la envolvían
entre burlones y tiernos, y para no desviar el curso
de esa caricia distante, ella refrenaba su impulso de
echarle los brazos al cuello y besar esa hermosa
frente de varón varonil.^
La confesión es inesperada y franca como el ardiente
amor que inesperadamente derrumba a cada uno de ellos? ambos
sinceramente disfrutaron de él, pero igual que sus relacio
nes íntimas, les fue imposible que ambos siguieran gozando
de él a la vez. El amor es tan huidizo como la vida,
arriva y se aleja inesperadamente dejando tras sí huellas
de diferentes matices. Ana María vuelve a la indiferencia
y ella también declara su estado de ánimo ahora sub-servil
en su auto confesión punzante.
"Sufro, sufro de ti como de una herida constante
mente abierta."
^°Ibid., pp. 98-99.
41
Ibid., p. 101.
154
Durante años se había repetido en voz baja esta
frase porque tenía el misterioso don de hacerla esta
llar en lágrimas. Tan sólo así lograba detener unos
instantes el trabajo de la aguja ardiente que le
laceraba sin tregua el corazón. Durante años, hasta
el agotamiento, hasta el cansancio.^
Acoplándose al odio y a su triste realidad la noble
mujer no amada sufre resignadamente y llena el vacío de
su corazón con el amor que ella siente para con sus hijos
para fortalecerse. "Pero ella había aprendido a refugiarse
en una familia, en una pena, a combatir la angustia ro-
43
deándose de hijos, de quehaceres."
Aunque engañada y enterada de los amoríos de su
cónyuge la soledad la encamina hacia al borde del divorcio.
Su "salvación" es disuadida por su abogado— una íntima y
vieja amistad de la familia.
Las dimensiones y perspectiva
de la amistad
Ana María está amortajada de obligaciones y deberes
a causa del matrimonio y la desgracia de no ser amada la
conduce a una situación de incertidumbre y tentación en la
cual ella vacila pero no sucumbe a los amoríos afuera
42
Ibid., pp. 105-106.
43
Ibid., p. 97.
155
del matrimonio. Su situación matrimonial le deja un vacío
en el corazón y ella trata de llenarlo con una "amistad,"
una amistad de la cual surgen distintas impresiones e
interpretaciones, las cuales nunca fueron clarificadas en
la triste vida de la amortajada. Solamente en la muerte le
es posible salir de la penumbra de su soledad acompañada.
Ahora de muerta puede interpretar la importancia de hechos
que anteriormente parecían ser insignificantes.
Las claves principales que ella ahora percibe mejor
radican en el nuevo punto de vista. Recordando un viaje
campestre, ahora de muerta puede analizar retrospectiva
mente. Recuerda la lechuza que Fernando mató para su niña,
Anita.
Sobre las rodillas de la niña, la lechuza mantenía
abiertos los ojos, unos ojos redondos, amarillos y
mojados, fijos como una amenaza. Pero, sin inmutarse,
la niña sostenía la mirada. "No está bien muerta.
Me ve. Ahora cierra los ojos poquito a poco ... ¡Mamá,
mamá, los párpados le salen de abajo.'"
Pero ella no la escuchaba sino a medias, atenta a
la masa violeta y sombría que, desde el fondo del
horizonte, avanzaba al encuentro del carruaje.^
Los ojos de la lechuza y los del peón que les indica
el camino son indicios del punto de vista de la narración
44
Ibid., p. 66.
156
y de la triste realidad de la vida de Ana María. Le es
imposible ver y entender su situación durante la vida,
solamente le es visible con la muerte, ya cuando es impo
sible erradicar las malas memorias y cambiar o corregir los
errores para disfrutar de la felicidad tanto añorada.
El ambiente sobrenatural también le presenta otra
dimensión y perspectiva de la necesidad heterogénea feme
nina al fundir los elementos botánicos (heliotropismo) con
los humanos (la respiración) al hablarle al benjamín de su
familia.
"Fred, nos vamos. ¿Qué haces ahí?"
Inmóvil ante un arbusto cuyas ramas mantenía alza
das, Fred, por toda respuesta, le hizo una seña mis
teriosa. Y como si le comunicara un secreto, fijó
contra el fango el redondel de luz.
Entonces ella vio, pegada a la tierra, una enorme
cineraria. Una cineraria de un azul oscuro, violento
y mojado, y que temblaba levemente.
Durante el espacio de un segundo el niño y ella
permanecieron con la vista fija en la flor, que parecía
respirar.
De pronto Fred desvió la luz y la tétrica cosa se
hundió en la sombra.^
He aquí una reflección de la actitud de Ana María—
la cineraria también busca un sol que le nutra y agrade
termalmente. Es igual que la amortajada, le es imposible
45
Ibid., p. 70.
157
seguir aparencias y estancarse en un fango de miseria y
sufrimiento.
Su nuevo amigo que había re-emplazado en minúsculo
grado a su esposo y que ahora era llamado tío por sus hijos,
refleja la miseria de la propia amortajada. Esta está
conforme con las migajas de esperanza y golpes de sufri
miento que la nueva amistad le brinda.
— ¡Ana María, levántate.'
Levántate para vedarme una vez más la entrada de
tu cuarto. Levántate para esquivarme o para herirme,
para quitarme día a día la vida y la alegría. Pero
rlevántate, levántate1
¡Tu, muerta.
La amistad eterna sirvió de desemboque para Ana
María, mientras que Fernando, el nuevo amigo, sufre aún la
condena cruel de la indiferencia mediocre al no ser amado.
Fernando representa el hombre no amado así como la amorta
jada representa la mujer no amada que se resigna a recibir
los golpes de la vida.
— ¡Pobre InésJ— decía— . Aún no logro explicarme
el porqué de su resolución. No parecía triste ni
deprimida. Ninguna rareza aparente tampoco. De vez
en cuando, sin embargo, recuerdo haberla sorprendido
mirándome fijamente como si me estuviera viendo por
primera vez. Me dejó. ¡Qué me importa que no fuera
para seguir a un amante.' Me dejó. El amor se me ha
46
Ibid., p. 54.
158
escurrido, se me escurrirá siempre, como se escurre el
agua de entre dos manos cerradas.^7
Le es imposible amar a tan triste figura aunque sea
su reflección masculina.
En un brusco desdoblamiento lo había visto y se
había visto, él y ella, los dos juntos a la chimenea.
Dos seres al margen del amor, al margen de la vida,
teniéndose las manos y suspirando, recordando, envi
diando. Dos pobres. Y como los pobres se consuelan
entre ellos, tal vez algún día, ellos dos . . . ¡Ah, no.'
¡Eso noj ¡Eso jamás, jamás.'
Ahora de muerta saltan a luz otras confesiones del
confesor de la amortajada durante su "amistad." El también
desnuda su ser ante el cadáver de la nueva dimensión de su
sufrimiento.
Hasta que te encontré, cuando se me hería en mi
orgullo dejaba automáticamente de amar, y no perdonaba
jamás. Mi mujer habría podido decírtelo, ella que no
obtuvo de mí ni un reproche, ni un recuerdo, ni una
flor en su tumba.
Por ti, sólo por ti Ana María he conocido el amor
que se humilla, resiste a la ofensa y perdona la
ofensa.
¡Por ti, sólo por ti.'
... Amé tu tez marchita que hacía resaltar la fres
cura de tus labios y la esplendidez de tus anchas cejas
pasadas de moda, de tus cejas lisas y brillantes como
una franja de terciopelo nuevo. Amé tu cuerpo maduro
en el cual la gracilidad del cuello y de los tobillos
ganaban, por contraste, una doble y enternecedora
seducción. Pero no quiero quitarte méritos. Me
47
Ibid., p. 57.
48
Ibid., p. 58.
159
seducía también tu inteligencia porque era la voz de
tu sensibilidad y de tu instinto.^
El amigo fiel confiesa su amor y pregona lo que en
vida le fue imposible murmurar a causa de su visión ofus
cada.
Oh, Ana María, si hubieras querido, de tu desgra
cia y mi desdicha hubiéramos podido construir un
afecto, una vida; y muchos habrían rondado envidiosos
alrededor de nuestra unión como se ronda alrededor de
un verdadero amor, de la felicidad.
¡Si hubieras querido.' Pero ni siquiera tomaste
en cuenta mi paciencia. Nunca me agradeciste una
gentileza. Nunca.
Me guardabas rencor porque te apreciaba y conocía
más que nadie, yo, el hombre que tú no amabas.50
Ninguno de los dos fue capaz de declarar y aceptar
el amor durante la vida, solamente en retrospección les es
visible su triste realidad. Al no aceptar la red que los
une en la vida aceptan las consecuencias reales de la
muerte; Fernando confiesa aún la posibilidad del descanso
final.
Ana María, ¡es posible.' ¡Me descansa tu muerte.'
Tu muerte ha extirpado de raíz esa inquietud que
día y noche me azuzaba a mí, un hombre de cincuenta
años, tras tu sonrisa, tu llamado de mujer ociosa.
En las noches frías del invierno mis pobres caba
llos no arrastrarán más entre tu fundo y el mío aquel
sulky con un enfermo adentro, tiritando de frío y
49
Ibid., pp. 60-61.
50
Ibid., pp. 62-63.
160
mal humor. Ya no necesitaré combatir la angustia en
que me sumía una frase, un reproche tuyos, una mez
quina actitud mía.-^
Se resigna a la vida pasiva e insignificante que
su edad avanzada y cuerpo y espíritu estropeado le exigen
con la pérdida de dos amores. La amortajada también titu
bea ante la misma escena en la cual su cuerpo inerte
finalmente declara lo que la vanidad femenina le dicta.
Abren de golpe las persianas. Luz gris ¿de amane
cer, de atardecer?
Ni una sombra es posible ya en el cuarto a la luz
de esta fea luz. Las cosas se destacan con dureza.
Algo revolotea pesadamente entre las flores y se posa
sobre la sábana, algo abyecto ... una mosca.
Fernando ha levantado la cabeza. Por fin logrará
lo que tanto anheló.
¿Por qué titubea y detiene su impulso ahora que
puede besarla?
¿Por qué la mira fijamente y no la besa? ¿Por
qué?
Ana María después de ver sus principales amistades
y momentos claves desfilar y desaparecer ante su cuerpo
tendido entiende y ve otras dimensiones que ahora le son
imposibles de remediar. Sus pretendientes principales
todos cobran otra magnitud en su análisis final. Su primer
amor que resulta en fracaso indeleble ya no parece ser de
mayor dimensión mientras que el matrimonio también cobra
5' * 'Ibid. , p. 77.
52
Ibid., p. 76.
161
diferente semblante. El amor que había sentido para con su
cónyuge y que los celos le habían convertido en odio ahora
se manifiesta en misericordia para el máximo autor de su
soledad acompañada. La amortajada se entera de que también
el máximo objeto y causa de su dilema multifacético tam
bién sucumbe a las leyes eternas que rigen a todos los
seres. El también es rastreado por el imperdonable ele
mento temporal que le deja huellas como la memoria de la
amortajada. La amortajada tiene más compasión porque
revive sus momentos de felicidad y perdona al creador de
sus alegrías y penas principales.
Ella siente con repugnancia pesar sobre su cadera
esa cabeza aborrecida, pesar allí donde habían crecido
y tan dulcemente pesado sus hijos. Con ira se pone a
examinar por última vez esa cuidada cabellera castaña,
ese cuello, esos hombros.
Repentinamente la hiere un detalle insólito. Muy
pegada a la oreja advierte una arruga, una sola, muy
fina, tan fina como un hilo de telaraña, pero una
arruga, una verdadera arruga, la primera.
Dios mío, ¿aquello es posible? ¿Antonio no es in
violable?
No. Antonio no es inviolable. Esa única, imper
ceptible arruga no tardará en descolgársele hacia la
mejilla, donde se abrirá muy pronto en dos, en cuatro;
marcará, por fin, toda su cara. Lentamente empezará
luego a corroer esa belleza que nada había conseguido
alterar, y junto con ella irá desmoronando la arrogan
cia, el encanto, las posibilidades de aquel ser afor
tunado y cruel.33
~^Ibid. , pp. 107-108.
162
Todos sucumben físicamente ante el imperdonable
peaje del padre tiempo. Cada quien se acopla a los alti
bajos de las dimensiones de la soledad y el amor en la vida
y su final inevitable. La amortajada, quien se ha escapado
de este fin absoluto, ahora desea que termine la dimensión
sobrenatural y su extensión de la muerte de los vivos.
Después de sufrir la muerte de los vivos sólo le falta la
muerte de los muertos para esclarecer su último misterio y
concluir la etapa final de su vida física y sobrenatural.
Y ya no deseaba sino quedarse crucificada a la
tierra, sufriendo y gozando en su carne el ir y venir
de lejanas, muy lejanas mareas; sintiendo crecer la
hierba, emerger islas nuevas y abrirse, en otro conti
nente la flor ignorada que no vive sino un día de
eclipse. Y sintiendo aún bullir y estallar soles, y
derrumbarse, quien sabe adonde, montañas gigantes de
arena.
Lo juro. No tentó a la amortajada el menor deseo
de incorporarse. Sola, podría, al fin, descansar,
morir.
Había sufrido la muerte de los vivos. Ahora anhe
laba la inmersión total, la segunda muerte: la muerte
de los muertos.
^Ibid. , pp. 139-140.
CAPITULO V
LA DIALECTICA DEL AMOR DENTRO
DE LA SOLEDAD CONYUGAL
El resumen de la trama es tomado textualmente del
prólogo de la novela escrito por Amado Alonso.
Resumen de la trama de La última niebla
Todo lo que pasa en esta novela pasa dentro de la
cabeza y del corazón de una mujer que sueña y ensueña.
Durante años aguarda con ansia secreta la inminencia
del amante; después que en una noche de niebla y de
misterio llega a ella, por fin, el esperado descono
cido, se va dejando feliz envejecer, rumiando aquella
dicha y aguardando su vuelta segura. Sólo una tarde
de niebla, al cabo de muchos años, cree verlo, pasar
en el fondo de un coche cerrado: un instante se asoma
él a los cristales y le sonríe. Ella iba a llamarle,
desde las aguas del estanque pero no sabía su nombre,
desde el reencuentro, vive "agobiada por la felicidad,"
y no son nada algunos asomos de recelo de que eso de
su amor no sea cosa real. Los años se van corriendo.
Cuando vuelve otra vez a la ciudad, una tarde busca la
misma plazoleta, la misma calleja empinada, la misma
casa, lo mismo de aquella vez. Sólo ahora, ya sin
juventud, se convence con terror y la convencen de
que todo había sido un sueño. Se siente totalmente
163
164
desdichada. Y tras un intento frustrado de suicidio,
se resigna a continuar una vida sin sentido.
Critica y comentarios
La severa crítica hecha por Catherine Meredith Brown
en su "Haunted Hacienda," reseña de La última niebla, y la
crítica de Luis Merino Reyes giran alrededor de uso de los
sueños en la narración. Esta hace la siguiente observación
ya señalada anteriormente (Capítulo I).
An emphasis on dreams, a preoccupation with that
half-world between sleeping and waking, serves to
heighten the valué of just when an event occurred.
Not only when but did it really happen? Were we
imagining these fairy tale adventures? No one can
be sure. In this case everyone is constantly fool-
ing everyone else. There's no advantageous handicap
of a possible clue allowed.^
Luis Merino Reyes lo califica de "truco literario"
mientras que el renombrado crítico literario, Amado Alonso,
hace los siguientes comentarios acerca de la obra literaria:
Pero la función poética constante de la niebla es
la de ser el elemento formal del ensueño en que vive
María Luisa Bombal, "El árbol" y "Las islas nue
vas, " La última niebla (Tercera ed.; Santiago de Chile:
Editorial Nascimiento, 1962), pp. 12-13.
2
Catherine M. Brown, "Haunted Hacienda," Saturday
Review, May, 1947, p. 22.
165
zambullida la protagonista. La niebla, siempre cortina
de humo que incita ensimismarse, diluye el paisaje;
esfuma los ángulos, tamiza los ruidos; en el campo se
estrecha contra la casa; a la ciudad le da la tibia
intimidad de un cuarto cerrado. En la bruma emerge y
en la bruma se pierde el coche misterioso. Toda la
felicidad soñada no es más que un palacio de niebla,
y, al fin, todo se desvanece en la niebla."^
Más adelante señala el papel del ensueño con las
esperanzas y deseos de la protagonista.
El ensueño es el mediador, el médium o medio en
que sueño y realidades identifican; es la niebla que
borra, crea y funde las formas envolviéndolas con sus
blandos vellones de bruma. Lo ensoñado no se identi
fica ni con lo soñado ni con lo real vivido; pero, con
su saboreo imaginativo y sentimental del recuerdo y de
la esperanza, tiene la virtud de mantener abierto un
ventanillo a lo posible en aquella alma hermética.^
Martha Alien en "Dos estilos de novela: Marta
Brunet y María Luisa Boiribal" y Margaret V. Campbell en "The
Vaporous World of Maria Luisa Bombal" igual que Carlos Rene
Correa elogian y aplauden lo desestimado por Luis Merino
Reyes y Catherine M. Brown. Carlos Rene Correa subraya lo
siguiente:
Pocos escritores chilenos como ella lucen una
delicadeza mayor en el relato, que es constructivo;
a veces fina evocación de ensueños o aguda espina que
se clava en el doloroso amor ...
3
Bombal, La última niebla, p. 24.
4
Ibid., p. 26.
166
María Luisa Bombal posee un estilo impecable,
vigoroso, fino. La última niebla, cuyas imágenes
están veladas por la bruma y que revelan una inmensa
desolación interior en muchos de sus períodos, fue
el primer paso hacia un arte de novelar lo que pasa
en la cabeza y el corazón de una mujer ...
María Luisa Bombal ha logrado crear una auténtica
poesía novelada en toda su obra; ella bien conoce
los sortilegios de la alucinación y se deja conducir
por la belleza de las imágenes que se engarzan como
si fueran flores de una misma corona para servir de
adorno a la amortajada, pérdida irremediablemente en
La última niebla. Crece esta labor artística como
los árboles, verdes y amarillos, porque la edad se
termina cuando sobreviene el ensueño.^
La técnica de narración en
La ultima niebla
María Luisa Bombal aunque es criticada por emplear
los "llamados" trucos literarios es aclamada por su in
trospección al psique femenino y su poesía novelada que es
compuesta de una narración compendiada en la que sobresale
su vocabulario artístico y rebuscado igual que su abilidad
de utilizar la técnica del realismo-mágico. Ella también
cuenta con la habilidad de manejar el arte del contraste y
la comparación que utiliza magistralmente en esta obra.
5
Carlos René Correa, "María Luisa Bombal," Atenea,
XIX, No. 199 (enero de 1942), 17, 22.
167
La función complementaria del contraste
y la comparación
Con el arte de contrastar ya señalado en el matri
monio totalmente juxtaposicionado en "El árbol, 1 1 María
Luisa Bombal logra hacer hincapié en los sacrificios feme
ninos para combatir la soledad. En esa obra se subraya el
sacrificio de un matrimonio al unirse e intentar de hacerle
frente a la soledad consumidora y la incertidumbre de los
sacrificios del amor. En la novela, La última niebla el
contraste se lleva al punto de la comparación y se extiende
al desenlace de la tensión de la trama. La protagonista,
enterada de su lamentable situación por el contraste que
existe entre su vida hermética y la de Regina, la mujer del
primo de su esposo. El contraste lleva a la desgraciada
protagonista a comparar y envidiar a la mujer de su primo
político, al hacer dicha comparación le es obvia la necesi
dad de alterar su situación deplorable y guiándose por las
acciones de Regina, su contrapunto femenino, se lanza a
autoresolver su problema.
La acción reflectora en el desarrollo
de la trama
En el drama del siglo de oro una de las caracterís
ticas sobresalientes es la acción reflectora en la cual
168
el lacayo actúa y resuelve sus intrigas a la par con su
amo. Ambas intrigas se desarrollan a la vez y el lacayo,
el personaje secundario, es influido inmensamente por la
acción de la intriga principal, la de su amo. María Luisa
Bombal invierte esta técnica e hilvana las acciones de la
protagonista al compás de las del personaje secundario,
Regina, que fija el compás y ritmo del desarrollo de la
trama. Esto se hace a base de que Regina, el personaje
secundario, tiene el papel activo igual que el amo en las
intrigas del drama del siglo de oro mientras que la prota
gonista igual que el lacayo asumen el papel del imitador.
La pasividad, indecisión e incertidumbre de la protagonista
igual que los papeles del contraste y la comparación permi
ten que la acción reflectora de un personaje e intriga
secundaria guien el desarrollo de la trama.
La soledad, el amor, y la muerte vistos en
dos dramas domésticos juxtaposicionados
En esta obra igual que en sus cuentos y la otra
novela presentadas en este estudio, son obvios el sufri
miento de la mujer no amada y sus esfuerzos para combatir
su lamentable situación. María Luisa Bombal nos presenta
un interesantísimo estudio de dos mujeres afligidas por
169
la soledad acompañada dentro de los lazos conyugales. El
renombrado filólogo y crítico literario. Amado Alonso, en
brevísimas palabras describe a las damas del drama domés
tico al señalar a "Regina, vida pasional real y vivida,"
y a la protagonista de "vida pasional soñada e imaginada."
Ambas padecen del mismo mal y cada quien lo combate y lo
soporta su manera. Ambas mujeres se contrastan y comple
mentan a la vez en su papel literario y doméstico. La
acción directa de Regina despierta a la protagonista her
mética y llega a influir en sus acciones psíquicas y deseos
eróticos hasta tal punto que llega a hacerse semejante a
la palanca de acción.
Muy opuesta a otras técnicas literarias, la prota
gonista toma parte en la acción reflectora en vez de formu
lar su propio destino. Al ser mujer sumisa hermética y
pasiva le es posible sufrir el abandono conyugal al cual
parece estar sentenciada para el resto de su vida. Vive
una vida triste y aburrida que finalmente cambia al ver
las "libertades" que Regina se toma en el ámbito extra-
matrimonial. Ella entonces llega a ser influenciada por un
personaje secundario.
170
Análisis de la soledad doméstica
La soledad que la amortajada vive es el producto de
sus propios hechos. Ella, la protagonista-narradora, se
permite el lujo de casarse con su propio primo a quien
conoce desde niño y no ofrece más atracción que el de qui
tarla "de vestir santos" como otras personas. Ni Daniel,
su esposo, ni la protagonista pueden ofrecer el uno al otro
alguna novedad misteriosa más que la ansiedad e inquietud
no imaginada anterior al matrimonio. El haberse conocido
desde niños les impide de que compartan algún grano de
misterio y de felicidad. Esto vinculado con el hecho de
que el también se ha casado por interés disminuye las posi
bilidades de que encuentren la felicidad al compartir el
mismo hogar, lecho, y futuro.
Cuando era niño, Daniel no temía a los fantasmas,
ni a los muebles que crujen en la oscuridad durante
la noche. Desde la muerte de su mujer, diríase que
tiene siempre miedo de estar solo.^
El miedo que Daniel trata de sojuzgar con su matri
monio solamente sirve para brindarles la incomunicación a
él y a nueva su mujer.
g
Bombal, La última niebla, p. 41.
171
Comemos sin hablar.
— ¿Te aburres?— interroga de improviso, mi marido.
— Estoy extenuada— contesto.
Apoyados los codos en la mesa, me mira fijamente
largo rato y vuelve a interrogarme:
— ¿Para qué nos casamos?
— Por casarnos— respondo.
Daniel deja escapar una pequeña risa.
— ¿Sabes que has tenido una gran suerte al casarte
conmigo?
— Sí. Lo sé— replico, cayéndome de sueño.
— ¿Te hubiera gustado ser una solterona arrugada,
que teje para los pobres de la hacienda? Me encojo de
hombros.
— Ese es el porvenir que aguarda a tus hermanas ...
Permanezco muda. No me hacen ya el menor efecto
las frases cáusticas con que me turbaba no hace aún
quince días.^
El acoplamiento al mudismo y su aburrido destino la
sacan de su hogar y empieza a raciocinar y racionalizar
acerca del presente dilema con la ayuda de la niebla.
Y porque me ataca por vez primera, reacciono vio
lentamente contra el asalto de la niebla.
¡Yo existo, yo existo— digo en voz alta— y soy
bella y feliz.1 Sí. ¡Feliz.' La felicidad no es más
8
que tener un cuerpo joven y esbelto y ágil.
La niebla que aquí aparenta tomar papel de incerti-
dumbre en lo negriblanco (latentes deseos eróticos y su
realidad matrimonial) hace surgir de ella una confesión
simple, errónea y superficial para así poder disfrazar y
esconder sus verdaderos deseos. La belleza y juventud
7 8
Ibid., pp. 41-42. Ibid., p. 45,
172
temporal y huidiza que aún tiene y siente le es más evi
dente al desnudarse su conciencia ante la acción directa de
Regina. Al ver a Regina, la esposa de su primo Felipe,
abrazada con su amante, aparece en ella el latente deseo
erótico que hasta entonces ella habla podido controlar.
Entro al salón por la puerta que abre sobre el
macizo de rododendros. En la penumbra dos sombras se
apartan bruscamente, una de otra, con tan poca des
treza, que la cabellera medio desatada de Regina, queda
prendida a los botones de la chaqueta de un descono
cido. Sobrecogida, los miro.
La mujer de Felipe opone a mi mirada, otra mirada
llena de cólera. El, un muchacho alto y muy moreno,
se inclina, con mucha calma desenmaraña las guedejas
negras, y aparta de su pecho la cabeza de su amante.
Pienso en la trenza demasiado apretada que corona
sin gracia mi cabeza. Me voy sin haber despegado los
labios.®
La cabellera de ambas mujeres parece señalar y con
firmar las teorías de "lo abierto" y "lo cerrado" de Octa
vio Paz en cuanto al comportamiento (en este caso el de la
mujer). Regina con la cabellera suelta indica su posición
abierta para con su amante. Esto lo es confirmado con el
enmañaramiento de su cabellera en los "botones" de su amante
mientras que la trenza apretada de la protagonista simbo
liza su "cerrada" situación matrimonial que había existido
9
Ibid., pp. 46-47.
173
hasta ese entonces en que aparece otra tentación con la
manifestación de una solución a su sofocado dilema. Regina
se entrega totalmente mientras que ella se abstiene de
deshacer sus lazos matrimoniales, simbolizados por la
trenza apretada de su cabellera, símbolo de mujer cerrada
y no de pieza libre y suelta de morales y obligaciones.
La pasional irreal y soñada y la influencia
de la vida pasional
La protagonista siendo persona pasiva ve en Regina
la única salvación a su multidimensional problema. Tanto
la protagonista como Regina sufren a causa de su presente
situación matrimonial, las diferencias que existen entre
ellas parecen unirlas. Al autocontemplarse la protagonista
se desarrolla en ella el latente deseo erótico.
El amor y afición para los cuentos infantiles seña
lado por Germán Ewarts es evidente al paralelarse la escena
del espejo al famoso incidente de La cenicienta.
Ante el espejo de mi cuarto, desato mis cabellos,
mis cabellos también sombríos. Hubo un tiempo en que
los llevé sueltos, casi hasta tocar el hombro. Muy
lacios y apegados a las sienes, brillaban como una seda
fulgurante. Mi peinado se me antojaba, entonces, un
casco guerrero que, estoy segura, hubiera gustado al
amante de Regina. Mi marido me ha obligado después a
recoger mis extravagantes cabellos; porque en todo debo
esforzarme en imitar a su primera mujer, a su primera
mujer que, según él, era una mujer perfecta.
174
Me miro al espejo atentamente y compruebo angus
tiada que mis cabellos han perdido ese leve tinte rojo
que les comunicaba un extraño fulgor cuando sacudía
la cabeza. Mis cabellos se han oscurecido. Van a
oscurecerse cada día más.
Y antes que pierdan su brillo y su violencia, no
habrá nadie que diga que tengo lindo pelo.^
En el caso de la protagonista también es obvio el
añejamiento y lo huidizo de la belleza, ella ahora trata de
captar momentos de felicidad y aplazar al elemento temporal.
Nace en ella el deseo de ser amada y al hacerse las
comparaciones de los gustos masculinos señala lo escurri
dizo de la vida y la belleza. El color rojinegro señala el
elemento termal visual que su cabellera presenta en su nuevo
estado de ánimo. Más adelante la comparación se convierte
y desarrolla en deseo al comparar y contrastar su vida con
la de Regina. Brotan y se desarrollan los deseos eróticos
frustrados.
Me acomete una extraña languidez. Cierro los ojos
y me abandono contra un árbol. ¡Oh, echar los brazos
alrededor de un cuerpo ardiente y rodar con él, en
lazada, por una pendiente sin fin.1 Me siento desfa
llecer y en vano sacudo la cabeza para disipar el sopor
que se apodera de mí.^^
Al desnudarse para bañarse, ella no solamente des
nuda su cuerpo sino que a la vez da rienda suelta al fluir
^Ibid., p. 47. 1;LIbid., p. 49.
175
de la conciencia al sumergirse en el estanque y en las
profundidades de la autocontemplación.
No me sabía tan blanca y tan hermosa. El agua
alarga mis formas, que toman proporciones irreales.
Nunca me atreví antes a mirar mis senos; ahora los
miro. Pequeños y redondos, parecen diminutas corolas
suspendidas sobre el agua.
Me voy enterrando hasta la rodilla en una espesa
arena de terciopelo. Tibias corrientes me acarician
y penetran. Como con brazos de seda, las plantas
acuáticas me enlazan el torso con sus largas raíces.
Me besa la nuca y sube hasta mi frente el aliento
fresco del agua.
El narcisismo que se inicia ante su espejo es con
cluido con la auto-introspección y humanización del árbol
y el roce psíquico termal del baño. Más adelante los
deseos sexuales frustrados son acentuados en otra dimensión
al contemplar la belleza de Regina y su vida.
Regina se ha quedado dormida sobre el diván. La
miro. Sus rasgos parecen alisarse hacia las sienes;
el contorno de sus pómulos se ha suavizado y su piel
luce aún más tersa. Me acerco. Ignoraba que los seres
embellecieran cuando reposan extendidos. Regina no
parece ahora una mujer, sino una niña, una niña muy
dulce y muy indolente.
Me la imagino dormida así, en tibios aposentos
alfombrados donde toda una vida misteriosa se insinúa
en un flotante perfume de cabelleras y cigarrillos
femeninos.
De nuevo en mi este dolor punzante como un grito.
12
Ibid., pp. 49-50.
13
Ibid., pp. 51-52.
176
Dentro de ella también late el deseo de ser amada.
Este deseo que ha quedado mudo a causa de la incomunicación
está a punto de romperse o desgranitarse al ver que existen
otros medios de saborear los néctares del amor sin tener
que quedarse olvidada y prisionera dentro de los lazos
matrimoniales.
Solamente la incertidumbre y la soledad la rodean
en sus cuitas de penosos pensamientos y deseos. Y dentro
de esta incertidumbre y tentación surge el imagen y la
aparente felicidad de Regina y sus secretos ligados a su
cabellera entrelazada con relaciones extra-matrimoniales.
La niebla se estrecha, cada día más, contra la
casa. Ya hizo desaparecer las araucarias cuyas ramas
golpeaban la balaustrada de la terraza. Anoche soñé
que, por entre las rendijas de las puertas y ventanas,
se infiltraba lentamente en la casa, en mi cuarto, y
esfumaba el color de las paredes, los contornos de los
muebles, y se entrelazaba a mis cabellos, y se me
adhería al cuerpo y lo deshacía todo, todo ... Solo,
en medio del desastre, quedaba intacto el rostro de
Regina, con su mirada de fuego y sus labios llenos de
secretos.^
Su deseo de ser amada no es amainado por la promesa
de su cónyuge que solamente al estar embriagado da sus
palabras de confesión.
14
Ibid., p. 53.
177
Pero el vino dorado, que nos sirven en copas de
pesado cristal, nos entibia las venas; su calor nos
va trepando por la garganta hasta las sienes.
Daniel, ligeramente achispado, promete restaurar
en nuestra casa el oratorio abandonado. Al final de
la comida hemos convenido que mi suegra vendrá con
nosotros al campo.
Solamente el vino le hace confesar sus verdaderos
sentimientos, él también sufre de la incomunicación, pero
aún lo más deseado le es imposible de lograr y ambos siguen
solos y acompañados. La amenaza de su tedio cotidiano la
invade hasta en los sueños. Ni en los sueños es posible
escaparse del aburrimiento total de su soledad y fastidio.
— Mañana volveremos al campo. Pasado mañana iré
a oír misa al pueblo, con mi suegra. Luego, durante
el almuerzo, Daniel nos hablará de los trabajos de la
hacienda. En seguida visitaré el invernáculo, la
pajarera, el huerto. Antes de cenar, dormitaré junto
a la chimenea o leeré los periódicos locales. Después
de comer me divertiré en provocar pequeñas catástrofes
dentro del fuego, removiendo desatinadamente las bra
sas. Alrededor mío, un silencio indicará muy pronto
que se ha agotado todo tema de conversación y Daniel
ajustará ruidosamente las barras contra las puertas.
Luego nos iremos a dormir.^
La sombra de tal posibilidad junto con el incesante
fluir del tiempo la hacen desear momentos o migajas de amor
en la vida solitaria y aislada que el matrimonio le ha
brindado a ella.
~*~^Ibid. , p. 54.
16
Ibid., pp. 55-56.
178
Y pasado mañana será lo mismo, y dentro de un año,
y dentro de diez; y será lo mismo hasta que la vejez
me arrebate todo derecho a amar y a desear, y hasta
que mi cuerpo se marchite y mi cara se aje y tenga ver
güenza de mostrarme sin artificios a la luz del sol."^
Lo huidizo de la vida y la comparación con Regina
la impulsan a buscar la autosolución a su problema al en
contrarse la protagonista con otro dilema. Esta vez aunque
sea en los sueños decide lanzarse en contra de su tristeza
y el deseo y la soledad humanizan otra vez a un árbol,
igual que Brígida en "El árbol" para presentar un símbolo
erótico.
Entre la oscuridad y la niebla vislumbro una
pequeña plaza. Como en pleno campo, me apoyo exte
nuada contra un árbol. Mi mejilla busca la humedad
de su corteza. Muy cerca, oigo una fuente desgranar
una sarta de pesadas gotas.
La niebla simboliza la incertidumbre que ella siente
en la vida real y que piensa emprender en los sueños o re
flexiones irreales de su prisión real. La fuente como ella
desgranan una sarta de gotas como el rosario de lágrimas
que ella ha compuesto con las penas de su matrimonio incon
solable.
El deseo de ser amada la lleva a su nido de amor
con un hombre extraño que deshace con dificultad sus
17
Ibid., p. 56.
179
trenzas, símbolo de lo "cerrado."
Ando, pero ahora un desconocido me guía. Me guía
hasta una calle estrecha y en pendiente. Me obliga a
detenerme. Tras una verja, distingo un jardín abando
nado. El desconocido desata con dificultad los nudos
de una cadena enmohecida.
Este deseo amortajado finalmente brota con la apa
rición del hombre anhelado y el derrumbamiento de todas las
obligaciones al entregarse ella a sus necesidades físicas.
Los nudos de su trenza enmohecida por el tiempo y los cam
bios termales han cobrado su cuenta. Al "abrir" la cadena,
así como la cabellera de Regina, brota su verdadero estado
de ánimo que había sido presagiado por el sofocado "dolor
punzante como un grito" destinado a brotar con el padre
¡
tiempo y la madurez erótica-psíquica. Igual que el baño en
el estanque se repite de nuevo la contemplación y el nar
cisismo antes de entregarse cuerpo y alma a su ansiado
amante soñado (reflexión del amante anhelado y no encon
trado en el matrimonio).
Una vez desnuda, permanezco sentada al borde de la
cama. El se aparta y me contempla. Bajo su atenta
mirada, echo la cabeza hacia atrás y este ademán me
llena de íntimo bienestar. Anudo mis brazos tras la
nuca, trenzo y destrenzo las piernas y cada gesto me
trae consigo un placer intenso y completo, como si,
19
Ibid., p. 57.
180
por fin, tuvieran una razón de ser mis brazos y mi
cuello y mis piernas. ¡Aunque este goce fuera la
única finalidad del amor, me sentiría ya bien recom
pensada.'
Se acerca; mi cabeza queda a la altura de su
pecho, me lo tiende sonriente, oprimo a él mis labios
y apoyo en seguida la frente, la cara. Su carne
huele a fruta, a vegetal. En un nuevo arranque echo
mis brazos alrededor de su torso y atraigo, otra vez,
9 n
su pecho contra mi mejilla. u
La alusión hecha a la fruta y vegetal es la unión
que hace este sueño con el árbol, su símbolo erótico en la
vida real. Entregándose a su "amante" logra en el sueño
lo que hasta entonces no había podido encontrar ni en la
vida real o el matrimonio.
El trenzar y destrenzar las piernas de la protago
nista de nuevo alude a otro símbolo erótico— la cabellera—
que se hace y deshace igual que la de Regina al entregarse
a su propio amante, la razón máxima de su ser que la lleva
a gozar de los ilimitados e inefables deleitamientos del
amor.
Lo abrazo fuertemente y con todos mis sentidos
escucho nacer, volar y recaer su soplo; escucho el
estallido que el corazón repite incansable en el
centro del pecho y hace repercutir en las entrañas y
extiende en ondas por todo el cuerpo, transformando
cada célula en un eco sonoro. Lo estrecho, lo es
trecho siempre con más afán; siento correr la sangre
20
Ibid., pp. 59-60.
181
dentro de sus venas y siento trepidar la fuerza que se
agazapa inactiva dentro de sus músculos; siento agi
tarse la burbuja de un suspiro. Entre mis brazos, toda
una vida física, con su fragilidad y su misterio, bulle
y se precipita. Me pongo a temblar.
Entonces él se inclina sobre mí y rodamos enlazados
al hueco del lecho. Su cuerpo me cubre como una grande
ola hirviente, me acaricia, me quema, me penetra, me
envuelve, me arrastra desfallecida. A mi garganta sube
algo así como un sollozo, y no sé por qué empiezo a
quejarme, y no sé por qué me es dulce quejarme, y dulce
a mi cuerpo el cansancio infligido por la preciosa
carga que pesa entre mis muslos.
Cuando despierto, mi amante duerme extendido a mi
lado. Es plácida la expresión de su rostro; su aliento
es tan leve que debo inclinarme sobre sus labios para
sentirlo. Advierto que prendida a una finísima, casi
invisible cadena, una medallita anida entre el vello
castaño del pecho; una medallita banal de esas que los
niños reciben el día de su primera comunión. Mi carne
toda se enternece ante este pueril detalle. Aliso un
mechón rebelde apegado a su sien, me incorporo sin des
pertarlo. Me visto con sigilo y me voy.
Salgo como he venido, a tientas.
Ella despierta de un sueño y sigue soñando; su
salida es como su vida, va a tientas sin saber cómo apre
ciar la felicidad de la vida. Ese breve tope con el amor
físico le sirve de fuerza ante la soledad y escape del
tedio cotidiano. La vida ahora le brinda una esperanza
para el futuro. Ya no es la misma mujer no-amada, ahora la
soledad y la muerte inminente tienen otras dimensiones y
perspectivas. Su vanidad femenina la hace contemplarse
21
Ibid., pp. 60-61.
182
física y espiritualmente.
Pasan los años. Me miro al espejo y me veo, defi
nitivamente marcadas bajo los ojos esas pequeñas arrugas
que solo me afluían, antes, al reír. Mi seno está
perdiendo su redondez y consistencia de fruto verde.
La carne se me apega a los huesos y ya no parezco del
gada, sino angulosa. Pero, ¡qué importa.' ¡Qué importa
que mi cuerpo se marchite, si conoció el amor.' Y qué
importa que los años pasen, todos iguales. Yo tuve una
hermosa aventura, una vez ... Tan solo con un recuerdo
se puede soportar una larga vida de tedio. Y hasta
repetir, día a día, sin cansancio, los mezquinos gestos
cotidianos.^2
Al haber conocido el amor, ella ahora no teme nin
gún acontecimiento que la vida y el tiempo le traigan, ahora
ella ya tiene en que aferrarse ya que el grito que tenía
i
sofocado se convierte en un sollozo de la copulación.
La "aventura" le da fuerza y motivo para vivir al
lado de un hombre a quien ella engaña psíquicamente. Su
enamoramiento la lanza a diferentes niveles de acción y
apatía. Escribe y rompe cartas a su desconocido e idola
trado amante.
— He conocido el perfume de tu hombro y desde ese
día soy tuya. Te deseo. Me pasaría la vida, tendida,
esperando que vinieras a apretar contra mi cuerpo, tu
cuerpo fuerte y conocedor del mío, como si fuera su
dueño desde siempre. Me separo de tu abrazo y todo el
día me persigue el recuerdo de cuando me suspendo a tu
cuello y suspiro sobre tu boca.
Escribo y rompo.^
^Ibid. , p. 64. ^ Ibid. , p. 65.
183
La aventura irreal soñada deja su cicatriz de doble
filo en la protagonista puesto que mientras que la alienta
en su soledad real la lleva al punto de alterar su lealtad
para con su esposo» reemplazando a éste con su nuevo
'
"amante."
Gracias al amor y la "aventura" y el tiempo la pro
tagonista siente ráfagas de felicidad (psíquica) y detesta
la interrupción del tiempo cronológico (la realidad repre
sentada por las conversaciones).
Mi único anhelo es estar sola para poder soñar,
soñar a mis anchas. ¡Tengo siempre tanto en que pensar.'
í Ayer tarde, por ejemplo, dejé en suspenso una escena de
celos entre mi amante y yo.
Detesto que después de cenar me soliciten para la
tradicional partida de naipes. Me gusta sentarme junto
al fuego y recogerme para buscar entre las brasas los
ojos claros de mi amante. Bruscamente, despuntan como
dos estrellas y yo permanezco entonces largo rato sumida
en esa luz. Nunca como en esos momentos recuerdo con
tanta nitidez, la expresión de su mirada.
Hay días en que me acomete un gran cansancio y
vanamente remuevo las cenizas de mi memoria para hacer
saltar la chispa que crea la imagen. Pierdo a mi
amante.^
La soledad ahora se convierte en el único medio en
el cual la protagonista puede disfrutar de sus momentos
sagrados. Al contemplar el fuego y el baile de las llamas
24
Ibid., pp. 66-67.
184
revive su memoria única que da sentido y felicidad a su
vida. Las brasas se convierten en los ojos de su amor así
como las negriblancas cenizas van cambiando de estado aco
plándose al estado termal del "hogar."
Los ensueños cobran otro nivel de interpretación al
mezclarse con la realidad vivida.
Un gran viento me lo devolvió la última vez. Un
viento que derrumbó tres nogales e hizo persignarse a
mi suegra, lo indujo a llamar a la puerta de la casa.
Traía los cabellos revueltos y el cuello del gabán muy
silbido. Pero yo lo reconocí y me desplomé a sus pies.
Entonces él me cargó en sus brazos y me llevó así des
vanecida, en la tarde de viento ... Desde aquel día
no me ha vuelto a dejar.^5
El lector igual que la protagonista quedan suspen
didos en las redes del pensamiento al presentarse este
ensueño. El viento representa diferentes cosas para cada
una de las mujeres. En el tiempo cronológico representa el
derrumbamiento de los árboles que trae consigo dos resulta
dos. Para la suegra este viento le hace persignarse mien
tras que a la protagonista el viento le trae recuerdos de su
"amante" con la reflexión de la cabellera de Regina y su
amante. El cabello de su amante ahora está revuelto igual
que el de Regina cuando éste se enmarañó en los botones.
25
Ibid., p. 67.
185
La memoria de su amante enlaza más a su ser que los
nudos conyugales que ha contraído con Daniel. Los recuerdos
merecen más que la obligación matrimonial.
En el lecho, yo quedé tendida y sollozante, con el
pelo adherido a las sienes mojadas, muerta de desaliento
y de vergüenza. No traté de moverme, ni siquiera de
cubrirme. Me sentía sin valor para morir, sin valor
para vivir. Mi único anhelo era postergar el momento
de pensar.
Y fue para hundirme en esa miseria que traicioné a
mi amante.
El cambio de lealtad que la protagonista siente la
hunde aún más en la miseria del matrimonio al situarla
afuera del ámbito de la realidad matrimonial. El "amor"
que ella entabló afuera del matrimonio aunque simple y
accidentalmente ocurrido es la palanca de su vida. Ahora
todo gira alrededor de esto; las leyes civiles, obligacio
nes familiares y quehaceres cotidianos le son secundarios.
El simple hecho de unirse físicamente con su esposo trae
consigo una especie de remordimiento y culpabilidad dislo
cadas. La protagonista venera el "amorío" afuera del matri
monio y se siente traicionera a este amor cuando cumple con
sus deberes matrimoniales en su recámara semioscura.
Esta nueva lealtad la llevó hasta vuelos de fantasía
26
Ibid., p. 76.
186
mientras que compartía el lecho con su esposo.
Imaginaba hombres avanzando penosamente por carre
teras polvorientas, soldados desplegando estrategias
en llanuras cuya tierra hirviente debía requebrarles
la suela de las botas. Veía ciudades duramente casti
gadas por el implacable estío, ciudades de calles
vacías y establecimientos cerrados, como si el alma se
les hubiera escapado y no quedara de ellas sino el
esqueleto, todo alquitrán, derritiéndose al sol.27
Más adelante, al unirse físicamente se rehúsa a
entregarse totalmente a su marido a causa de la comparación.
Y en el momento en que sentía cierto extraño nudo
retorcerse en mi garganta hasta sofocarme, la lluvia
empezaba a caer. Se apoderaba entonces de mí el mismo
bienestar del primer día. Me parecía sentir el agua
resbalar dulcemente a lo largo de mis sienes afiebradas
28
y sobre mi pecho repleto de sollozos. °
Acuñada por la memoria del amorío pasado, la unión
que ahora debiera de vincularles en el matrimonio les aleja.
La mujer no-amada hace su autoconfesión para limpiar la
mancha de culpabilidad que su matrimonio le ha puesto en su
idilio y se lava del mal.
Oh, amigo adorado, ¿comprendes ahora que nunca
te engañé?
Todo fue un capricho, un inofensivo capricho de
verano. "¡Tú eres mi primer y único amante.1"29
97 28
Ibid., pp. 79-80. Ibid., p. 80.
29
Ibid.
187
Las albricias amargas del amor
no matrimonial
También el engaño y el olvido toman papeles primor
diales en el rumbo y de los dos triángulos domésticos (el
de la protagonista y el de Regina). El engaño figurado en
el matrimonio de la protagonista se aproxima a la tormen
tosa realidad de Regina al finalizarse los dos dramas
juxtaposicionados. Ambos matrimonios disuelven los proble
mas que desparsan el centro del hogar y hacen a las mujeres
no amadas buscar el amor afuera del matrimonio.
El amor pasional y real y
el amor imaginado
Los problemas de las dos mujeres terminan según el
compás que han vivido. Regina termina sus últimos suspiros
así como los vivió, muere apasionadamente de acción directa
y real. Hasta en la muerte le es fiel a su amante mientras
que la protagonista prosigue indecisa en sus acciones y
reflexiones. "¡Ah.1 ¡Como hacen para olvidar las mujeres
que han roto con un amante largo tiempo querido e incorpo-
30
rado a la trama ardiente de sus vidas J"
La protagonista titubea ante los recuerdos que su
30
Ibid., pp. 86-87.
188
amor le lega.
Mi amor estaba allí, agazapado detrás de las cosas;
todo alrededor mío estaba saturado de mi sentimiento,
todo me hacía tropezar contra un recuerdo. El bosque,
porque durante años pasí allí mi melancolía y mi ilu
sión; el estanque porque, desde su borde, divisé, un
día, a mi amigo, mientras me bañaba; el fuego en la
chimenea, porque en el surgía para mí, cada noche, su
imagen.
Y no podía mirarme al espejo, porque mi cuerpo me
recordaba sus caricias. 3- L
Regina toma acción directa cuando su "amorío" pasa
por la fase final que la unión real brinda a todos los
amores. La duda, el olvido, e incertidumbre que existen en
los oscuros rincones olvidados del corazón de todos los
¡
Jamantes hacen su tardía aparición y cobran su peaje mere
cido y constante.
Regina se pega un tiro en la frente en casa de su
amante, quitándose así su posesión más grande— la vida. La
vida, que sin su amante deja de ser vida, se fulmina en su
nido de amor. Ella es fiel a su amante hasta el último
momento.
Me acerco. Regina tiene los ojos entornados y
respira con dificultad. Como para acariciarla, toco
su mano descarnada. Me arrepiento casi en seguida de
mi ademán porque, a este leve contacto, ella revuelca
la cabeza de un lado a otro de la almohada emitiendo
31Ibid., p. 87.
189
un largo quejido. Se incorpora de pronto, pero recae
pesadamente y se desata, entonces, en un llanto deses
perado. Llama a su amante, le grita palabras de una
desgarradora ternura. Lo insulta, lo amenaza y lo
vuelve a llamar. Suplica que la dejen morir, suplica
que la hagan vivir para poder verlo, suplica que no lo
dejen entrar mientras ella tenga olor a éter y a
sangre. Y vuelve a prorrumpir en llanto.^
Su femeninidad la guía hasta el último suspiro
puesto que quiere estar como fue en la vida. Desea morir a
causa de la desunión inminente pero en los últimos instan
tes desea presentarse así como fue— toda una mujer, sin
oler a éter y sangre. Quiere dejar una bella última imagen
para no perjudicar su sagrada relación y la posición sig
nificante en el corazón de su amante.
La crisis interna de la protagonista aunque no
cobra resultados fatales como la de Regina es más intensa
en que al desengranarse su sueño ella recibe mortíferos
golpes espirituales. Una muere físicamente mientras que
la otra muere espiritualmente. La protagonista empieza a
perecer espiritualmente también con la semilla de duda im
plantada en su mente por Daniel. Esta duda la conduce a
esclarecer la incertidumbre que amortaja el dulce secreto
de su vida.
33Ibid., p. 99.
190
¿Pude haberla concebido sólo en sueños? ... ¿Y mi
sombrero de paja? ¿Dónde lo perdí entonces?
Sin embargo, ¡Dios mío.' ¿Es posible que un amante
no despliegue los labios, ni una vez en toda una larga
noche? Tan solo en los sueños los seres se mueven
silenciosos como fantasmas.^3
El único testigo "innegable" igual que la niebla
también le presta aún más el sentido de incertidumbre a la
existencia del amante.
Andrés, el jovencito y único testigo de la apari
ción y existencia de su amante, muere así como la esperanza
de comprobar el tercer ángulo de su triángulo doméstico.
También aquí le es imposible de comprobar la verdad acerca
de su amante.
Se le busca, en efecto, y se extrae, dos días des
pués, su cadáver amoratado; llenas de frías burbujas
de plata las cavidades de los ojos, roídos los labios
que la muerte tornó indefensos contra el agua y el
tiempo.
Ante su padre que se postró sin un gemido, yo me
atreví a tocarlo y a llamarlo.
O A
Y ahora, ¿ahora cómo voy a vivir7°^
El jovencito duende al morir se lleva consigo la
llave a la incertidumbre que ahora tormenta a la protago
nista. Con la muerte se pierden las palabras que los labios
roídos podrían haber murmurado si hubieran visto el fantas
mal amante. El tedio y la incertidumbre ahora llevan a la
^Ibid. , p. 83.
34
Ibid., pp. 84-85.
191
protagonista a niveles de masoquismo y matices de auto-
destrucción a causa de la magna pérdida y la inevitable
insignificancia de la vida sin su "amante y pasado" soñado.
¡Si pudiera enfermarme de verdad.' Con todas mis
fuerzas anhelo que una fiebre o algún dolor muy fuerte
vengan a interponerse algunos días entre mi duda y
yo. 35
Ni la constante actividad le borra las memorias de
su amor, aventura, y tormento. El amor que ella ha creado
para sí deja su huella inborrable, una herida y cicatriz
indelebles.
— ¿Cuánto, cuánto tiempo necesitaré para que todos
estos reflejos se borren, sean reemplazados por otros
reflejos?
A veces, cuando llego a distraerme unos minutos,
siento, de repente, que voy a recordar. La sola idea
del dolor por venir me aprieta el corazón. Y junto
mis fuerzas para resistir su embestida pero el dolor
llega, y me muerde, y entonces grito, grito despacio
para que nadie oiga. Soy una enferma avergonzada de
su mal.
¡Oh, noJ ¡Yo no puedo olvidar.' . . .
Y si llegara a olvidar, ¿cómo haría entonces para
vivir?
Bien sé ahora, que los seres, las cosas, los días,
no me son soportables sino vistos a través del estado
de vida que me crea mi pasión.
Mi amante es para mí más qute un amor, es mi razón
de ser, mi ayer, mi hoy, mi mañana.36
La mujer no amada comprende mejor la necesidad del
35
Ibid., pp. 85-86.
36
Ibid., p. 88.
192
amor y sus memorias placenteras. La posible muerte que
acompaña al sacrificio del amor, el olvido, ahora la com
para y contrasta con Regina.
Regina supo del dolor cuya quemadura no se puede
soportar; del dolor dentro del cual no se aguarda el
momento infalible del olvido, porque, de pronto, no es
posible mirarlo frente a frente, un día más.
Comprendo, comprendo y sin embargo, no llego a
conmoverme. ¡Egoísta, egoísta.1 me digo, pero algo en
mí rechaza el improperio. En realidad no me siento
culpable de no conmoverme. ¿No soy yo, acaso, más
miserable que Regina?"^
La comparación brinda el contraste y éste su propia
conclusión inevitable a la vida o existencia solitaria que
aunque sea más cronológicamente es menos que la vida breve
repleta de felicidad. La finada Regina "vive" más en su
breve vida pasional y real que la protagonista doliente.
Tras el gesto de Regina, hay un sentimiento in
tenso, toda una vida de pasión. Tan solo un recuerdo
mantiene mi vida, un recuerdo cuya llama debo alimentar
día a día para que no se apague. Un recuerdo tan vago
y tan lejano, que me parece casi una ficción. La des
gracia de Regina: una llaga consecuencia de un amor,
de un verdadero amor, de ese amor hecho de años, de
cartas, de caricias, de rencores, de lágrimas, de en
gaños. Por primera vez me digo que soy desdichada, ^
que he sido siempre, horrible y totalmente desdichada.
La comparación y soledad llevan a la "doliente" a
revivir la minúscula reflexión de sus verdaderos deseos
^Ibid. , p. 92.
*30
Ibid., pp. 92-93.
193
y trata de encender las cenizas de sus sueños. La prota
gonista sigue la comparación hasta el punto de la muerte.
Y siento, de pronto, que odio a Regina, que en
vidio su dolor, su trágica aventura y hasta su posible
muerte. Me acometen furiosos deseos de acercarme y
sacudirla duramente, preguntándole de qué se queja,
¡ella, que lo ha tenido todo] Amor, vértigo y aban
dono. ^
La envidia y deseo de haber sido amada a lo máximo
la llevan a contemplar instantáneamente el suicidio pero
hasta este intento le es frustrado por su falta de acción
directa y su esposo que cree salvarla. Este hecho la sacude
hacia la realidad— es salvada para seguir viviendo la muerte
de los vivos.
Aturdida, levanto la cabeza. Entreveo la cara
roja y marchita de un extraño. Luego, me aparto vio
lentamente, porque reconozco a mi marido. Hace años
que lo miraba sin verlo. ¡Qué viejo lo encuentro, de
pronto.' ¿Es posible que sea yo la compañera de este
hombre maduro? Recuerdo, sin embargo, que éramos de
la misma edad, cuando nos casamos.
Ella ve ante sí, lo que el tiempo fielmente graba
en el cuerpo de su esposo y se entera de que ni ella ha
sido perdonada por el padre tiempo. Esta madurez se mani
fiesta en sus nuevos pensamientos.
39
Ibid., p. 100.
40
Ibid., p. 101.
194
El suicidio de una mujer casi vieja, qué cosa
repugnante e inútil. ¿Mi vida no es acaso ya el co
mienzo de la muerte? Morir para rehuir ¿qué nuevas
decepciones? ¿Qué nuevos dolores? Hace algunos años
hubiera sido, tal vez, razonable destruir, en un solo
impulso de rebeldía, todas las fuerzas en mi acumula
das, para no verlas consumirse, inactivas. Pero un
destino implacable me ha robado hasta el derecho de
buscar la muerte, me ha ido acorralando lentamente,
insensiblemente a una vejez sin fervores, sin recuer
dos ... sin pasado.^
Al coger el brazo de su esposo, la protagonista
decide buscar la felicidad dentro de las pequeñeces signi
ficantes de la vida conyugal cotidiana y así reanudando los
lazos matrimoniales. La protagonista aparenta esclarecer
juna etapa significante de su vida que había sido ofuscada
por los sueños y ensueños que como la niebla habían dis-
torcionado, escondido, y transformado en su vida para darle
sabor e importancia a la triste existencia que había
conocido hasta la llegada de su aventura incomprobable.
El tema de la mujer no amada y la búsqueda incesante
del amor presenta en la obra las dos posibilidades que
existen en los dos medios de acción. El directo, repre
sentado por Regina, trae consigo acción y reacción explo
siva y pasionante; viviendo momentos claves, recuerdos
41
Ibid., pp. 101-102.
195
felices igual que las angustias, tormentas, y los sacrifi
cios del amor. La acción indirecta y pasiva representada
por la protagonista también tiene sus altibajos. En esta
se manifiesta el amor en forma de sueños y ensueños creando
a la vez una realidad irreal para combatir la realidad de
la soledad en la vida.
La aparencia y realidad de ambas acciones y vidas
es de mayor interés puesto que los dos medios de actuar
tienen su mérito. La vida sin amor sigue su triste camino
pero sigue. La vida con amor vive como una llama que arde
y se extingue. Existen entonces dos posibles niveles de
interpretación de la felicidad dentro de la vida. Estas
dos posibilidades son analizadas más a fondo en el próximo
capítulo— la conclusión de este análisis.
CAPITULO VI
LA PERSPECTIVA TEMPORAL DEL AMOR,
LA SOLEDAD, Y LA MUERTE
Crítica y comentarios
Esta obra breve, "Las islas nuevas," de María Luisa
Bombal no ha recibido el acogimiento ni las alabanzas como
sus otros cuentos o novelas pero sí merece más que lo que
se le ha otorgado hasta hoy día. A criterio de este in
vestigador y este estudio esta obra sintetiza la filosofía
de María Luisa Bombal acerca del amor, la soledad, y la
muerte. Esta obra, igual que "El árbol," también incluido
en la tercera edición de La última niebla, cabe bajo los
preceptos y clasificación del realismo-mágico. Básicamente
lo que transcurre en la elaboración de la trama es la
transformación de la vida diaria. Transformando la reali
dad diaria en algo irreal se desrealiza a la vez el tiempo
y el espacio, así proporcionando una conclusión ilógica
dentro de la realidad concebida pero lógica dentro del
196
197
cuadro del cuento. La técnica consiste en desrealizar la
realidad para exhibir una fantasía realística o una reali
dad fantástica y conseguidamente otra dimensión a la reali
dad exotérica.
En este cuento que sirve de conclusión en esta
tesis, la autora de él varía la trama un poco de sus otros
cuentos y novelas. Por lo general la acción se fija alre
dedor de una mujer no amada y su constante esfuerzo para
enfrentarse a su triste estado y orientación inevitable.
La elaboración de la trama en este cuento varía moderada
mente al presentar a un hombre castigado en la entreteja-
dura del elemento temporal, el amor y la vida y muerte de
dos mujeres incomparables pero significantes en su vida.
Resumen de la trama
Juan Manuel, abogado viudo y padre de un hijo, va
de cacería a una estancia sobrenatural donde abundan un
sinfín de misterios de la vida y su origen. Al estar en la
estancia se enamora y se interesa en Yolanda, una mujer
misteriosa que está en estado de evolución y quien ha vivido
desde los principios de la formación del mundo y la vida.
Esta mujer eterna le hace huir de la estancia y lo induce
198
a meditar sobre el sentido del amor y la vida al contemplar
y compararla con los recuerdos suspendidos de su esposa
finada a joven edad que logra permanecer joven en las imá
genes grabadas en la mente de quienes la conocieron.
Lo fantástico vivificado y la realidad
fantástica en "Las islas nuevas"
El misterio del ambiente y los personajes que habi
tan la región de "Las idlas nuevas" aparentan ser natural
al principio pero ambos cambian con el transcurrir del
tiempo y el hilvaneo de la trama lógicamente absurda.
El amor y el elemento temporal en la vida se mani
fiestan desde el principio de la obra. Yolanda y su pre
ocupación por el corazón sacan a luz esto en las primeras
líneas del cuento.
A cada vez Yolanda encendía la luz, que titubeaba,
resistía un momento y se apagaba de nuevo. Cuando su
hermano entró en el cuarto, al amanecer, la encontró
recostada sobre el hombro izquierdo, respirando con
dificultad y gimiendo.
— ¡Yolanda.' ¡ Yolanda l
El llamado la incorporó en el lecho. Para poder
mirar a Federico separó y echó sobre la espalda la
oscura cabellera.
— Yolanda, ¿soñabas?
— Oh sí, sueños horribles.
199
— ¿Por duermes siempre sobre el corazón?
Es malo.
La cacería de Federico/ hermano de Yolanda, y Juan
Manuel lleva a éste a la dimensión de la distorción del
tiempo y ambiente. Esta aventura le brinda la decelaración
con otra perspectiva de la vida, sus misterios y otra
dimensión de la realidad cotidiana del tiempo y vida en
Yolanda y la aceleración del elemento temporal con las islas
nuevas al seguir la narración y el diálogo.
— Ya lo sé. ¿Qué hora es? ¿Adonde vas tan tem
prano y con este viento?
— A las lagunas. Parece que hay otra isla nueva.
Ya van cuatro. De "La Figura" han venido a verlas.
Tendremos gente. Quería avisarte.2
En la breve narración y diálogo que introducen el
fondo y los personajes aparecen además los elementos de la
transfiguración del elemento temporal. Con la aceleración
de las faces de desarrollo de las islas nuevas y la suspen
sión del añejamiento de Yolanda se presenta un contraste
fantástico que subraya y da énfasis a la importancia del
amor y los momentos felices que una vida es capaz de
‘ ''María Luisa Bombal, "El árbol" y "Las islas nue
vas, " La última niebla (Tercera ed.; Santiago de Chile:
Editorial Nascimiento, 1962), pp. 129-130.
^Ibid., p. 130.
200
obsequiar a quienes son dignos de lanzarse en busca de la
dichosa meta. Esta juxtaposición del elemento temporal
hace hincapié en la importancia de él mismo en el contraste.
El padre tiempo deja su indeleble huella en todos y porque
cada quien lo vive a la manera que le es más propicia.
Solamente Yolanda trata de mantenerse afuera de las garras
del elemento temporal al dormir, y suprimir el corazón y
al no amar.
Yolanda cierra de nuevo los ojos y delicadamente,
con infinitas precauciones, se recuesta en las almoha
das, sobre el hombro izquierdo, sobre el corazón; se
ahoga, suspira y vuelve a caer en inquietos sueños.
Sueños de lo que, mañana a mañana, se desprende pálida,
extenuada, como si se hubiera batido la noche entera
O
con el insomnio.
Hasta la flora de la región es como Yolanda, al no
ser tocada por las manos humanas le es posible conservar
con su belleza sin marchitarse por el roce termal.
Entre el follaje de los arbustos se yerguen blan
cas flores que parecen endurecidas por la helada.
Juan Manuel alarga la mano.
— No hay que tocarlas— le advierte Silvestre— ;
se ponen amarillas. Son las camelias que cultiva
Yolanda— agrega sonriendo— . "Esa sonrisa humilde
¡qué mal le sienta!," piensa malévolo Juan Manuel.
Apenas deja su aire altanero se ve que es viejo.4
^Ibid., p. 131.
4
Ibid., p. 132.
201
La distorción del elemento temporal se aumenta aún
más con la misteriosa y atractiva aparencia física de
Yolanda que llama la atención masculina.
Es muy alta y extraordinariamente delgada. Juan Manuel
la sigue con la mirada, mientras silenciosa y rápida
enciende las primeras lámparas. Es igual que su nom
bre: pálida, aguda, y un poco salvaje— piensa de
pronto. Pero ¿qué tiene de extraño? ¡Ya comprendo.1 —
reflexiona— mientras ella se desliza hacia la puerta
y desaparece: unos pies demasiado pequeños. Es raro
que pueda sostener un cuerpo tan largo sobre esos pies
tan pequeños.5
Esta aparencia extraña y única despierta la llama
de interés en Juan Manuel para con Yolanda y le lleva a la
autointerrogación sobre sus verdaderos pensamientos.
¿Y Yolanda? ¿Por qué no preside la cena ya que la
mujer de Federico está en Buenos Aires? ¡Qué extraña
silueta.' ¿Fea? ¿Bonita? Liviana, eso sí, muy liviana.
Y esa mirada oscura y brillante, ese algo agresivo,
huidizo ... ¿A quién, a que se parece?5
El elemento del misterioso temporal es aún aumen
tado por la conversación de Juan Manuel con Silvestre, éste
en el estado de embriaguez confiesa sus más íntimos senti
mientos al desnudar su alma en su lamento amoroso. Este
pobre anciano también ha caído en las redes de la atracción
de Yolanda. Silvestre aunque borracho tal vez pueda
5 Ib id., p. 133. 6 Ib id. , pp. 133-134.
202
distorcionar la realidad, pero lleva consigo la prueba
concreta de sus viejas relaciones con su "novia.1 1
Una letra alta y trémula corre como humo, desbor
dando casi las cuartillas amarillentas y manoseadas.
"Silvestre: No puedo casarme con usted. Lo he pensado
mucho, créame. No es posible, no es posible. Y sin
embargo, le quiero, Silvestre, le quiero y sufro. Pero
no puedo. Olvídeme. En balde me pregunto qué podría
salvarme. Un hijo tal vez, un hijo que pesara dulce
mente dentro de mí siempre; ¡pero siempre.' ¡No verlo
jamás crecido, despegado de mí.1 ¡Yo apoyada siempre
en esa pequeña vida, retenida siempre por esa presen
cia.' Lloro, Silvestre, lloro; y no puedo explicarle
nada más. — Yolanda.
El misterio de la aparente edad de Silvestre y la
juventud física de Yolanda confunden aún más al interesado
Juan Manuel.
— No comprendo— balbucea Juan Manuel, preso de un
súbito malestar.
— Yo hace treinta años que trato de comprender.
La quería. Tú no sabes cuánto la quería. Ya nadie
quiere así, Juan Manuel ... Una noche, dos semanas
antes de que hubiéramos de casarnos, me mandó esta
carta. En seguida me negó toda explicación y jamás
conseguí verla a solas. Yo dejaba pasar el tiempo.
"Esto se arreglará," me decía. Y así se ma ha ido
pasando la vida .. .
— ¿Era la madre de Yolanda, don Silvestre? ¿Se
llamaba Yolanda, también?
— ¿Cómo? Hablo de Yolanda. No hay más que una.
De Yolanda que me ha rechazado de nuevo esta noche.
Esta noche, cuando la vi, me dije: tal vez ahora que
han pasado tantos años. Yolanda quiera, al fin, darme
una explicación. Pero se fue, como siempre. Parece
7
Ibid., pp. 135-136.
203
que Federico trata también de hablarle, a veces, de
todo esto. Y ella se echa a temblar, y huye, huye
siempre.
El elemento del añejamiento temporal tratado en el
desarrollo de los personajes se explica en una descripción
clave del ambiente y los elementos no humanos que se llevan
a cabo a la vez que se desarrolla la conversación.
Desde hace unos segundos el sordo rumor de un tren
ha despuntado en el horizonte. Y Juan Manuel lo oye
insistir a la par que el malestar que se agita en su
corazón.
— ¿Yolanda fue su novia, don Silvestre?
— Sí. Yolanda fue mi novia, mi novia ...
Juan Manuel considera fríamente los gestos desorde
nados de Silvestre, sus mejillas congestionadas, su
pesado cuerpo de sesentón mal conservado. ¡Don Sil
vestre, el viejo amigo de su padre, novio de Yolanda.'
— Entonces, ¿ella no es una niña, don Silvestre?
Silvestre ríe estúpidamente.
El tren allá en un punto fijo del horizonte, parece
que se empeñara en rodar y rodar un rumor estéril.^
Siguen las dos acciones temporales de los viejos
amantes hasta unificarse con la clave de la suspensión del
tiempo con la sofocación del palpitar así como el corazón
de Yolanda.
"¡Importa acaso la edad cuando se es tan prodi
giosamente joven.' "
— ... ella por consiguiente debía tener ...
La frase se corta en un resuello. Y de nuevo
renace en Juan Manuel la absurda ansiedad que lo
^Ibid., p. 136. 9Ibid., p. 137.
204
mantiene atento a la confidencia que aquel hombre medio
ebrio deshilvana desatinadamente. ¡Y ese tren a. lo
lejos, como un movimiento en suspenso, como una ame
naza que no se cumple.' Es seguramente la palpitación
sofocada y continua de ese tren lo que lo enerva asi.
Maquinalmente, como quien busca una salida, se acerca
la ventana, la abre, y se inclina sobre la noche. Los
faros del expreso que jadea y jadea allá en el hori
zonte rasgan con dos haces de luz la inmensa llanura.
— ¡Maldito trenj ¡Cuándo pasará!— resonga fuerte.
Esta clave da luz al misterio de Yolanda. Ella que
por su gusto ha vivido sin amor através de una infinidad
incomprensible. Yolanda por sí misma escoje la lenta sole
dad aunque ardan en ella deseos maternales frustrados. Se
decide a no amar, así conservando el palpitar del corazón
al no amar y al dormir sobre él para limitar su hiperactivi-
dad perjuiciosa. Consecuentemente, Yolanda así como el
tren, se mantiene suspendida a través del tiempo igual que
el tren al cruzar la pampa sola, oscura y triste. Sin las
palpitaciones agitadas por el amor le es posible conservar
el corazón y la vida. Vive más temporalmente pero en reali
dad existe sin disfrutar de las delicias y amarguras del
amor.
Solamente en los sueños, cuando no es ama de sus
acciones, se atreve a experimentar levemente con el amor.
^Ibid., p. 138.
205
En el cielo, una sola estrella, inmóvil; una es
trella pesada y roja que parece lista a descolgarse y
hundirse en el espacio infinito. Juan Manuel se apoya
a su lado contra la tranquera y junto con ella se asoma
a la pampa sumida en la mortecina luz saturnal. Habla.
¿Qué le dice? Le dice al oído las frases del destino.
Y ahora la toma en sus brazos. Y ahora dos brazos que
la estrechan por la cintura tiemblan y esbozan una
caricia nueva. ¡Va a tocarle el hombro derecho.' ¡Se
lo va a tocar.' Y ella se debate, lucha, se agarra al
alambrado para resistir mejor. Y se despierta afe
rrada a las sábanas, ahogada en sollozos y suspiros.
Yolanda sale de su sueño y de nuevo se encuentra
acorralada por los símbolos del añejamiento y el tren, igual
que el hombro izquierdo símbolos de la suspensión y decele
ración del tiempo.
Durante un largo rato se mantiene erguida en las
almohadas, con el oído atento. Y ahora la casa tiembla,
el espejo oscila levemente, y una camelia marchita se
desprende por la corola y cae sobre la alfombra con el
ruido blando y pasado con que caería un fruto maduro.
Yolanda espera que el tren haya pasado y que se
haya cerrado su estela de estrépito para volverse a
dormir, recostada sobre el hombro izquierdo.^
Los elementos de la suspensión del elemento tempo
ral solamente se comparan con las descripciones del ambiente
misterioso con su flora y fauna sobrenatural y exótica que
introducen más elementos fantásticos. Lo que empieza en
forma real paso a paso se va convirtiendo en una realidad
fantástica.
1;LIbid. , pp. 139-140. 12Ibid., p. 140.
206
¡Maldito viento.' De nuevo ha emprendido su galope
aventurero por la pampa. Pero esta mañana los caza
dores no están de humor para contemporizar con él.
Echan los botes al agua, dispuestos al abordaje de las
islas nuevas que allá, en el horizonte, sobrenadan
defendidas por un cerco vivo de pájaros y espuma.
Desembarcan orgullosos, la carabina al hombro; pero
una atmosfera ponzoñosa los obliga a detenerse casi
en seguida para enjugarse la frente. Pausa breve, y
luego avanzan pisando, atónitos, hierbas viscosas y una
tierra caliente y movediza. Avanzan tambaleándose
entre espirales de gaviotas que suben y bajan graz
nando. Azotado en el pecho por el filo de un ala,
Juan Manuel vacila. Sus compañeros lo sostienen por
los brazos y lo arrastran detrás de ellos.
Y avanzan aún, aplastando, bajo las botas, frené
ticos pescados de plata que el agua abandonó sobre el
limo. Más allá tropiezan con una flora extraña: son
matojos de coral sobre los que se precipitan ávidos.
Largamente luchan por arrancarlos de cuajo, luchan
hasta que sus manos sangran.
Las gaviotas los encierran en espirales cada vez
más apretadas. Las nubes corren muy bajas desmadejando
una hilera vertiginosa de sombras. Un vaho a cada
instante más denso brota del suelo.
Todo hierve, se agita, tiembla. Los cazadores
tratan en vano de mirar, de respirar. Descorazonados
y medrosos, huyen.
La aparición de las misteriosas islas nuevas, el
viento y el "cerco vivo de pájaros y espuma" son definidos
más adelante cuando Billy, el hijo de Juan Manuel y Elsa,
describe en una carta la definición de unas palabras nuevas
que ha aprendido en un libro de geografía. Al tratar de
impresionar a su padre aclara los siguientes misterios.
13Ibid., pp. 140-142.
207
Aerolito; Nombre dado a masas minerales que caen
de las profundidades del espacio celeste a la super
ficie de la tierra. Los aerolitos son fragmentos
planetarios que circulan por el espacio y que ...
¡Ay.' murmura Juan Manuel, y sintiéndose tambalear
se arranca de la explicación, emerge de la explicación
deslumbrado y cegado como si hubieran agitado ante sus
ojos una cantidad de pequeños soles.
Huracán: Viento violento e impetuoso hecho de
varios vientos opuestos que forman torbellinos.
¡Este niñoj— rezonga Juan Manuel. Y se sienta
transido de frío, mientras grandes ruidos le azotan
el cerebro como colazos de una ola que vuelve y se
revuelve batiendo su flanco poderoso y helado contra
él.
Halo: Cerco luminoso que rodea a veces la luna.
Una ligera neblina se interpone de pronto entre
Juan Manuel y la palabra anterior, una neblina azul
que flota y lo envuelve blandamente. ¡Halo.'— mur
mura— , ¡halo.1 Y algo así como una inmensa ternura
empieza a infiltrarse en todo su ser con la seguridad,
con la suavidad de un gas. ¡Yolanda! ¡Si pudiera
verla, hablarla. ' ^
El aerolito se asemeja a las islas nuevas en que
ambos salen de las profundidades, éstas de las honduras
acuáticas abismales y aquél de las profundidades celestia
les. El huracán es parecido al viento que golpea la pampa
durante el día de la aparición de las cuatro islas nuevas.
El halo de la geografía es representado por la
defensa de las islas nuevas, el "cerco vivo de pájaros y
espuma."
14Ibid., p. 153.
208
Durante este acontecimiento sobrenatural de la apa
rición de las islas nuevas con su flora y fauna exótica
también se desarrolla aún más el desenvolimiento del mis
terio de Yolanda y su corazón. Cuando Juan Manuel es
azotado en el pecho por el filo de una gaviota se presenta
otra huella del extenso laberinto de misterio que se des
cubre aún más al regresar los cazadores a la hacienda.
Yolanda se incorpora, sus pupilas se apagan de
golpe. Y al pasar le clava rápidamente esas pupilas
de una negrura sin transparencia, y le roza el pecho
con su manga de tul, como con un ala. Y la imagen
afluye por fin al recuerdo de Juan Manuel, igual que
una burbuja a flor de agua.
— Ya sé a qué se parece usted. Se parece a una
gaviota.
Un gritito ronco, extraño, Yolanda se desploma
largo a largo y sin ruido sobre la alfombra. Reina un
momento de estupor, de inacción; luego todos se preci
pitan para levantarla, desmayada. Ahora la transportan
sobre el sofá, la acomodan en los cojines, piden agua.
¿Qué ha dicho? ¿Qué le ha dicho?
El leve roce con la manga de tul le despierta
psíquicamente a Juan Manuel la imagen del golpe en el pecho
por el filo de un ala. Las mangas de tul y los pequeños
pies de Yolanda son los símbolos táctiles que le hacen mur
murar sus inocentes pensamientos. Pensamientos que son
confirmados primeramente auditivamente por el gritito ronco
~*~^Ibid., p. 145.
2Ó9
y extraño y más adelante por la revelación visual culminante
al contemplar la belleza desnuda de Yolanda.
Llega a la tranquera, cruza el parque, luego el
jardín con sus macizos de camelias; desempaña con su
mano enguantada el vidrio de cierta ventana y abre a
la altura de sus ojos dos estrellas, como en los cuen
tos.
Yolanda está desnuda y de pie en el baño, absorta
en la contemplación de su hombro derecho.
En su hombro derecho crece y se descuelga un poco
hacia la espalda algo liviano y blando. Un ala. 0 más
bien un comienzo de ala. 0 mejor dicho un muñón de
ala. Un pequeño miembro atrofiado que ahora ella palpa
j cuidadosamente, cómo con recelo.
El resto del cuerpo es tal cual el se lo había
imaginado. Orgulloso, estrecho, blanco.^
La visión del muñón de ala desconcierta a Juan
Manuel y le espanta hacia sus moradas conocidas sin miste
rios inexplicables y él igual que Yolanda huye de la "reali
dad" que le rodea.
Una alucinación. Debo haber sido víctima de una
alucinación. La caminata, la neblina, el cansancio y
ese estado ansioso en que vivo desde hace días me han
hecho ver lo que no existe ... piensa Juan Manuel
mientras rueda enloquecido por los caminos agarrado
al volante de su coche. ¡Si volviera¿Pero cómo
explicar su brusca partida? ¿Y cómo explicar su
regreso si lograra explicar su huida? No pensar, no
pensar hasta Buenos Aires. ¡Es lo mejor. '
La mujer de quien se ha enamorado es un ser que en
realidad aparenta estar en el estado de metamorfosis. El
1 £
Ibid., p. 160. ^7Ibid., pp. 160-161.
210
muñón de ala atrofiada igual que los pies son diminutivos
puesto que van disminuyendo a causa de la falta de uso.
La razón por la cual ha podido existir por tanto tiempo
radica en el "hecho" de que al no amar y al sofocar las
palpitaciones del corazón conserva su existencia terrestre.
Los sueños también son indicios de longevidad puesto que
aquí se manifiestan otros elementos de otro mundo primitivo.
Yolanda relata un sueño en que describe su temor a la muerte
y sus pasos recorridos anteriormente donde también la flora,
igual que ella, está en estado de evolución.
— Gracias— repite. Y fijando delante de ella unas
pupilas sonámbulas explica: ¡Oh, era terrible.' Estaba
en un lugar atroz. En un parque al que a menudo bajo
en mis sueños. Un parque. Plantas gigantes. Heléchos
altos y abiertos como árboles. Y un silencio ... no
sé como explicarlo ... un silencio verde como el del
cloroformo. Un silencio desde el fondo del cual se
aproxima un ronco zumbido que crece y se acerca. La
muerte, es la muerte. Y entonces trato de huir, de
despertar. Porque si no despertara, si me alcanzara la
muerte en ese parque, tal vez me vería condenada a que
darme allí para siempre, ¿no cree Ud.?
Juan Manuel no contesta temeroso de romper aquella
intimidad con el sonido de su voz. Yolanda respira
hondo y continúa:
— Dicen que durante el sueño volvemos a los sitios
donde hemos vivido antes de la existencia que estamos
viviendo ahora. Yo suelo también volver a cierta casa
criolla. Un cuarto, un patio, un cuarto y otro patio
con una fuente en el centro. Voy y ... 18
1 f í
Ibid., pp. 155-156.
211
Yolanda temerosa de morir en un sueño, reflexión
de su pasado, se acerca a Juan Manuel para asirse al pre
sente y salir del pasado que el sueño le recuerda y que
ella ha podido controlar aunque se encuentre deseosa de
amar, ser amada, y dar a luz un brote de su ser. Pero al
ceder un poco a la tentación rehúsa traspasar los límites
autopuestos para su dilema.
¡Yolanda.' Avidamente la estrecha contra sí. Pero
ella entonces grita, un gritito ronco, extraño y le
sujeta los brazos. El lucha enredándose entre los
largos cabellos perfumados y ásperos. Lucha hasta que
logra asirla por la nuca y tumbarla brutalmente hacia
atrás.
Jadeante, ella revuelca la cabeza de un lado a otro
y llora. Llora mientras Juan Manuel la besa en la
boca, mientras le acaricia un seno pequeño y duro como
las camelias que ella cultiva. ¡Tantas lágrimas.'
¡Cómo se escurren por sus mejillas, apresuradas y
silenciosasJ ¡Tantas lágrimasJ Ahora corren por la
almohada intactas, como ardientes perlas hechas de
agua hasta el hueco de su ruda mano de varón crispada
bajo el cuello sometido.
Desembriagado, avergonzado casi, Juan Manuel relaja
la violencia de su abrazo.
— ¿Me odia, Yolanda?
Ella permanece muda, inerte.
— Yolanda. ¿Quiere que me vaya?
Ella cierra los ojos. "Váyase," murmura."^
La vida también le representa la muerte. El amor
tan deseado es rechazado por Yolanda a causa de las conse
cuencias que pueden acelerar la inevitable muerte que hasta
19
Ibid., p. lol.
212
entonces había quedado sofocada como el palpitar del cora
zón y como se observa en el sonido del tren solitario en la
llanura.
La tragedia de la muerte viva o vida extensa soli
taria es contrastada por la vida de Elsa, la viuda de Juan
Manuel, y finada madre de Billy. Ella aunque muriera
durante la flor de su vida matrimonial cumple con todos sus
deseos femeninos y que al contrastar su vida cronológica
con la de Yolanda, es muy obvio que se realizan más hechos
importantes en una vida breve. Elsa es parecida a las
cuatro islas nuevas que viven su vida completa en un día,
ella vive una vida de madre y esposa en cuatro años comple
tos en los que realiza sus empeños igual que las islas.
Las islas nuevas han desaparecido.
Echan los botes al agua. Juan Manuel empuja el
suyo con una decisión bien determinada. Bordea las
viejas islas sin dejarse tentar como sus compañeros por
la vida que alienta en ellas; esa vida hecha de chas
quidos de alas y de juncos, de arrullos y pequeños
gritos, y de ese leve temblor de flores de limo que se
despliegan sudorosas. Explorador minucioso, se pierde
a lo lejos y rema de izquierda a derecha, tratando de
encontrar el lugar exacto donde tan sólo ayer asomaban
cuatro islas nuevas. ¿Adonde estaba la primera? Aquí.
No, allí. No, aquí, más bien. Se inclina sobre el
agua para buscarla, convencido sin embargo de que su
mirada no logrará jamás seguirla en su caída vertigi
nosa hacia abajo, seguirla hasta la profundidad oscura
donde se halla confundida nuevamente con el fondo de
fango y de algas.
213
En el círculo de un remolino, algo sobreflota, algo
blando, incoloro: es una medusa. Juan Manuel se apre
sura a recogerla en su pañuelo, que ata luego por las
cuatro puntas.20
Estas islas que se asemejan al elemento temporal de
la vida de Elsa también vinculan a las dos mujeres en la
vida de Juan Manuel. Eslabonan a ambas con las semejanzas
que existen para con ellas. La característica de la acele
ración temporal es obvia mientras que a la vez existen
semejanzas entre la flora y fauna de las islas nuevas y la
pesadilla del pasado de Yolanda en que se destaca la des
cripción del principio del mundo en el ambiente y en el de
la flora y fauna en estado de evolución. El énfasis del
elemento temporal primordial y aumentado por la reflexión
invertida de la vida breve y completa de la finada esposa
de Juan Manuel muestra pequeñeces grandes.
Hoy hace, por consiguiente, cinco años que murió
su mujer. ¡Cinco años ya.' Se llamaba Elsa. Nunca
pudo él acostumbrarse a que tuviera un nombre tan
lindo. "... ¡Y te llamas Elsa ... J"— solía decirle
en la mitad de un abrazo, como si aquello fuera un
milagro más milagroso que su belleza rubia y su son
risa plácida. ¡ElsaJ ¡La perfección de sus rasgos!
¡Su tez transparente detrás de la que corrían las
venas finas pinceladas azulesJ
¡Tantos años de amor.' Y luego aquella enfermedad
fulminante. Juan Manuel se resiste a pensar en la
20
Ibid., p. 147.
214
noche en que, cubriéndose la cara con las manos para
que él no la besara, Elsa gemía: "No quiero que me
veas así, tan fea ... ni aún después de muerta. Me
taparás la cara con orquídeas. Tienes que prome
terme ... "
No, Juan Manuel no quiere volver a pensar en todo
aquello. Desgarrado, tira la carta sobre el velador
sin leer más adelante.21
Los gemidos de Elsa convertidos en suplicio final
manifiestan el amor que ella tiene para con su cónyuge.
Ella enterada de lo que su belleza ha sido para ambos pre
fiere dejar una imagen joven y bella en vez de extender la
vida temporalmente y añadirle recuerdos contrarios a los
que ambos han conocido hasta entonces. Su breve vida
matrimonial concluye con la repentina y mortífera enferme
dad pero en esa pausa matrimonial aunque es breve está
saturada de felicidad y recuerdos genuinos y de buena ín
dole. El elemento temporal se asoma de nuevo en lo más
íntimo del ser femenino y en el deseo de suspender el tiempo
con la belleza y juventud. Deseando mantener los gratos
recuerdos pide un favor con matices de vanidad femenina y
sofocamiento del elemento temporal. La promesa hecha a
Elsa para conservar la memoria de su belleza y juventud se
sigue como un rito anual al cual acuden todos, incluso la
21Ibid., pp. 148-149.
215
madre, al sitio de su eterno descanso.
Fuera empieza a lloviznar nuevamente. El agua
rebota en las estrechas callejuelas de asfalto. Pero
aquí todo parece lejano: la lluvia, la ciudad, y las
obligaciones que la aguardan en su casa. Y ahora ella
suspira nuevamente y se acerca al cajón más nuevo,
más chico, y deposita las orquídeas a la altura de la
cara del muerto. Las deposita sobre la cara de Elsa.
"Pobre Juan Manuel"— piensa.^2
Sigue la madre de Juan Manuel haciéndose interro
gaciones lógicas pero incontestables.
Mira fijamente el cajón deseosa de traspasarlo con
la mirada para saber, ver, comprobar ... ¡Cinco años
ya que murió.' Era tan frágil. Puede que el anillo de
oro liso haya rodado ya de entre sus frívolos dedos
desmigajados hasta el hueco de su pecho hecho cenizas.
Puede, sí. Pero ¿ha muerto? No. Ha vencido a pesar
de todo. Nunca se muere enteramente. Esa es la ver
dad. El niño moreno y fuerte continuador de la raza,
ese nieto que es ahora su única razón de vivir, mira
con los ojos azules y cándidos de Elsa.^
La muerte, el final inevitable de todos, tiene otro
corolario en la vida breve y completa de Elsa. Aún no se
le puede declarar enteramente muerta puesto que aunque ya
se haya convertido en cenizas rápidamente todavía perduran
los recuerdos vivos de ella y Billy, la extensión y retoño
de su ser. Solamente las cosas insignificantes o no alle
gadas al corazón mueren totalmente. Como el caso del
^Ibid., pp. 150-151. ^ Ibid., p. 151.
216
regalo de Billy:
— ¡Billy/ te traigo un regalo.'
Billy tiende instantáneamente una mano cándida.
Y apremiado por ese ademán Juan Manuel sabe, de pronto,
que no ha mentido. Sí, le trae un regalo. Busca en
su bolsillo. Extrae un pañuelo atado por las cuatro
puntas y lo entrega a su hijo. Billy desata los nudos,
extiende el pañuelo y, como no encuentra nada, mira
fijamente a su padre, esperando confiado úna explica
ción.
— Era una especie de flor, Billy, una medusa mag
nífica, te lo juro. La pesqué en la laguna para ti ...
Y ha desaparecido ...
El niño reflexiona un minuto y luego grita triun
fante :
— No, no ha desaparecido; es que se ha deshecho,
papá, se ha deshecho. Porque las medusas son agua,
nada más que agua. Lo aprendí en la geografía nueva
que me regalaste.
Fuera, la lluvia se estrella violentamente contra
las anchas hojas de la palmera que encoge sus ramas de
charol entre los muros del estrecho jardín.
— Tienes razón, Billy. Se ha deshecho.
— ... Pero las medusas son del mar, papá. ¿Hay
medusas en las lagunas?
— No sé, hijo.2^
La medusa, el regalo de difícil clasificación bio
lógica (puesto que tiene características de flora y fauna),
también hace su misteriosa desaparición para aumentar la
importancia del elemento temporal. Ella igual que Elsa y
las islas nuevas hace su misteriosa partida dejando tras sí
una red de incontestables preguntas que se aumentan en el
panorama total de la vida y sus misterios.
24
Ibid., pp. 162-163.
217
Había pues algo más cruel, más estúpido que la
muerte. El que creía que la muerte era el misterio
final, el sufrimiento último.
¡La muerte, ese detenerse.'
Mientras el envejecía, Elsa permanecía eternamente
joven, detenida en los treinta y tres años en que
desertó de esta vida. Y vendría también el día en que
Billy sería mayor que su madre, sabría más del mundo
que lo que supo su madre.
¡La mano de Elsa hecha cenizas, y sus gestos per
durando, sin embargo, en sus cartas, en el sweater
que le tejiera; y perdurando en retratos hasta el iris
cristalino de sus ojos ahora vaciadosJ25
Los recuerdos y la imagen final son de primordial
importancia en el análisis y panorama total al considerarse
el cumplimiento de las dimensiones del amor y la inverosi
militud de la muerte. Elsa con su breve vida y repentina
muerte logra más que la eterna Yolanda.
Elsa anulada, detenida en un punto fijo y viviendo,
sin embargo, en el recuerdo, moviéndose junto con ellos
en la vida cotidiana, como si continuara madurando su
espíritu y pudiera reaccionar ante cosas que ignoró y
que ignora.
Sin embargo, Juan Manuel sabe ahora que hay algo
más cruel, más incomprensible que todos esos pequeños
corolarios de la muerte. Conoce un misterio nuevo,
un sufrimiento hecho de malestar y de estupor.
Ambas mujeres logran romper ciertas dimensiones del
elemento temporal a su manera. Elsa se queda suspendida
con la muerte y los recuerdos vivos de su felicidad matri
monial mientras que al otro extremo Yolanda detiene el
2~^Ibid. , p. 165. 26Ibid., p. 166.
218
elemento temporal al existir sin disfrutar de las dimen
siones importantes que el amor tal vez pueda presentarle.
Una vive una vida completa y muere mientras que la otra
vive una muerte y sigue su vida. La vida, nuestra máxima
posesión, presenta de nuevo al elemento temporal que apa
renta ser lo máximo y que es en realidad objeto de inter
pretación.
Todo elemento vivo trae consigo el elemento de
intriga y misterio y Juan Manuel lo confirma al leer la
geografía de Billy.
"... Historia de la tierra ... La fase estelar de
la tierra ... La vida en la era primaria ..."
Y ahora lee ... "Cuán bello sería este paisaje
silencioso en el cual los licopodios y equisetos gigan
tes erguían sus tallos a tanta altura, y los heléchos
extendían en el aire húmedo sus verdes frondas ..."
¿Qué paisaje es éste? ¡No es posible que lo haya
visto antes.' ¿Por qué entra entonces en él como en
algo conocido? Da vuelta la hoja y lee al azar, "Con
todo, en ocasión del carbonífero es cuando los insectos
vuelan en gran número por entre la densa vegetación
arborescente de la época. En el carbonífero superior
había insectos con tres pares de alas. Los más nota
bles de los insectos de la época eran unos muy grandes,
semejantes a nuestras libélulas actuales, aún cuando
mucho mayores, pues alcanzaban una longitud de sesenta
y cinco centímetros la envergadura de sus alas ..."
Yolanda, los sueños de Yolanda ... el horroroso y
dulce secreto de su hombro. ¡Tal vez aquí estaba la
explicación del misterio.' ^
^ Ibid. , pp. 166-167.
219
Los licopodios, equisetos, y heléchos igual que las
libélulas son parecidas a la flora y la fauna descritas en
los sueños de Yolanda, también ellos podrían haber estado
en estado de evolución cuando fueron revisitados por ella
en los sueños.
Las ya conocidas claves presentadas a Juan Manuel
son como el interés que él tiene para con Yolanda. Ambos
atraen y repelen a causa de su laberinto de indescifrables
misterios.
Pero Juan Manuel no se siente capaz de remontar
los intrincados corredores de la naturaleza hasta aquel
origen. Teme confundir las pistas, perder las huellas,
caer en algún pozo oscuro y sin salida para su entendi
miento. Y abandonando una vez más a Yolanda, cierra
el libro, apaga la luz, y se va. °
El temor y falta de interés de Juan Manuel le per
miten conservar los misterios exóticos de la vida, sin los
cuales aumentarían el suplico de aburrimiento para quienes
tratan de conquistarlos. El amor, la soledad, y la muerte
igual que la vida se intensifican también con la presencia
de estos exóticos misterios.
Conclusión
La obra literaria de María Luisa Bombal que se
^ Ibid. , p. 167.
220
estudió en esta disertación traza repetidamente el papel del
amor, la soledad, y la muerte en la codiciada y escurridiza
felicidad. Estos temas y sus dimensiones multifacéticas
se orientan hacia la interpretación de la felicidad y los
papeles que la tragedia de lo huidizo del tiempo, la sole
dad e incomunicación y la búsqueda incesante del amor tienen
sobre ella. Cada obra literaria presenta diferentes tonos
de los temas y su relación con cada uno.
Brígida y Luis, los personajes principales, en "El
árbol," representan los resultados de un matrimonio basado
I
en los intereses propios en vez de un amor sincero y com
patible. El contraste absoluto en la edad, la inteligencia
|
y el círculo social de ambos aumentado con el implacable
paso del tiempo y la aparición del deseo maternal frustrado
llevan a la protagonista a la indagación de su conciencia
y a la separación inevitable. Esta introspección y latente
esclarecimiento se llevan a cabo al final del drama domes
tico y musical cuando les es imposible de resolver sus
abismales contrastes que les separan completamente.
María Griselda, la protagonista de "La historia de
María Griselda" presenta lo huidizo e incertidumbre del
amor igual que la aparencia y realidad de la belleza y su
221
relación para con el amor. Lo que aparenta ser un dote es
en realidad un déficit puesto que es la belleza lo que la
aisla de los seres que la rodean. La misma belleza a causa
de su perfección se convierte en defecto puesto que ninguna
hembra es digna de la comparación y ningún varón se atreve
acercarse al lado de o a estar lejos de la beldad sinpar.
La soledad absoluta reina en los corazones de los tres
matrimonios que componen este triángulo doméstico irreme
diable.
En La amortajada sobresale la tragedia del ince
sante fluir del tiempo y las dimensiones de la soledad e
incertidumbre del amor. Ana María narra los acontecimien
tos claves de su vida y subraya el hecho de que el amor y
la felicidad son tan escurridizos como la vida que prin
cipiamos y abandonamos involuntariamente. La nueva perspec
tiva que la muerte le brinda a la narradora de su muerte
viva hace hincapié en el hecho de que solamente con la
retrospección se pueden analizar las fuerzas y las cir
cunstancias de las relaciones humanas. Esta dimensión de
aclaración aparece cuando se analiza en retrospección y ya
es imposible remediar el pasado dejando al individuo sin
poder regir su destino.
222
La narradora de La última niebla y Regina, la mujer
del primo de su esposo, recalcan la necesidad del amor no
matrimonial para combatir la soledad conyugal. Ambas
mujeres combaten la soledad consumidora a su manera y cada
quien al "amar" afuera del matrimonio se abre a sí misma
para sufrir las consecuencias de su hazaña. La narradora
sufre a causa de su indecisión mientras que Regina vive a
lo máximo al realizar todos sus deseos antes de la auto-
destrucción.
Juan Manuel y las dos mujeres en su vida, Yolanda
y Elsa, de "Las islas nuevas" sacan a luz otra dimensión de
la felicidad vista através del amor, la soledad, y la
muerte. Con ellas María Luisa Bornbal nos presenta el epí
tome de su obra literaria y esta disertación. Ambas mujeres
al contrastarse presentan diferentes dimensiones e inter
pretaciones de la felicidad. Yolanda igual que la narra
dora de La última niebla prefiere vivir una vida extensa
sin mayor significado mientras que Elsa así como Regina
disfruta de lo máximo posible en relativa brevedad.
La muerte aparece con diferentes caretas para todas
las protagonistas y lleva consigo diferentes tonos de inter
pretación. Aunque siempre se le considera como el estado
223
concluyente en la vida y las relaciones humanas también
puede ser el fin de un estado o relación y el principio de
otros. Además de terminar una situación y abrir el paso a
otra posible relación, la muerte tiene el sentido que los
interpretes de ella le otorgan.
Para Brígida la muerte es el fin del drama doméstico
y el concierto musical en los cuales se cierra la acción
literaria de "El árbol." Pero mientras que es el fin de la
desunión matrimonial, este fin deja la posibilidad del cum
plimiento del deseo maternal tan codiciado por la desgra
ciada protagonista.
En "La historia de María Griselda" la muerte es
evidente en cada uno de los tres matrimonios y es más
notorio en la vida de las protagonistas. Para la protago
nista la muerte se manifiesta en forma de incomunicación
para con su esposo y los matrimonios que les rodean. La
muerte toma su verdadero sentido con Silvia quien decide
suicidarse al no poder poseer y ser ama y señora del cora
zón de su cónyuge. Se suicida y termina su muerte viva en
vez de vivir al lado de su hombre que ha desviado su cariño.
Anita representa el punto céntrico de este contraste inter-
pretivo en que ella ni se retira ni se elimina de los
224
problemas matrimoniales que la persiguen. Ella decide
vivir una vida sencilla, insignificante, y extensa aunque
su único anhelo sea cambiarla para gozar de la felicidad
posible.
Ana María, la narradora omnisciente de La amorta
jada, ofrece una nueva perspectiva sobre la muerte al
emplearla como armazón de la novela y punto de vista de la
narración. Se presenta lo que fue y aunque ahora se escla
rezca lo que se reevalúa, lo pasado es irremediable. Lo
hecho queda como historia y recuerdos de lo que podría
haber sido y no fue.
En La última niebla igual que "Las islas nuevas" la
muerte predomina en la acción. En ambas obras se hace hin
capié en el elemento temporal y sus dimensiones puesto que
se señala el hecho de que se vive más en una vida activa y
sincera a sus deseos y necesidades que en una vida acompa
sada y comprometida a las normas impuestas por elementos
externos al verdadero sentir de quien la vive.
La soledad es la palanca de acción en la vida de
las protagonistas que desfilan en la obra literaria de
María Luisa Bombal porque la mujer amada vive el amor y
después muere mientras que la mujer no amada vive su muerte
225
y la intensifica con la comparación con quienes viven
momentos de felicidad auténtica y con los cuales existen
eternidades ermitañas y ajenas a sus verdaderos sentimien
tos.
El amor se presenta en diferentes tonos y dimensio
nes para todos los que lo conocen. Es igual que su signifi
cado, indefinible a causa de sus multi-interpretaciones.
Pero sin duda alguna es como lo señala Rollo May— "La única
defensa encontra de la soledad." Todos sentimos, indivi
dualmente la soledad y así igualmente cada quien trata de
domarla a su propia manera y situación. El significado del
amor radica entonces en la interpretación de quien lo con
temple.
La felicidad vista através del amor,
la soledad, y la muerte
La felicidad igual que los otros temas es relativa
pero al emplear la técnica del contraste y la comparación
se reluce lo omnipresente en las obras literarias de María
Luisa Bombal que fueron analizadas en este estudio. La
felicidad da significado, interés, orientación, y misterio
a la vida y mientras que ésta no exista se trata de des
cubrir y conocer para hacer la existencia terrestre más
226
placentera.
Al tomar todos los temas de la obra literaria de
María Luisa Bombal en consideración se adjunta a la muerte
y el elemento temporal. Siempre se vive. Nunca se goza.
El día, la vida, la vela (símbolo fálico) quema segundos,
minutos, horas, días y vidas y la gente trata de gozar y
comprender lo inexplicable. El reloj con su tic-tac, el
corazón con su palpitar, y el limpia-parabrisas con su lema
monótono y maquinal representan lo inefable del transcurrir
del tiempo. Es un elemento que es ajeno pero dueño del ser
de quienes son domados por él. María Luisa Bombal tomando
el elemento principal de la vida, la vida, lo utiliza para
señalar la importancia de la felicidad en la vida.
"La vida no es lo que quisiéramos que fuera. 1 1 En
este estudio y análisis se presenta la irrefutable realidad
de que se vive más en una vida breve con amor que en una
vida extensa sin él. Con la felicidad en "Las islas nue
vas" María Luisa Bombal hace hincapié en este hecho al
presentar la contradicción, comparación y contraste de los
sentimientos de las protagonistas en La última niebla y la
exageración de la realidad mágica en "Las islas nuevas."
Es imposible definir con exactitud— la felicidad,
el amor, la soledad, y la muerte puesto que todos estos
227
estados tienen su interpretación y dimensión según el
intérprete. María Luisa Bombal sintetiza estos sentimien
tos en la juxtaposición y comparación y contrastes absolu
tos de "Las islas nuevas." Aquí se distorcionan todos
estos elementos y se presenta la filosofía de María Luisa
i
Bombal en que se vive más en una vida breve y feliz que en
una vida extensa y solitaria. Pero a la vez que se analizan
estas posibilidades hay que tomar en cuenta que cada quien
es capaz de interpretar la felicidad a su manera. Cada
individuo entonces es regido por el elemento temporal puesto
¡que es una fuerza externa a él, pero la felicidad es la meta
deseada y cada quien la busca con amor para combatir la
muerte viva, la soledad.
BIBLIOGRAFIA
228
BIBLIOGRAFIA
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La verdad sospechosa; Los pechos privilegiados; Ganar
amigos. México: Editorial Porrúa, S.A., 1964.
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María Luisa Bombal," Revista Iberoamericana, XVIII,
No. 35 (febrero de 1952), 63-91.
Anderson-Imbert, Enrique, y Kiddle, Lawrence B. Veinte
cuentos hispanoamericanos del siglo XX. New York:
Appleton Century-Crofts, 1956.
Bombal, María Luisa. La amortajada. Tercera edición.
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Asset Metadata
Creator
Serros, Robert
(author)
Core Title
La Felicidad Vista Atraves Del Amor, La Soledad, Y La Muerte En La Obra Literaria De Maria Luisa Bombal (Spanish Text) (Chile)
Degree
Doctor of Philosophy
Degree Program
Spanish
Publisher
University of Southern California
(original),
University of Southern California. Libraries
(digital)
Tag
Literature, Latin American,Literature, Modern,OAI-PMH Harvest
Language
English
Contributor
Digitized by ProQuest
(provenance)
Advisor
McMahon, Dorothy Elizabeth (
committee chair
), Curtis, Robert E. (
committee member
), Larue, Gerald A. (
committee member
)
Permanent Link (DOI)
https://doi.org/10.25549/usctheses-c18-558552
Unique identifier
UC11363163
Identifier
7206108.pdf (filename),usctheses-c18-558552 (legacy record id)
Legacy Identifier
7206108
Dmrecord
558552
Document Type
Dissertation
Rights
Serros, Robert
Type
texts
Source
University of Southern California
(contributing entity),
University of Southern California Dissertations and Theses
(collection)
Access Conditions
The author retains rights to his/her dissertation, thesis or other graduate work according to U.S. copyright law. Electronic access is being provided by the USC Libraries in agreement with the au...
Repository Name
University of Southern California Digital Library
Repository Location
USC Digital Library, University of Southern California, University Park Campus, Los Angeles, California 90089, USA
Tags
Literature, Latin American
Literature, Modern